El Personal Branding No Es Para Competir

04 noviembre 2018 ·

Si bien es cierto que no sólo estamos insertos en un contexto competitivo, sino que también somos “objeto” de evaluación frecuente, ello no supone que en materia de Personal Branding deba ser igual. ¿Por qué? Porque los componentes referenciales del Personal Branding parten y se “mueven” en otra dimensión.


No es magia, suerte ni inmediatez

Hoy en día es bastante común ver y escuchar personas que opinan, con gran elocuencia y simplicidad, del Personal Branding como “algo” imprescindible que no debemos dejar de lado. Especialmente cuando uno aspira a un mejor trabajo, se desee lograr influencia y aceptación en diversos ámbitos, se aspire a generar “expectativa” ante un auditorio, o bien en todo aquello que la imaginación de ustedes los lleve a proponerse un posicionamiento exitoso en la vida laboral, profesional y social.

Por supuesto que los deseos y las buenas intenciones son impulsos necesarios para la acción, pero no suficientes cuando uno no tiene bien en claro el qué y el para qué de ello. ¿Esto qué nos dice? Que para hacernos cargo del desarrollo del Personal Branding se necesitará previamente enunciar cuál es su propósito y objetivo, para luego poder planificarse los pasos a seguir.

Entonces, se trata de un “trabajo” meramente personal que para nada se puede “linkear” con lo mágico, el factor suerte o la inmediatez. Tampoco demanda que uno hable de él, porque es algo que está exclusivamente reservado para los demás; en definitiva, son éstos los que se referirán a nuestro Personal Branding, como consecuencia de lo que cada uno de nosotros viene haciendo en la vida.

Sin embargo, hay un factor o elemento del cual sí debemos ocuparnos “seriamente”, porque hace a nuestra identidad, reputación e imagen: ¡El nombre y apellido! Justamente porque alude directamente al Personal Branding. Por tanto, las consecuencias negativas provenientes de nuestro comportamiento en general, impactarán luego de tal modo en el Personal Branding que, aunque les parezca un poco exagerado, podría llegar a generar hasta nuestra “muerte cívil” en la comunidad, sociedad, nación o el mundo globalizado.

Como ejemplo y por tratarse de casos reales, basta pensar o recordar cómo han terminado algunos jefes de estado que han sido corruptos o genocidas en su gestión, excelentes profesionales que llegaron a vaciar el holding que lideraban, profesionales que sorprendieron la buena fe de sus clientes,… Pero también se aplica a los casos más cotidianos que cada uno de ustedes recuerde en estos momentos.

No es un fin en sí mismo

Al principio había aludido al contexto competitivo. Por el mero hecho de alguien ser un excelente ejecutivo, profesional, artesano, músico o poeta, inmediatamente tendemos hoy a calificarlos, debido a la cultura reinante, por su performance o nivel “competitivo”. Si bien el Personal Branding los expone en tal sentido, no pasa por allí su naturaleza y razón de ser. Más aún, le estaríamos adjudicando una calificación meramente circunstancial, porque hace a un momento histórico, real y concreto en la vida de su portador. Pero como sabemos que nadie podrá mantenerse indefinidamente en el tiempo en tal circunstancia, terminará cayendo luego en el olvido; lamentablemente también abundan ejemplos en tal sentido.

Sabiendo entonces que el Personal Branding no es para competir, uno bien se podrá preguntar: ¿Para qué me sirve? Pues bien, nada más ni nada menos que para: ¡Trascender!

En la sociedad de iguales en que vivimos e interactuamos, sumada la gran atomización de profesiones, oficios y emprendimientos que muchísimas personas llevan a cabo con solvencia y dedicación, el Personal Branding se constituye en el mundo en el “mejor refugio” del cual disponemos para lograr, al menos, dos objetivos básicos:

- Ganar “territorialidad” con nuestro nombre y apellido –por ello llegamos a ser respetados y valorados, a partir de nuestro hacer y consideración de los prójimos.

- Lograr “trascendencia atemporal” –tal como hoy son recordados los referentes que nos han precedido, brindando lo mejor de sí– para que en la medida de cómo hemos llevado a cabo nuestra misión, seamos también tan dignos de ejemplo y estima.

¡El portador de tu Marca Personal ejerce su vocación con el compromiso de brindar, dentro de sus posibilidades, aquellas soluciones que tengan sentido, valor y respeto para y con los prójimos!
José Podestá

 

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