Generar Empleo

18 junio 2017 ·

La creación de puestos de trabajo es la primera demanda que la sociedad espera de una empresa u organización; es lo que expresan las encuestas, en general. Sin embargo, las personas no dudan en asignarle un bajo nivel de reputación e imagen, por múltiples razones: casos de corrupción, políticas monopólicas, cartel de precios, contaminación del medio ambiente, diferencias de género, etc.

Esta polaridad entre generación de empleo y bajo nivel de aceptación, no deja de ser un contrasentido. ¿Por qué? Porque toda organización es el resultado del conjunto heterogéneo de las voluntades que la integran, más allá del directorio y su equipo de dirección. Concretamente, la empresa es una comunidad de personas que aportan lo suyo desde sus responsabilidades asumidas.

Expectativa y realidad

Seguramente que muchos de ustedes conocen, porque lo han vivenciado, la diferente actitud que se tiene antes y después de haber ingresado en una compañía. Al principio, todo son deseos y expectativas por llegar a ser parte del proyecto en cuestión. Pero una vez que uno se ha instalado en el puesto y sin que haya transcurrido mucho tiempo de ello, se comienzan a percibir diferencias entre lo imaginado y lo concreto o real; para nada es malo o negativo este tipo de sensación, en la medida que ésta no sea exagerada.

La ocurrencia de este tipo de dualidad, por supuesto, no es privativa ni exclusiva del ámbito laboral. También se da en otros ámbitos de la vida, incluso cuando uno se encuentra predispuesto a incursionar en el Personal Branding. Sin embargo, aquí las expectativas suelen acomodarse más rápidamente con la realidad, especialmente cuando el interesado está predispuesto en llevar a cabo un curso para tal fin, dado que el punto de partida comienza en este caso con su biografía existencial.

Y si de Personal Branding se trata, su portador luego sabe que también lo suyo es una fuente de generación de empleo, sea porque en el ámbito laboral en donde se desempeña quedo afectado al liderazgo de un proyecto que le demanda tener un importante plantel de colaboradores a su cargo, o bien porque desde la profesión ejercida también necesitará del aporte y la asistencia de personal.

En esta situación o posición concreta, la persona no debería entonces subestimar ni minimizar las mismas sensaciones y percepciones de expectativas que sus nuevos colaboradores han de formularse a su lado.

Más allá de la existencia de supervisores, jefes o directivos que carecen de trato e interés por la integración y la buena armonía con sus empleados, ello no justifica, en absoluto, que en similar posición uno luego proceda con sus prójimos de igual manera. No sólo estaremos haciendo con ello “más de lo mismo”, sino que en términos de realidad concreta, pasaremos a ser portadores de una lamentable y pésima reputación e imagen. Ese “lastre tóxico”, que por supuesto se suma al posicionamiento del Personal Branding, terminará jugándole luego en contra, ya sea en el corto o el mediano plazo.

Lo mencionado también tiene la finalidad de “alertar” acerca de un justificativo nefasto e irresponsable que, en materia de toxicidad, se observa con frecuencia en algunas organizaciones. Ello tiene que ver con el “racional” que esgrimen estas compañías cuando argumentan, en defensa de sus “ejecutivos de confianza”, que se trata de personas muy talentosas y leales. Sin embargo, en los tiempos actuales el perfil y presencia de estos “imprescindibles” que paradójicamente maltratan al personal, son los que contribuyen en la práctica a un resultado opuesto, porque con tal proceder terminan luego produciendo o acelerando la partida de las mejores personas, es decir, de aquellos que para nada están predispuestos a ser parte de una organización que poco le importa la falta de respecto al personal.

Pero cuidado, porque así como ello suele ocurrir en una organización, también puede darse en el emprendimiento o en la actividad profesional independiente cuyo titular, si bien es una persona muy “inteligente, creativa y eficaz” en lo suyo, puede llegar a carecer de las elementales habilidades blandas para conducir y gestionar a las personas. Y en este rol podemos llegar a estar cualquiera de nosotros, sin llegar quizás a tener plena consciencia de ello.

Para tener en cuenta

Sabiendo que todos necesitamos trabajar en esta vida para plasmar la vocación y la realización personal, no podemos hacer omisión de la buena práctica en las relaciones humanas. Ni mucho menos relegarlo a un segundo plano, porque de esa forma estaremos construyendo una imagen personal tan negativa como aquella que el inconsciente colectivo siempre proyecta en las encuestas, toda vez que debe expedirse acerca de su percepción sobre la organización.

Entonces, así como la imagen puede resultarnos negativa en situaciones extremas, también se nos anexará en nuestro ser cuanto, por un egoísmo a ultranza, ignoramos o hacemos abstracción del valioso aporte que necesitamos de nuestros prójimos, no sólo en lo laboral y profesional, sino también en nuestra vida de relación.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe muy bien que podrá llegar a ser “descalificado” por su personalidad “tóxica y egoísta” –independientemente de su gran capacidad para generar empleo y proyectos en la vida– por el hecho de haber “omitido” ser humilde y respetuoso con sus prójimos!

José Podestá

 

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