El título de esta columna seguramente les resultará
una obviedad. Sin embargo, no es la primera vez ni será la última cuando, por
distintas razones y “presiones” –no sólo externas– terminamos haciendo aquello
que para nada estábamos convencidos de ello.
El
aporte de Esopo
A la figura de Esopo –fabulista griego del S. VII
a.C., que además de estar dotado de un gran ingenio, era jorobado y tartamudo–
se le han atribuido desde siempre no sólo fábulas, sino también un conglomerado
de chistes, anécdotas y proverbios. Quizás el que más recordamos es el de “la tortuga y la liebre”, que nos muestra que muchas veces el esfuerzo
vence a la naturaleza descuidada; ésta debiera ser una máxima digna de ser
tenida en cuenta por todos aquellos que se interesan en el Personal Branding.
Pero hay una fábula que tiene bastante que ver con
el presente tema. Se trata de “el perro y el caracol”, que para nada intenta
repetir el ejemplo anterior. La historia es la siguiente:
“Un perro tenía la costumbre de tragarse huevos. Al ver
un caracol abrió su boca y se lo tragó, creyendo que era un huevo. Pero sintió
una pesadez en sus entrañas, se sintió mal y dijo: está bien lo que me pasó por
haber creído que todas las cosas redondas son huevos”.
Esta fábula nos enseña y recuerda que quienes
abordan un asunto sin reflexionar, sin darse cuenta, se ven enredados en
situaciones engorrosas. Pero también encierra un reconocimiento que muchas
veces a los seres humanos nos cuesta llegar a aceptar y reconocer: “admitir lo
que pasó y el por qué”.
El
contexto no siempre ayuda
En los tiempos que corren no está muy bien visto que
una persona anteponga sus reparos antes de decidir. Aquellos que acostumbran
hacerlo –algo que de por sí es muy conveniente– saben de las “presiones”
externas a las que se exponen, especialmente en el ámbito laboral. ¿Por qué?
Porque allí se privilegia “no perder tiempo” e “ir para adelante”. Más aún, si
por ello te equivocas, será parte del autoaprendizaje.
Esto podrá ser aceptado en la medida en que el
“error” luego no tenga consecuencias en el plan de desarrollo
laboral-profesional de esa persona. Al respecto, es importante no olvidar que
toda “mancha” que pueda afectar de un modo directo o indirecto a la imagen del
Personal Branding, no podrá fácilmente atribuírsela ante terceros a la
organización en la que nos encontramos o hemos trabajado.
Con el tiempo podrá ocurrir que dicha organización
termine en una quiebra o desapareciendo del mercado, con lo cual uno deberá
tener que “ir explicando” toda vez que se nos pregunte, sobre todo si la misma
se debió por algún hecho delictivo. Al respecto, he conocido personas que
tuvieron esa mala experiencia y cómo luego ello les afectó en su carrera
laboral.
En la medida que uno tenga siempre “a mano” el
proyecto o plan de carrera, el mismo no dejará de ser de gran ayuda para llegar
a “evitar” dar algún paso en falso. Por supuesto que ello no significa que sea
un reaseguro definitivo, pero sí al menos un recurso-herramienta que nos “obligue”
a evaluar antes de decidir. Además,
si nos equivocamos podrá ser por algún motivo aleatorio o propio, pero nunca
por “decisiones” de terceros que para nada tienen en cuenta el logro de
nuestros objetivos personales.
Es
distinto para un emprendedor
En una profesión independiente o en un proyecto del
tipo “startup”, por lo general la
persona está más expuesta al error. Pero también es cierto que los errores, en
la mayoría de los casos, no suelen depender de una falta o falla de análisis o
evaluación previos, porque es algo que se hace con frecuencia, sino a variables
externas que muchas veces hasta van más allá de las reglamentaciones propias
del país.
Contrariamente a los “errores” que muchas veces una
organización termina “coparticipando” a sus empleados –al igual que las
pérdidas– éstos tienen un matiz muy diferente a los que la persona afronta
habitualmente como profesional o emprendedor.
Lo
mismo vale para la vocación
¿Cuántos casos de personas conocemos que han
decidido “su” vocación partir del “me too” de un amigo o de algún
familiar? Como se podrán imaginar,
siendo la vocación la expresión en la
que se materializará la misión de
vida de la persona, la evaluación previa a la decisión será fundamental, vital
e imperiosa.
Aquí tampoco se podrá “delegar” ni “consentir” al
deseo de los padres, por más fundamentado que ellos pretendan hacerlo sentir.
¿Por qué? Porque se trata de una de las decisiones indelegables que todo
individuo deberá asumir en la vida, por tratase de la razón de ser de su venida
y presencia en el planeta Tierra.
Entonces, para no verse enredado en una situación
tan compleja como la referida al destino personal de cada uno, de nuevo, es
fundamental evaluar antes de decidir.
¿Y si luego siento que me equivoqué de vocación?
Por el solo hecho de darme cuenta a tiempo de ello, migraré hacia el camino
correcto.
¡El portador de Tu Marca Personal se esfuerza
por superar los sucesos negativos del contexto, evaluando el mejor curso de
acción, además de rectificarlos frente a las innecesarias situaciones
engorrosas que sabe deberá tener que emular!
José
Podestá