La Imagen Depende de Uno

07 junio 2015 ·

Como individuo portador de un nombre y apellido, el ser humano tiene a su cargo la gran oportunidad de dignificar su Personal Branding a partir de dos preguntas básicas iniciales: quién soy y qué hago. Por supuesto que no todos lo saben o lo tienen en cuenta y quizás, sin medir las consecuencias de ello, ponen en riesgo su propia reputación.

El estigma del descrédito
Las compañías y sus marcas conocen muy bien el problema al que están expuestos cuando un suceso o una gestión de mala praxis los expone, negativamente, ante la opinión pública. La máxima que nos recuerda que “construir una imagen demanda mucho tiempo, pero destruirla segundos”, determina que muchas veces se adopte una actitud conservadora frente a la realidad.

También suele ocurrir que, a veces, el descrédito proviene de terceros –como por ejemplo la competencia– que adoptan una conducta o actitud de mala fe con la finalidad de instalar en el mercado y en la  sociedad una falsedad que termina impactando, negativamente, en la imagen del damnificado. Lo mismo ocurre dentro de la organización toda vez que, por razones de bajeza u otros intereses, se difama contra un empleado o ejecutivo con la finalidad de sacarlo de circulación o bien, forzándolo a que renuncie, así la empresa se evita el pago de la indemnización.
Como podemos ver, los motivos y razones que pueden impactar negativamente en la imagen son diversos, a punto tal que hasta puede llegar a estar condicionados por el nivel de creatividad de los provocadores. La situación se revierte cuando el que pone en riesgo su  imagen y reputación es la propia persona, porque en este caso le cabe una alta dosis de responsabilidad que luego le resultará difícil de justificar y recomponer.

Somos lo que hacemos
Cuando un individuo se propone hacer aquello que considera es su vocación y además siente que ello responde a un mandato interior, irá dejando detrás de su biografía una huella que lo define y caracteriza frente a sus prójimos. Este perfil de persona es muy fácil de reconocer, no sólo por lo bien que lleva a cabo su misión sino también por la pasión y la alegría que irradia hacia el exterior.

Otro rasgo que es característico de este ser es que para nada le interesa lo que los “otros” opinen de él. Es decir, que no es especulador en su accionar ni busca con ello prostituirse en pos de una posición y un salario atractivo. Lo que más le importa y moviliza es darse al prójimo, a partir de su trabajo o profesión.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta porque la huella será perdurable –como la imagen y la reputación– siempre y cuando uno tenga bien en claro “quién soy”  y qué es lo que “me corresponde” hacer en la vida.

Como habíamos mencionado al principio, estas y otras preguntas básicas son el punto de partida para los que desean ocuparse seriamente de su Personal Branding. Sin embargo, para nada funcionará cuando el móvil es pretender “vender” una imagen a la medida de aquellos que nos interesan por razones meramente económicas, especulativas y de reconocimiento social. Entonces ocurrirá que la huella se esfumará rápidamente, por carecer de significado y profundidad.
¡El portador de Tu Marca Personal no perdurará en el tiempo y vivirá en una ilusión si no está persuadido de que la imagen y la huella anidan en él, a la espera de poder manifestarse a partir de cómo se brinde e involucre con sus prójimos!
José Podestá

 

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