La Carrera en la Empresa

15 junio 2014 ·

Así como el profesional recién egresado suele estar muy motivado en hacer realidad una exitosa carrera liberal, lo mismo vale para el empleado que apuesta a su desarrollo profesional en una organización. En este caso, tal vez sean mayoría las personas que no tienen demasiadas expectativas con su primer empleo, porque consideran y con buen criterio, que deben probarse a sí mismos y sumar experiencia en el nuevo entorno.

Pro actitud responsable

También es una realidad que no todos los seres humanos, tanto en lo laboral como en lo profesional, se plantean objetivos realistas de vida. Por lo general, se asume que se está fuertemente condicionado por el entorno y muy dependiente de las escasas oportunidades de trabajo.

Quienes actúan de tal manera, lo hacen desde una actitud defensiva. Se trata, por cierto, de la postura más común, porque guarda relación directa con lo que tradicionalmente ha venido sucediendo. Ello está culturalmente tan arraigado que, por lo general, se lo acepta y reconoce automáticamente, tal como si fuese un reflejo condicionado.

Pero los seres humanos somos esencialmente individuos que no pensamos ni actuamos por igual, de allí que existan algunos que para nada aceptan “someterse” a lo establecido. Es así como a partir de la información disponible, se forman una opinión muy acabada de la oferta laboral existente y obran en consecuencia.

Más allá de lo que muchos se imaginan, las personas que con fundamento y conocimiento asumen una actitud proactiva, terminan capitalizando las mejores posibilidades de ingreso en una organización. ¿Por qué? Porque es lo que ésta hoy necesita para mantenerse competitiva y sustentable: ¡Empleados con autonomía propia, creativos, habilidosos en el puesto asignado –incluso como cadete– y capaces de sumar valor e innovación en lo suyo!

En consecuencia, la pro actitud responsable es el soporte-estructura a partir del cual el empleado, en el momento en que la adopte, le permitirá impulsar su carrera laboral-profesional.

El talento no basta

Las estadísticas señalan –y hasta suelen reiterar– que la imagen que los ciudadanos tienen de las empresas no es muy satisfactoria. Lamentablemente, el factor corrupción está latente –y a veces presente– a lo largo de la pirámide organizacional. Si bien el talento es un factor de alta valoración, también en los hechos suele revertirse en su destino, aplicándolo a hechos delictivos en general y de vaciamiento financiero en particular; al respecto, existen casos internacionales que hasta han “salpicado” áreas de gobiernos.

Cuando el talento está puesto para delinquir, la organización termina ocasionándole un gran perjuicio al resto de los empleados. Se trata del mayor riesgo al que muchas veces se expone el empleado proactivo y talentoso, para acceder al desarrollo de su carera en la empresa.

En consecuencia, el ser eficaz y eficiente, si bien es un factor clave para el éxito, no es suficiente. Se necesita, además, que la persona cuente con sólidos valores y principios éticos y morales. Tal vez porque con ellos no se logran habitualmente incrementar las ganancias de la empresa, estos atributos y cualidades no suelen tenerse muy en consideración, incluso al momento del cambio o el reemplazo del CEO.

¡El portador de Tu Marca Personal puede constituirse en una opción prioritaria para el proyecto de una empresa, pero no por ello deberá resignar sus cualidades de dignidad y honestidad, malogrando o poniendo en riesgo el alcance de su visión!
José Podestá

 

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