Trabajo y Vida Personal

24 noviembre 2013 ·

Si uno observa en perspectiva a las organizaciones y cómo llevan adelante la jornada laboral, encontraremos básicamente tres modelos: las que se manejan como si estuvieran aún en el siglo XIX, otras a mediados del siglo XX y algunas pocas –las innovadoras y anticipadoras– en el presente siglo.

La insistente resistencia al cambio

¿Cómo se sentiría trabajando en una organización en donde sus integrantes comparten, culturalmente, la máxima “Destrúyalo S.A.”? Para su información, la empresa existe y es General Electric. En la década de los años 1990, el CEO Jack Welch –fue durante veinte años CEO, hasta el 2001– no sólo instituyó esa máxima sino que “reinventó” cuatro veces la organización, integrada por 300,000 empleados. Esta actitud anticipadora a los cambios es lo que les permite, incluso a empresas pioneras que provienen del siglo XIX [GE, Procter & Gamble, Coca-Cola, Peugeot, etc.] continuar siendo exitosas y rentables.

Para los tiempos que corren ha dejado de ser negocio mantener en vigencia los procesos y tácticas que fueron un factor del éxito, en el ayer. ¿Por qué? Porque significa que a partir de ese momento ya ingresaron en la antesala del me too, es decir, en la cofradía cada vez más grande de seguidores que hacen más de lo mismo, debilitándose mutuamente en el efecto buscado.

No es una novedad que en todos los órdenes de la vida son mayoría los que prefieren seguir al rebaño, anteponiendo a ello toda clase de razones y justificaciones; en realidad, sinrazones. Sin embargo, en los tiempos que corren todo fluye más rápido: ¡Cada vez más rápido! Entonces, si una empresa decide aferrarse a lo que le daba seguridad, es importante que se de cuenta que más que resistirse al cambio acaba de apostar por el retroceso.

“Si funciona, ya es obsoleto”

Esta es otra máxima que fue pronunciada en el siglo pasado. Es decir que si uno está atento al contexto, se podrá evitar sorpresas ingratas que al poco tiempo la realidad se encargará de mostrar y sin ningún tipo de atenuantes.

Por cierto que la responsabilidad del CEO actual es doblemente importante. No sólo por tener que llevar a buen puerto el destino de la organización, sino también por la permanencia y el desarrollo de la comunidad de empleados que son parte esencial del proyecto, la misión y la visión de la empresa.

Entonces, que aún subsistan empresas que no se gestionan con los pies en la tierra y la mirada atenta hacia el cambio, no deja de ser milagroso.

El horario y la obligación de estar en la oficina

Seguramente conocen muy bien la existencia aún abrumadora de empresas que insisten en el cumplimiento del horario; muchas de ellas son practicantes de la cultura de “la silla caliente”, metáfora que describe la permanencia del empleado sentado “obedientemente” frente a su escritorio, seguramente dedicándose a tareas muy creativas e innovadoras como ser el juego del solitario, la batalla naval y muchos más. Pero también en estas empresas se le destina un tiempo extraordinario a las reuniones frecuentes y extensas, gerentes solicitando informes y estadísticas que luego no se leen y fundamentalmente, decidiendo muy poco. Es decir, ¡Trabajan mucho, para hacer nada!

Si bien hay tareas que demandan el cumplimiento de horarios, las restantes se pueden hacer de modo flexible. Al cambiar el factor horario por el de resultados, el empleado puede llevar a cabo sus tareas con otro tipo de motivación, porque siente que está generando valor y productividad en lo suyo. Además, si la flexibilidad le permite complementar la jornada laboral con sus obligaciones personales –por ejemplo, asistir a una clase en la universidad, por la mañana–  terminará haciendo una distribución más eficaz del horario disponible para llevar adelante sus tareas laborales.

De lo que hoy se trata y espera de la empresa es “destruir” los hábitos enquistados del ayer y repensar, para cada posición, de qué manera se puede mejorar el vínculo de la tarea con la vida personal. Y tomar consciencia plena que la rutina y la estandarización, hace tiempo que son obsoletas.

¡El portador de Tu Marca Personal es un experto en el arte de gestionar el tiempo entre lo laboral-profesional y la vida de relación, lo que lo convierte en un ser más productivo, flexible y requerido por las organizaciones del hoy!
José Podestá

 

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