Experiencia y Liderazgo

14 julio 2013 ·

A medida que se asciende por la escala jerárquica de una organización, las habilidades cualitativas –también denominadas blandas– comienzan a ser tenidas en consideración. Cuando una persona es promovida a nivel de jefatura, gerencia o dirección, es fundamental que posea aptitudes para involucrarse y tenga muy buena llegada a la gente.

Si bien el puesto ejecutivo vincula con lo formal, el hecho de detentar ese liderazgo no es suficiente. Se necesita, en realidad, ser percibido y respetado por sus pares y empleados como un buen ejemplo para emular.

Inspirar y dejar hacer

En el ayer el foco estuvo puesto fundamentalmente en los resultados, como lo es también en la actualidad. Pero poco y nada importaba el aporte desde del personal, más allá de lo específico de su tarea. De lo que se trataba era de hacer básicamente lo que establecía el jefe, por ser el depositario del conocimiento y la autoridad. Mientras tanto, los empleados permanecían calentando la silla a la espera de alguna instrucción u observación, o bien trabajando de manera muy dedicada y aplicada, con los recursos básicos disponibles.

Felizmente, este paisaje laboral no tiene hoy sentido alguno. El empleado dispone de grados de libertad responsable para hacer su tarea en los tiempos establecidos y del modo que lo considere más conveniente. La rutina y lo estructurado carecen de sentido frente al cambio acelerado, motivo por el cual el empleado debe saber aplicar dosis de creatividad e innovación. Oportunamente informará lo realizado, no necesariamente a su jefe formal, sino al resto de los integrantes del equipo sectorial o multi-departamental al que pertenece, transfiriéndose así un conocimiento de doble vía que sumará valor y nuevas mejoras para la organización, más allá de los eventuales resultados adversos que, en ese caso, se contabilizarán como aprendizaje. Así se viene gestando el lema de la organización que aprende, establecido por Toyota hace ya varios años.

Para que los empleados asuman este rol, la presencia y participación fluida e inspiradora del jefe es vital. Sin que ello implique pérdida alguna de su posición formal, el jefe es el inductor que estimula, involucra y brinda su apoyo y experiencia a lo largo del proceso. Además, festeja los aciertos logrados por su gente y se hace cargo de los resultados negativos, porque sabe que es más importante para la empresa mantener alta la motivación y el compromiso de los empleados. De ellos depende la ventaja competitiva que, en la práctica, se traduce en el reconocimiento y el respeto brindado por el mercado.

Ya no se trata del producto-servicio

Una organización debe tener hoy bien en claro que el factor del éxito no radica en la excelencia de los productos que fabrica o del servicio que brinda. ¿Por qué? Porque es lo básico y necesario que debe hacer si aspira alcanzar al target-cliente en cuestión. Se trata, nada más ni nada menos, que de la llave de ingreso al negocio.

Pero en los tiempos que corren, con ello no se logrará ser sustentable en el tiempo. Muy pronto la competencia terminará haciendo de las suyas, sea presentando propuestas me too o innovando a partir de esa idea con soluciones superadoras. Por tanto, las organizaciones necesitan imperiosamente crear valor en las tareas que realizan a diario los empleados. Para ello se necesitan dos cosas fundamentales:

a. Contar con empleados de calidad y motivados en el proyecto del cual forman parte.  

b. Disponer de un staff de líderes experimentados e inspiradores.

Ejemplos de estas organizaciones, muchas de ellas globales, están a la vista y lo vienen haciendo desde hace varias décadas. Por eso son líderes, pero fundamentalmente por la forma en cómo lo hacen.

¡El portador de Tu Marca Personal está capacitado, por experiencia y trayectoria, en constituirse en un líder referencial para su equipo, y por ello es valorado en las organizaciones!
José Podestá

 

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