Empleabilidad Privada, Social o Pública

26 febrero 2017 ·

Todos sabemos que existen distintas opciones u oportunidades para generar un ingreso que le permita a uno llevar adelante su misión y vocación en la vida. Si nos concentramos en el trabajo en relación de dependencia, la oferta básicamente se da en el sector privado, social-comunitario y público.

Cada una de estas alternativas tiene lo suyo, motivo por el cual no tiene mucho sentido destacar la preeminencia de alguna de ellas sobre la otra. En cambio sí importa para el proyecto personal, para no terminar errando en la elección o llegar a “sucumbir” ante el nivel de remuneración que muchas veces se ofrece para “tentar” algún interés particular.

Así como es de suma importancia en el Personal Branding partir del proyecto laboral-profesional centrado en la vocación, lo mismo vale para todos aquellos que desean u optan “ganarse la vida” a través de un trabajo-empleo en relación de dependencia Al respeto, cuando en mi caso personal decidí que iba a ser “estratégico” el poder desempeñarme en compañías globales, establecí desde el vamos en qué tipo de industria no me interesaba trabajar: básicamente, aquellas genéricamente vinculadas con el dinero, el alcohol y el tabaco. Si bien en determinados momentos algunas de estas industrias que valoraban mi perfil me hicieron llegar sus intenciones, ni la paga como así tampoco las excelentes propuestas de contratación lograron modificar mi posición.

No pretendo aquí ponerme como ejemplo en lo que acabo de relatar. Simplemente lo menciono porque en la vida suele ocurrir que en algún momento inesperado uno pueda llegar a ser “tentado” con algún ofrecimiento súper atractivo. En la medida que ello no se interponga con la misión y la vocación personal, estará en cada uno ejercer su libertad de elección. Ahora bien, si uno se “tienta” y cede a ese tipo de propuesta, pero en su interior siente que con ello está malogrando el objetivo de su vida, puede llegar a ocurrir dos cosas:

- Que desista y retorne al proyecto personal.

- Que se enferme, debido a la resistencia que comienza a darse a nivel inconsciente.

Tampoco el nivel de salario debiera hacernos perder el norte. Seguramente que ustedes conocen personas que lo han hecho y que no a todos les ha ido demasiado bien con el cambio. Recuerdo el caso de un experimentado jugador de fútbol que, por su trayectoria y habilidad en el campo de juego, fue contratado en China con un salario “envidiable”, fuera de lo común. Sin embargo, a los tres meses ya estaba “arrepentido” y comenzó a sentirse anímicamente mal porque no podía “adaptarse” al entorno ni a la cultura.

Tres opciones de valor

Se trate del ámbito privado, social-comunitario o público, la oportunidad y la capitalización de la decisión siempre será una consecuencia del obrar de la persona. ¿Por qué? Porque a diferencia del ayer –cuando las organizaciones detentaban el poder y establecían rigurosamente las reglas del juego– en el hoy la realidad es totalmente distinta; se espera que la persona aporte valor en lo que sabe hacer y que, además, esté motivada para ser parte de un equipo heterogéneo que sume los mejores resultados a las soluciones esperadas.

No haré mención alguna acerca del rol característico de la organización privada, porque considero que es la más conocida por ustedes. Por tanto me concentraré en las otras dos restantes.

- Acerca del área pública, muchos tienen una percepción que la vincula con lo meramente burocrático, rutinario e improductivo. Más aún, hasta lo relacionan con entornos estéticamente lúgubres y deprimentes. Sin embargo ya no es tan así, no sólo porque los tiempos han cambiado, sino porque las nuevas generaciones consideran al entorno público como una alternativa muy válida para su proyecto personal.

- Respecto a lo social-comunitario, quizás es la que mayor futuro presenta. Cada vez más surgen ONG´s que se concentran en la solución de problemáticas que, por distintos motivos, no son atendidas desde la función pública. Aquí también es interesante ver el compromiso que vienen asumiendo las nuevas generaciones, motivadas por un impulso que instale al prójimo en el centro de la gestión; así como viene creciendo la presencia de “emprendedores” en el ámbito de los negocios, también se da en todos aquellos que sienten que lo suyo transita por lo social.

Personal Branding ampliado

 En la medida que cada uno canalice su vocación en aquella actividad-trabajo con eje en su misión, estará en condiciones de construir y desarrollar en el tiempo su Personal Branding Pero cuidado, porque la “marca” no parte del tipo de organización ni del puesto-cargo en cuestión, sino del estilo-compromiso y valor que cada persona pone diariamente en lo suyo.

Esa marca es la que luego terminará acompañando a la persona toda vez que decida partir hacia un nuevo desafío, tal como si fueran hitos sucesivos que va plasmando en pos de su proyecto y misión.

¡El portador de Tu Marca Personal está “en función de” aquel entorno y actividad que supo elegir para plasmar su vocación, para poder desde allí aportar lo mejor para beneficio de sus prójimos y de la sociedad!

José Podestá

La Empatía Multiplica

19 febrero 2017 ·

La mayoría de nosotros seguramente hemos escuchado, en más de una oportunidad, que el hombre es un ser social. También sabemos –o nos imaginamos– que aquél que desea vivir en soledad en una isla, termina autolimitándose como persona y por lo tanto se empobrece.

También es un dato de la realidad que la gran mayoría sueña, desea o aspira alcanzar en la vida un nivel social y económico superlativo. Por supuesto que en ello no hay nada de malo, salvo que por tal motivación la persona en cuestión termine centrando sus ingresos como “la” prioridad. ¿Qué nos dice la investigación al respecto? Que una vez superado el nivel básico de comodidad y seguridad, los aumentos posteriores de riqueza y de consumo impactan cada vez menos en la sensación de felicidad, hasta que llega un punto en donde ésta empieza a retroceder y la persona se siente cada vez menos feliz.

Como reflexión de lo mencionado vale entonces hacerse las siguientes preguntas:

- ¿Para eso vine al mundo?

- ¿Tiene sentido dejar como legado una imagen de Personal Branding centrada en lo material?

Otro dato de la realidad nos anticipa que los materialistas tienden más a la posesividad y menos a la generosidad y la confianza, no sólo por dinero. También les cuesta más refrenar sus impulsos y suelen ser más agresivos con sus prójimos.

A pesar de ello, la acumulación de riqueza se ha convertido en una ambición aspiracional que luego se torna en un lastre para esas personas “afortunadas”, y el consumo se ha transformado en una adicción. El resultado de ello es que las posesiones acaban poseyendo a quien las posee; algo parecido es la dependencia “exitosa” que ha conquistado el celular sobre el ser humano, “atrapándole” la mano y condicionando su vida en torno de él.

Lo tóxico en acción

Sin darnos cuenta el sistema económico vigente y el materialismo que lo sostiene ha venido despojando al individuo del principal impulso que motiva a la especie: nuestra naturaleza empática.

Los estudios actuales, con el aporte de biólogos y neurocientíficos, señalan que la naturaleza del ser humano –que desde los griegos nos recuerdan el imperativo social– no es como se nos ha dicho durante siglos. En los inicios de la Edad Moderna, los filósofos de la ilustración caracterizaron la naturaleza humana de racional, egoísta, materialista, utilitaria –hoy diríamos, “tóxica”– e impulsada por la necesidad de la autonomía, atributos que nos predisponen a acumular posesiones y aislarnos de los demás. Sin embargo, otros estudios recientes demuestran todo lo contrario: ¡El ser humano es la especie social que existe y anhela la compañía y la inclusión social! Lo que luego ocurre, lamentablemente, es que esta predisposición es anulada, en gran parte, por la cultura imperante.

En consecuencia, debemos saberlo y estar preparados para que dichos “impulsos” no nos aparten de nuestra misión y vocación en la vida. ¿En qué medida? Básicamente teniendo en cuenta que:

- La sociedad actual ya no se divide únicamente en función de “lo mío y lo tuyo”.

- El valor de las personas no está determinado por lo que poseen, sino por sus habilidades, talentos y empatía.

El otro valor

Sentir empatía es alentar al otro a florecer y a expresar todo su potencial durante su misión en la Tierra. ¿Esto qué significa? Es reconocer que la vida del otro –mi prójimo– es tan única e irrepetible como la mía y que la vida es imperfecta, frágil y difícil, tanto para nosotros como para el ciervo en el bosque.

En la medida que la practiquemos, la empatía se puede expandir horizontalmente con la misma rapidez de las redes globales. Si estamos atentos a las nuevas generaciones, vamos a comenzar a percibir que, de un modo intuitivo, los jóvenes “vienen” más predispuestos para hacer viable la expansión del impulso empático en una civilización que ya se está despegando de las “reglas de oro” que sustentó el capitalismo en los últimos siglos, como ser:

- Que la propiedad es la medida del ser humano y representa a los productos y servicios como si éstos fueran esenciales para la creación de la “identidad” de una persona en el mundo.

- Que la propiedad es una “extensión de la personalidad”, cuando en realidad lo que hizo fue orientar a cada generación hacia la posesión de más bienes.

Para aquellos que aplican o replican los principios del marketing en la gestación de un Personal Branding sólido y exitoso, se lo deberán replantear porque incluso hoy tampoco “funcionan” las reglas de oro que ayer garantizaban el lanzamiento y posicionamiento de los productos y servicios.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe que necesita cada vez más interactuar y “colaborar” con sus prójimos, haciendo de la empatía su mejor aliado!

José Podestá

Cambio de Reglas y Precariedad

12 febrero 2017 ·

Así como en el ayer era considerado “normal” el poder acceder a un empleo una vez finalizado los estudios secundarios, terciarios o universitarios, hoy ya no lo es. El mundo, la sociedad y las organizaciones han dejado de ser lo que fueron. No necesariamente por un impulso de evolución y mejora, sino por el resquebrajamiento estructural de sus principios en donde el cortoplacismo y las carencias éticas y morales vienen haciendo lo suyo.

Precarios somos casi todos

Cuando uno se informa de la existencia de una oferta laboral precaria, ésta se define e identifica con la carencia de las prestaciones y condiciones básicas formales de contratación, como ser:

- Salario inferior a la tarea asignada.

- Informalidad en materia de aportes previsionales y asignaciones familiares.

-  Horario mayor al establecido.

- Mayor carga laboral de la prevista; generalmente tiene que ver con el “hacer” o el “cubrir” las tareas de otros puestos vacantes, sin el correspondiente plus salarial.

Otro dato no menor del precariado actual es que incluye a personas de todas las clases sociales. Tal como lo manifestaba el sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, “todos nosotros o al menos el noventa y nueve por ciento, somos ahora precarios”.

Lo son también quienes están en situación de desempleo, los que temen que sus trabajos no sobrevivan a la segunda ronda de recortes o “reestructuraciones”, lo son los universitarios que buscan en vano un trabajo acorde con sus destrezas y ambiciones, los empleados que tiemblan ante la idea de perder sus hogares y los ahorros de toda la vida en el próximo colapso bursátil o de gestión corrupta de su gobierno, y los infinitos “otros” que tienen sobradas razones para no confiar en la seguridad del lugar que ocupan en la sociedad.

Cada vez más ciudadanos toman consciencia que en nuestra era de tecnología “disfrazada” de democracia, los liberales traicionan a un ser humano cada vez que lo tratan en términos de fuerza de trabajo, como unidad estadística o simplemente como parte de una mayoría del electorado. Las administraciones “populistas”, por su parte, dicen ocuparse de la clase media y fundamentalmente de los pobres y marginados, pero luego los datos que sobrevienen cuando llegan al final de su gobierno, muestran la profundización del precariado en contraposición a los delitos de corrupción incurridos por aquellos que decían “trabajar” para los más pobres.

No necesariamente todo esto significa un exacerbado aumento de la hipocresía y del individualismo en los funcionarios, políticos, empresarios, comerciantes y de la sociedad en su conjunto, porque ello existió siempre y acompañó al ser humano en su devenir. Hoy se evidencia así porque, además, existe un agotamiento del sistema económico que ha puesto todas sus fichas en “fogonear” el consumismo a raíz de la desmedida sobreoferta de productos y servicios existente.

Entonces, qué hacemos

No se trata simplemente de tomar las calles como una forma de protesta –en realidad de huida– a lo que no les gustaría seguir haciendo, sin tener en claro lo que “hay que hacer”, pero con la esperanza de encontrar una sociedad “alternativa”.

Así como el clásico modelo organizacional y empresario está agotado –de allí las permanentes reestructuraciones y “expulsiones” de trabajadores– existen un sin fin de nuevas oportunidades laborales y profesionales derivadas de la visión y creatividad que las nuevas generaciones están imprimiendo en sus propios emprendimientos, no sólo comerciales sino también sociales. Por supuesto que ello demanda un mayor esfuerzo y dedicación que el trabajo en la oficina, pero se trata de un nuevo impulso que sí está más en línea con los tiempos actuales.

Cada vez son más los que se animan al “hazlo tu mismo”, partiendo de un comportamiento en el cual no está ausente la nueva responsabilidad moral y social que incluye, además, a sus prójimos.  Estos nuevos emprendedores –futuros portadores del Personal Branding– son conscientes de encontrarse en un mundo equivocado, que ha perdido el norte. De allí que se “concentran” por hacer algo distinto y superlativo, que los aleje del modelo que cada vez más lo sienten como algo “tóxico”, que no les pertenece y ni tiene cabida en su nueva concepción del mundo.

Si bien algunas personas piensan o “sueñan” en la posibilidad de una “isla” para salirse del sistema, no es el caso del cambio de reglas que se viene perfilando, a partir de la solución que están llevando a cabo los nuevos “constructores” que aspiran a una sociedad más justa y equitativa para todos. De allí que tampoco están centrados en el cortoplacismo característico del presente modelo agotado. ¿Por qué? Porque no hace al sentido de sus convicciones ni del compromiso asumido.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe que tiene una misión de vida que cumplir, que lo predispone e incentiva para que lo suyo tenga el valor y el sentido esperado por la sociedad!

José Podestá

El Sentido de Autoridad

05 febrero 2017 ·

Seguramente que no es del agrado de la mayoría el tener que ser dependiente de un supervisor, jefe, gerente o director, especialmente cuando éste no tiene el hnow-how esperado, carece de las condiciones naturales de liderazgo o lo que es peor, de ambas cosas en forma simultánea.

Pero también es cierto que no todos podemos llegar a ser jefes, por la sencilla razón que se necesita de las personas para que las cosas se hagan y sucedan. Esta relación asimétrica nos lleva, entonces, al concepto de autoridad.

La autoridad ha experimentado en el devenir de los tiempos de una cierta restricción. Desde el principio se la ha interpretado como coacción e imposición, así como sumisión a esa coacción e imposición. Pero cuando se refiere a las personas, remite a dos requisitos indispensables:

- Que una de ellas se encuentre en una posición más avanzada que la otra.

- Que esta última tenga el deseo, afán, impulso, disposición e intención de seguir al más avanzado para capitalizar los logros de aquél para su propia superación.

Dupla eficaz

Cuando en una organización el subordinado tiene la posibilidad de reportar a una persona que, más allá de su autoridad, es modelo-ejemplo de aprendizaje y emulación, no deja de ser un hecho muy auspicioso por todas las consecuencias que se derivan de ello: mejora en la productividad, en el clima laboral, en el disenso, en el aporte de ideas, etc.

En este caso no sólo se beneficia el subordinado, sino también el portador de la autoridad. ¿En qué sentido? Paulatinamente se va también “enriqueciendo” de los “otros” puntos de vista que emanan de sus subordinados, sobre todo en contextos como el actual en donde predominan las incertidumbres y el cambio de las reglas del juego que están más allá de la organización misma.

Por otra parte, no debemos de olvidar que en lo esencial todos los seres humanos son equivalentes, uno al lado del otro. La diferenciación que a diario vemos entre las personas, ya sea en el trabajo o en la sociedad, no necesariamente se debe al factor “inteligencia” o posición social, sino a nuestra “conciencia”. Felizmente, hay personas de conciencia más evolucionada; también se da para las restantes áreas anímicas. Pero, reitero, todos los individuos en cuanto poseedor de un “yo”, son totalmente equivalentes aunque el grado de evolución de su carácter, de ciertas cualidades y habilidades, los distinga.

Autoeducación y autocontrol

Nuestros padres han sido un factor clave para que en el día de mañana fuésemos capaces de llegar a ser portadores de autoridad. Al respecto, nuestra madre al nutrirnos con leche desde pequeños también nos fue brindando, día a día, las fuerzas vitales y su amor materno.

Toda esa “nutrición” pasó a tener más adelante un impacto muy positivo en nuestro ser, en lo concerniente a lo espiritual, psíquico y físico. Por tanto, cuando sabemos de una persona que no tuvo de niño “la” suerte de haber pasado por esta vivencia fundamental, no deberíamos “descartarlo” ni “marginarlo”. Al contrario, porque somos portadores de la “herencia materna” recibida, deberíamos ser lo más solidario posible con todos aquellos que por distintas causas del destino se vieron privados de ello.

Pero también nuestro padre biológico tuvo su rol clave, tanto en lo viril como portador de un “yo” que, desde pequeño, nos estimuló a que busquemos en él guía y dirección. Con ello y a través de los primeros años de nuestra niñez, comenzó a plasmarse nuestra consciencia. En nuestra niñez ambos ejercieron la autoridad como representantes del mundo, y nosotros lo hemos tomado como “ejemplo” e “imitación”.

Ahora como adultos y quizás centrados la mayoría de ustedes en su plan de carrera laboral y profesional, se les presenta el tema de la autoridad no necesariamente como algo que deberían esquivar o evitar –recuerden que en algún momento también la deberán ejercer– sino de tenerla muy en cuenta para asumirla con sabiduría y respeto hacia sus prójimos.

Un aspecto muy positivo que no siempre se lo recuerda en materia de autoridad, tiene que ver concretamente con lo que alude su significado: vincula con un acontecimiento “creador”, con una “propagación”. ¿Esto que nos dice? Cuando el individuo es portador de autoridad, “algo” se ha propagado, desarrollado o desplegado, motivo por el cual puede ejercer una influencia “creadora” sobre el prójimo, tratando que esa influencia lo estimule y entusiasme a seguirle y así a ampliarse y agrandarse a sí mismo en toda su existencia.

Como se podrán imaginar, la autoridad a la que estoy haciendo referencia no tiene absolutamente nada que ver con la “legión de seguidores” que un ídolo o celebridad circunstancial suele tener hoy en día. Tampoco con aquella desviación “tóxica” de autoridad que proviene del ámbito político, del fundamentalismo o de cualquier tipo de imposición ideológica; en la historia ustedes encontrarán ejemplos muy lamentables de desviaciones de autoridad que, por lo general, han terminado “usando” la buena fe de sus seguidores y de los ciudadanos.

El sentido de autoridad “en serio”, que aquí estoy haciendo referencia, alude a la emulación y superación personal. Por tanto, pasa a ser un factor clave en la misión y vocación respectiva.

En consecuencia, el ejercicio de autoridad responsable demanda a su portador de la autoeducación y del autocontrol. Tengamos siempre muy presente que entre ello y su desviación existe un margen muy acotado, que tiene que ver con la conciencia del individuo y la puesta en práctica de los valores morales que anidan en su interioridad.

¡El portador de Tu Marca Personal cuenta con autoridad técnica y funcional en virtud de la misión y vocación que caracteriza su trabajo y profesión, sabiendo de la responsabilidad que ello tiene en el vínculo y relación con sus prójimos y su futuro personal!

José Podestá

 

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