Durante décadas nuestros mayores hicieron el
“sacrificio”, ya sea por necesidad o convicción, de vivir para trabajar. La Generación Y –jóvenes entre 17 y 31 años–
rotó ese paradigma en ciento ochenta grados: ahora la prioridad radica en trabajar para vivir. Esta es la actitud
que vincula a los jóvenes con el trabajo y lo manifiestan a partir de cómo ven
y están dispuestos a encarar su vida.
El
nuevo rol de la empresa y el trabajo
Más allá de la existencia de empresarios y
ejecutivos que aún no se dieron cuenta de esta realidad –o especulan con
atrasarla lo máximo posible– la empresa necesita asumir un reposicionamiento
integral que va más allá del convencional aggiornamiento.
En el contexto actual la empresa ha perdido su poder
ancestral. Básicamente, por los siguientes motivos:
a. Ya no puede establecer o mantener las normativas
y los valores de un modo unilateral.
b. El empleado está informado y en estado de
“conversación”, es decir, compartiendo con sus pares experiencias y haciendo
valer sus demandas. Y por ello es también un referente.
De allí que ambos actores –empresa y empleados–
deben consensuar previamente sus requerimientos e intereses para que el
proyecto no sea meramente sustentable y redituable para la empresa, sino que
ésta los pueda concretar a partir de la propuesta
de valor que brinde a sus empleados.
Se trata, por cierto, de cuestiones inéditas en el
ámbito de la oferta laboral. La organización que aspire a seducir o captar a la
Generación Y, deberá contar con una propuesta de valor, tal como hoy los
clientes-consumidores le exigen al producto-servicio de su preferencia.
Para poder reposicionarse en el mercado laboral, la
propuesta de valor de la empresa debería contemplar factores tales como:
Proyecto; Imagen y reputación; Perfil del staff;
Ambiente laboral; Oportunidad de carrera; Compensaciones y beneficios.
A diferencia del ayer, a la empresa hoy no le basta
con ser –tener una impecable
trayectoria– sino también con parecer.
Tampoco tiene que “venderse” para poder captar a los empleados sino que son
éstos los que hablan por ella, tornándola así en creíble, “amigable” y
atractiva.
De esta forma, la organización podrá acceder a un
buen perfil de jóvenes emprendedores, siempre y cuando logre reposicionarse a
las nuevas expectativas. Caso contrario, los empleados que decidieron ser parte
del proyecto disponible, se irán retirando para poder concretar y proyectar su
Yo SA en otro ámbito o bien en su propio emprendimiento. Por tanto, de nada
servirá que la empresa recurra a la táctica de la “retención” como factor de
disuasión.
Entonces, reposicionarse demanda poner al empleado
en el centro de la organización,
disponer de un staff directivo acorde con el contexto y tener en cuenta que ya
no es la empresa la que elige a sus empleados, porque son éstos los que vienen
eligiendo en qué empresa quieren trabajar.
¡El portador de Tu Marca Personal cuenta con
el perfil y el expertise adecuados para concretar el proyecto que el mercado le
demanda a la empresa, siempre y cuando ésta sea consistente con su visión y su
propuesta de valor!
José
Podestá