Vuelta de Hoja

13 enero 2019 ·

A raíz de la velocidad del cambio y de la percepción que tenemos acerca de cómo se va el tiempo, por lo general no atinamos ni pensamos en aprovechar el inicio de un nuevo año para realizar el balance personal; quizás nos preocupamos más por llevar el automóvil al servicio técnico para dar cumplimiento al calendario de control.


Debe y haber

Si bien alguno de ustedes se podrá preguntar qué sentido tiene poner en blanco y negro lo realizado en un año, cuando bien sabemos que por obra de los imprevistos y de las contingencias resulta cada vez más difícil poder cumplir con nuestros objetivos, deseos o expectativas, pero no por ello deberíamos llegar a resignarnos o a claudicar en el intento. ¿Por qué? Porque se trata nada más ni nada menos que de nuestra vida, de lo que nos hemos propuesto hacer en función de la misión y de la vocación elegida, no sólo para cumplimentarla, sino también para contribuir con la evolución de la humanidad, por más pequeño que consideremos sea nuestro aporte; recordemos, al respecto, que no estamos solos en el planeta Tierra.

Convengamos que al ser humano le resulta “más fácil” realizar el balance para la organización en donde trabaja, que el propio. Además, nos sentimos más “seguros” y nos predisponemos para estar en “función de”, que para indagarnos, cuestionarnos o “bucear” en nuestra interioridad acerca del sentido y razón de nuestra existencia.

Convengamos también que nadie se va a “morir” por no hacer su “puesta a punto” anual. Pero si tomamos consciencia que se trata de nuestra vida –que es única e irrepetible– y que hemos decidido “venir” a la Tierra para llevar a cabo una misión, el balance se constituye per se en nuestra mejor herramienta y “oportunidad” para no errar en el intento.

También importa en el Personal Branding

Lo anterior también repercute en el debe y el haber del Personal Branding. Por supuesto que no se trata, en absoluto, que uno deba convertirse en dependiente de “su” Personal Branding, porque éste es simplemente la “consecuencia” de nuestro obrar –en lo laboral y profesional –y de nuestro actuar– como persona y ser humano. De allí que también vale para todos aquellos que no se interesan en el Personal Branding, por la simple razón de ser portadores de un nombre y apellido.

Entonces, es muy probable que lo realizado o no en el año, sumado al “cómo” lo hemos hecho, termine impactando en la reputación e imagen que nuestros pares y la comunidad en general se fueron formando de nosotros. Y es aquí en donde radica el problema, porque si el debe es el que más influyó en el Personal Branding, no podemos metafóricamente hablando ir y borrar con una goma aquellas cosas que no hablan muy bien de uno.

En la medida que no tomemos consciencia de ello, entre otras razones por no haber realizado “mi” balance anual, seguramente que ese descuido lo terminaré pagando caro más adelante. ¿En qué sentido? Pues habrá más gente que no tendrá una buena imagen, concepto ni buena referencia acerca de “mi” obrar, tanto en lo personal como profesional.

Sabiéndolo anticipadamente –gracias a la revisión anual– uno podrá ir revirtiendo aquellos sucesos negativos del Personal Branding que “sorprendieron” a nuestros prójimos, para rectificarlos y obrar en consecuencia. Ello no deja de ser una valiosa experiencia y un buen aprendizaje, incluso para luego poder compartirlo con nuestros referentes más directos.

¡El portador de Tu Marca Personal no es un ser dependiente de la percepción que tienen sus destinatarios de él, pero en cambio sí opta por centrar toda su energía en el correcto obrar –que es consecuencia de su misión en la vid– rectificando sobre la marcha todo aquello que es capaz de omitir o llegar involuntariamente a cometer, como ser humano!
José Podestá

 

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