Para
aquellos que no les gusta trabajar, un titular como éste no deja de ser un
estupendo justificativo a sus convicciones. Pero, en realidad, no es el sentido
de lo que hoy deseo relatar.
El origen de los suicidios
Las
estadísticas de la Organización Mundial de la Salud/OMS señalan que se cometen
cerca de un millón de suicidios por año, equivalente a uno cada cuarenta
segundos, radicando su causa en lo laboral. Otros estudios indican que el 90%
de los suicidios tiene un trasfondo o causa laboral. Por tanto, quien está
dispuesto a “dar su vida” por la empresa –actitud muy respetada décadas atrás–
seguramente que en lo personal terminará muy defraudado.
El valor del valor
En los
tiempos que corren se habla de la importancia-necesidad de brindar valor en las
tareas que, a diario, se realizan en una organización. Esto es un dato cierto y
también una demanda requerida por la empresa como factor de reaseguro
imprescindible para ser competitivo hoy y sustentable en el mañana.
Entonces, y
para no ser una víctima del proceso, es muy importante que el empleado –se
trate del cadete o el CEO– tengan bien en claro los límites y el rol que el
trabajo y su proyecto personal representan en su vida. De lo que se trata es
visualizar, con los pies en la tierra, hacia dónde se aspira llegar con el
trabajo actual y qué representa el mismo en su plan de carrera
laboral-profesional.
Más allá
del valor que cada uno sume a la empresa por la responsabilidad asumida,
también hay que tener la propia para el ámbito individual, familiar y social.
Es decir, que necesariamente hay que darse cuenta de ello, para mantener el
equilibrio y no licuarlos en un todo. Si esto último llegara a ocurrir,
entonces esa persona terminará en problemas.
La tecnología no ayuda, a veces
Si bien la
portabilidad del celular viene creciendo exponencialmente, los problemas de
comunicación en las personas no están solucionados. Ya es un hecho consumado, o
una batalla perdida, pretender que en determinados lugares se apague el
celular. También es corriente percibir cómo en voz alta y no por sordera, al
hablar las personas desde el celular compartan con el público sus asuntos
personales, aunque se traten de temas íntimos, de finanzas o laborales.
Todo ello forma
hoy parte del paisaje urbano en donde sus protagonistas, en su gran mayoría y
sin darse cuenta, demuestran su alta dependencia al estar “informados” pero no
“comunicados.”
Por
supuesto que el ámbito laboral tampoco está ajeno a la dependencia del llamado
y respuesta automática en la modalidad 24/7, realizada por el supervisor al
supervisado. Esto significa que se ha llegado hasta tal extremo de intromisión
en la privacidad del empleado, que “obliga” a éste a la respuesta automática
aunque el llamado se haya producido fuera del horario laboral, fin de semana,
feriado o vacaciones.
Entonces, lo que mata es el estrés
En la
medida que el ser humano no se auto respete y preserve sus necesarios espacios
de privacidad, descanso y tiempo personal, pretendiendo además hacer lo mismo
con los empleados porque considera que “el trabajo así lo demanda”, se estará
ingresando tarde o temprano en la antesala de la muerte. ¿Cómo? Inicialmente
con el estrés que luego irá impactando en la productividad, los accidentes
laborales, la salud y la vida de relación; a ello refiere la tasa creciente de
suicidio ya mencionada, quizá por la impotencia de sus actores.
¡El portador de Tu Marca Personal está expuesto a ser una víctima potencial del “sistema-entorno” vigente, motivo por el cual deberá saber anteponer y no apartarse de su visión personal!
José Podestá