Es muy común observar que en las organizaciones se
tenga en consideración a un selecto
grupo de personas, cuando de talento se trata. Muchos directivos consideran
que, de esta forma y con una “mínima inversión”, tienen solucionada la
conducción clave de la compañía. Así se lo hacía en el ayer y peligrosamente
una mayoría empresaria lo considera válido en el hoy.
La
otra realidad
En una economía global que marcha hacia la Tercera
Revolución Industrial/TRI, en donde las tecnologías, la Internet y las energías
renovables se constituyen en algunas de las infraestructuras clave, el ser
humano informado, prosumidor y cada
vez más responsable por lo social, está poniendo de relieve talentos que no se
los percibía hace escasamente cinco años.
En un entorno en donde lo único que no cambia es el
cambio –que además está acelerado– y en donde impera una sobreoferta muy
parecida de todo tipo de productos y servicios que nos podamos imaginar, lo
único que marca la diferencia es el talento humano.
En más de una oportunidad he escuchado decir a los
directivos que no estamos en condiciones de “pagar” a los talentos. Sin
embargo, son los mismos que han venido creando o manteniendo dotaciones de
personas que fueron incorporadas a partir de una escala salarial, lo más baja
posible. Esta receta hoy dista de ser válida y mucho menos inteligente, porque
ya no se trata de tener una legión de clones
o empleados promedios y mediocres para que cierren los números. Al contrario,
la realidad les señala que se necesitan cadetes, empleados, supervisores,
jefes, gerentes y directores habilidosos y creativos en lo suyo, para así poder
agregar valor a la gestión diaria y
dotar a la organización de una ventaja
competitiva de calidad.
Cuando ello está así concebido, los resultados no se
dejarán esperar. En lugar de gestionarse una organización para que cierren los números, se estará en
presencia de un plantel que no sólo expande la frontera de la facturación, sino
que trabajan para alcanzar la visión en tiempo y forma, creando las condiciones
para la formulación del nuevo ciclo o desafío organizacional.
De esta forma, la creencia vetusta de pensar que la
mano derecha del CEO es el reducido equipo de directivos talentosos –porque
posibilitan que la empresa cumpla con sus objetivos– se licúa frente a una realidad que pasó a posicionar al empleado en el centro de la organización.
¿Esto
qué significa?
Ello significa que la empresa se ha puesto a
trabajar para que sus empleados cuenten con los recursos y los límites de
libertad necesarios, para hacerla perdurable y sustentable en el tiempo. En
consecuencia, las personas son la razón
de ser de la empresa –no sus productos o servicios– y las que la convierten
en exitosa y socialmente responsable.
¡El portador de Tu Marca Personal está
capacitado para ser parte del plantel de líderes innovadores que, a diario,
suman valor en el ámbito de su gestión o desempeño: lo opuesto al ser commodity!
José
Podestá