Para la gran mayoría de los que se informan acerca
del sentido y el alcance del Personal Branding, es muy probable que no lleguen a
tener en claro de qué se trata o bien lo perciban como algo “mágico” que no
conviene desperdiciar.
No
somos una marca ni una cosa
Cuando a partir de la década de los años 1960 las
empresas comenzaron a darse cuenta que muy pronto el volumen de producción iba
camino a superar el nivel de la demanda, comenzaron a prestarle mayor atención
al marketing, especialmente en lo estratégico y táctico. Ya no se trataba de
seguir fabricando objetos y mercancías a espaldas del cliente, sino a partir de
sus motivaciones y la capacidad de compra. Caso contrario, se exponían a sumar
una serie de fracasos comerciales y financieros, con el riesgo implícito de
acortar el ciclo de vida sustentable de la empresa en el mercado.
El marketing aplicado no sólo permitió evitar o
minimizar las situaciones de riesgo, sino también en llegar a ser una solución
inteligente, tanto para la optimización del beneficio como del sólido
posicionamiento de los negocios amparados en la fortaleza de sus marcas.
Con el advenimiento de la globalización, la
posterior revolución del e-commerce y el poder creciente en manos del
cliente-consumidor, dejaron de tener vigencia las clásicas reglas de oro del
marketing. Sin embargo, ello no significó su “muerte”. Al contrario, las nuevas
herramientas disponibles permitieron el reposicionamiento y la consolidación
del marketing frente a un contexto de mayor sofisticación, fragmentación y
sobreoferta de productos y servicios.
Las “bondades” genéricas del marketing, gracias a la
creatividad e inteligencia aplicada de sus desarrolladores, ha sido luego
tenida muy en cuenta para su extensión y aplicación en el ámbito de las
personas. Más concretamente, en todos aquellos que sienten la necesidad de
lograr y alcanzar un mayor reconocimiento y visibilidad en el trabajo o
profesión que llevan a cabo. Para otros, la urgencia los impulsa aplicar el
marketing como una herramienta alternativa para la búsqueda de un nuevo empleo
o de mejora de la imagen personal.
El
problema está vigente
Si bien somos portadores de un nombre y apellido que
con el tiempo puede llegar a devenir en la “marca” que nos identifique en el
contexto de iguales hoy vigente, ello no significa que las técnicas del
marketing se puedan replicar de igual forma. ¿Por qué? Porque lo que funciona
muy bien para un objeto, cosa o mercancía, no garantiza en absoluto que se lo
pueda extender o aplicar literalmente en el ser humano. Lo nuestro tiene otro
sentido y razón de ser en la vida de cada persona-individuo, que va más allá
del mundo de los productos-servicios-marcas de los cuales “nos servimos” para
cubrir nuestras necesidades primarias y los deseos secundarios.
Sin embargo, un grupo de “expertos” comenzó a
difundir hacia fines de la década de 1990 que el Personal Branding era un
recurso viable y fundamental. La bibliografía que comenzó a circular pretendía
justificar tal oportunidad, especialmente para los que aspiraban ser los
portadores y referentes de tal promesa.
Cada uno de ustedes seguramente tiene “in mente” el
nombre y apellido de aquellas personas que han sido o son referentes actuales
en distintos ámbitos o especialidades. Pero también saben –o lo intuyen
acertadamente– que ello no lo hicieron aplicando las técnicas del marketing,
sino todo lo contrario: Son lo que son por haber sido perseverantes en la misión y con la vocación que mayor sentido tiene en sus vidas.
El
resultado final
A partir de la impronta y el estilo que caracteriza
a las personas que se destacan del entorno en donde trabajan y hacen lo suyo,
pasan a ser individuos “originales” que irradian una percepción-imagen favorable
y de interés en los “otros”; excluimos, por supuesto, a todos aquellos que
logran lo mismo pero a partir de aquellas actividades que están reñidas con la
ética y el bien común.
Tal originalidad hace que sean vistos como personas
admiradas, respetadas y valoradas por el sentido y la “pasión” que emana de su
trabajo o profesión. Es decir que son portadores de una “marca” que, a su vez,
se constituye en la “huella” que van dejando a través de su existencia, como un
legado-tributo que ofrendan a sus prójimos.
¡El portador de Tu Marca Personal es un
individuo que partió haciendo aquello por el cual vino a la vida, sin
priorizarlo en su propio beneficio ni teniendo como objetivo los réditos del
marketing de los objetos ni de las cosas!
José
Podestá