Es más de una oportunidad uno puede sentir o creer que
está perdiendo el tiempo en una reunión de trabajo, porque las discusiones no
tienen nada que ver con la convocatoria. Pero si luego se pretende generalizar
esta realidad, nos estaremos equivocando, porque gracias al diálogo y el
disenso uno puede darse cuenta que no
es el depositario de la verdad. Las personas autoritarias, autosuficientes y
enfermas de poder, suelen caer en tremendos errores, para desgracia de los
ciudadanos o subordinados.
Objetivos
claros
El ejemplo de la reunión improductiva e ineficaz
–que lamentablemente es frecuente– tiene como único responsable al que la
convoca y lidera. Si no sabe establecer y hacer respetar las reglas básicas de
la convocatoria, es normal que luego coseche críticas y malestar.
Lo opuesto ocurre cuando se respeta el temario, los
mecanismos de participación y el tiempo de finalización. En este caso las
reuniones pasan a ser verdaderos “disparadores” de ideas, soluciones y mejoras.
El sentido de toda esta introducción tiene como
destinatario a los que se interesan o están trabajando en su Personal Branding,
cualquiera sea el ámbito de su actividad o profesión. Desde la puesta en marcha
del proyecto personal, el titular deberá ir transitando su camino mediante negociaciones
que le permita ir logrando una sumatoria de consensos,
es decir, de sucesivas articulaciones entre lo que dice la táctica de su
Personal Branding y los opuestos que irá encontrando sobre la marcha.
Cuando el interesado ha desarrollado o está
aplicando su plan de carrera en el ámbito organizacional, deberá saber que
muchas veces su timing no
necesariamente es el de la empresa en cuestión. Entonces, en lugar de caer en
los extremos –fuertes discusiones o pérdida de la motivación– deberá estar
preparado para saber adaptarse y lograr los ajustes necesarios, sin necesidad
de sacrificar los objetivos del plan.
Una vez más, todo ello se logrará mediante una
sólida negociación y la neutralización de los eventuales “no”, vía un consenso
inteligente.
Qué
nos dice la realidad
En el ámbito laboral uno puede asumir dos roles
alternativos:
- Ser un empleado en relación de dependencia.
- Ser un calificado prestador de servicios, en relación de dependencia.
Mientras que en el primer caso deambulan la mayoría
de los empleados y ejecutivos que básicamente “trabajan” en pos de un sueldo,
en el segundo caso están los “otros” que hacen lo mismo pero brindando un valor agregado en sus tareas. ¿Esto qué
significa? Que en este caso la mente de la persona no se encuentra en un estado
de dependencia o sumisión, sino que actitudinalmente está posicionada en el rol
de ser él su propio empresario-jefe, es decir: ¡Yo SA!
Como se han de imaginar, en este último caso el
grado de exposición del desarrollador de su Personal Branding es vital. ¿Por
qué? Porque al tener en claro su visión
–que además incluye la fecha de llegada a la meta propuesta– sabe que lo suyo
importa y mucho para el logro de su vocación
y el compromiso hacia sus prójimos.
En caso que el interesado del Personal Branding se
oriente hacia la actividad profesional e independiente, muy poco se diferenciará
de aquellos que están focalizados en la carrera ejecutiva-empresarial. En todos
los casos, la negociación y el consenso serán parte de las habilidades que deberán aplicar a lo
largo de sus respectivas biografías.
¡El portador de Tu Marca Personal es un
negociador nato, tanto en el ámbito de sus relaciones como en su mundo interior,
porque sabe bien que allí están latentes sus “fantasmas-demonios” con los
cuales deberá también negociar, para persuadirlos y seguir conviviendo con
ellos!
José
Podestá