Ante el avance sostenido de la robótica y la
inteligencia artificial, comienza a desdibujarse el umbral que distinguía a la
ciencia ficción de la realidad. Asimismo, también es cierto que no
necesariamente un nuevo paradigma deja por anulado al otro, sino que la
resultante tiende a metamorfosearse en una nueva solución, al menos hasta que
la realidad lo termine eventualmente superando.
Más allá de los intentos que se vienen haciendo para
la gestación de un CEO “metálico”, no es algo que debiera preocuparle a los que
hoy en día ejercen dicho puesto con plena humanidad.
Que en la actualidad el cargo de CEO este expuesto a
un alto nivel de despido o rotación, no significa que pueda ser reemplazado
necesariamente por un robot. El problema-desafío al que hoy está expuesto el
CEO tiene más que ver con su incapacidad para anticipar el futuro de la
organización, innovar creativamente frente a las crisis recurrentes y saber
cómo motivar a su gente para que hagan realidad el proyecto en cuestión.
Cómo
“ayuda” un robot
La aceleración del cambio, sumado al exceso y
depuración de la información, a la toma de decisiones y el control del curso de
acción, demandan el uso de tecnologías cada vez más sofisticadas. Para reducir
el error a su mínima expresión –debido al costo que generan– bien vale entonces
que no sólo el CEO, sino también los directores de áreas, dispongan de
“máquinas” que aprendan por sí mismas y operen a una velocidad tal que el ser
humano ya no está en condiciones de poder igualar.
Mediante el reconocimiento de voz e imágenes, estos
“robots” pueden realizar los análisis más sofisticados, analizar una inversión,
calcular probabilidades de éxito en escenarios alternativos, diseñar proyectos,
evaluar resultados y hasta “atreverse” a sugerir recomendaciones.
Hoy también en factible que un robot “interprete”
anímicamente a una persona, “hable” en un lenguaje coloquial y seductor, asumiendo
de “rol” de un avatar con el cual se puede interactuar como si estuviera
“vivo”. Decir que con ello peligra la estabilidad del CEO o también de
cualquier dirigente político, deportivo, sindical,… es no saber distinguir
entre la excelencia que nos puede brindar un robot como “herramienta-soporte”,
con la experiencia, la intuición y el sentido común del ser humano.
Además, porque una máquina haya vencido a campeones
de póker, go y ajedrez no significa que su “creador” –el ser humano– haya
quedado rezagado o literalmente “acabado”. Por otra parte, el que inventa y
desarrolla estos “productos” tratará por todos los medios de imponerlos en el
mercado, por la sencilla razón de tratarse de “su” negocio.
Si dentro de un tiempo el directorio de una
organización aprobara por mayoría “reemplazar” al CEO por un robot, seguramente
que quedarán expuestos dentro y fuera de la compañía a serios problemas de
relación y empatía con sus ejecutivos y el personal, justamente porque al
momento de adoptar tal “magistral” decisión, estos directivos no tuvieron en
cuenta las consecuencias negativas de tal decisión; la emoción superó a la razón.
Por supuesto que también habrá empresarios
“entusiastas” que se mostrarán muy de acuerdo con el “reemplazo”, porque no
deberán pagarle un sueldo ni tributar las cargas sociales. Pero cuando llegue
el momento y la necesidad de que este CEO robot tenga que viajar al exterior,
para llevar a cabo negociaciones complejas con inversores, clientes,
funcionarios públicos o proveedores, y deba exponerse a situaciones complejas
de relación e intercambio, seguramente que no podrá “cumplir” con lo esperado
por las partes. Recién entonces “su” empresa –especialmente los directores que
lo “eligieron”– se darán cuenta que una “herramienta” es en realidad sólo eso,
es decir. ¡Una herramienta!
Entonces, en la medida que el ser humano no se deje
“seducir” incondicionalmente por los “fierros inteligentes”, podrá ejercer el
margen de maniobra que le dicte su ser interior, al que muy pocos tienen hoy en
cuenta pero es el que, en definitiva, sabe qué es lo mejor para cada uno de
nosotros.
¡El portador de Tu Marca Personal no necesita
de “un doble”, porque sabe que su proyecto tiene que ver directamente con la
gente, con sus prójimos!
José
Podestá