Satisfacción Laboral y Profesional

09 agosto 2015 ·

Así como en el ámbito de los productos y servicios observamos la gran sobreoferta existente –con el beneficio que ello tiene para nosotros, los consumidores– lo mismo está ocurriendo con las nuevas carreras de estudios a nivel terciario, universitario y de posgrado. Para los que estamos vinculados con la enseñanza, da la impresión que las instituciones educativas –tal como si fueran “empresas comerciales”– también ingresaron en la espiral de crear productos-cursos para todos los gustos y presupuestos.

Conflicto vocacional
Seguramente que nadie hoy llegaría a objetar el beneficio que tiene para los jóvenes el poder acceder a opciones de formación no tradicionales. Si bien ello no era frecuente en el ayer, seguramente que lo será de ahora en más, a raíz del avance que la tecnología y la inteligencia artificial vienen produciendo en la generación de nuevas actividades y profesiones.

Esta realidad nos indica, además, que el mundo se está encaminando a nuevos horizontes como nunca antes se dio. En tal sentido, ello no deja de ser una oportunidad que merece ser capitalizada individualmente, en función de lo que cada uno estime y sienta que tenga sentido en su vida, tanto en lo vocacional como en lo laboral y profesional.
Por supuesto que para nada dejarán de tener preferencia las profesiones tradicionales –abogacía, arquitectura, medicina, psicología, etc. Tampoco los viejos oficios de carpintero, pintor, peluquero, etc., por la sencilla razón de ser plenamente necesarios.

Sin embargo, tampoco se trata de abordar aquella actividad o estudio por el hecho de estar posicionadas como las que mejor salida laboral o profesional brindan. La realidad se viene encargando de mostrar, a legiones de seres humanos que acceden a una buena posición social, pero sin estar a gusto ni mucho menos feliz con lo que han elegido y vienen haciendo. Es así como el riesgo a una eventual enfermedad o frustración se instala a un paso de distancia.
El Personal Branding para nada es ajeno a esta realidad. Seguramente que los interesados en el tema ya habrán percibido que, de un modo frecuente, se cataloga al Personal Branding como un recurso inteligente que permite poner foco en aquello que a uno le interesa alcanzar, y poder así mejorar los ingresos provenientes del nuevo empleo, posición o profesión alcanzada.

Por supuesto que el tener un justo ingreso o una mejora en lo laboral o profesional, a partir del estilo y dedicación que se le destina al hacer, no tienen nada de malo. Incluso, hay que tener en cuenta que el Personal Branding tampoco es ajeno ni excluyente en las organizaciones sin fines de lucro. Efectivamente, también vale en aquellas actividades y profesiones que los seres humanos llevan a cabo –por sensibilidad y solidaridad hacia el prójimo– en el campo de la investigación, lo comunitario y lo social.
En consecuencia, el Personal Branding no es un fin ni un pasaporte directo para la captación de mayores ingresos, sino el recurso al que todo ser humano –consciente o no de ello– puede llegar a capitalizar por sus logros, liderazgo y compromiso puestos al servicio de sus prójimos. Seamos entonces conscientes que hacerlo para uno mismo no tiene ningún sentido, por el simple hecho de que ya somos portadores de un nombre y apellido.

En la medida que la vocación plasmada en la actividad laboral o profesional vincule con el sentido que ello tiene para el ser humano, a partir de allí éste podrá capitalizar la satisfacción por lo que haga solidariamente con los demás, más allá del beneficio salarial o de ingresos que pueda percibir por ello.
¡El portador de Tu Marca Personal es un ser que está fundamentalmente comprometido con su misión y vocación de vida, al tiempo que va disfrutando en la forma de cómo lo hace y se brinda hacia los demás!
José Podestá

 

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