Lo que importa en la vida, como en la profesión y el
trabajo, son las acciones. No cualquiera, sino las que tienen un valor y un
sentido para el autor y para los demás. En este andar es habitual que nos
encontremos con seres que exhiben resultados, mientras que otros se empeñan en
darnos explicaciones.
Las
excusas no suman
Desde que nacemos vamos tomando consciencia que los
recursos, de todo tipo, son escasos. De allí que en nuestro trayecto de vida
nos vamos sorprendiendo de algunas personas que, a pesar de su origen muy
humilde, logran ganar una posición destacada en la sociedad. Estos hechos nos
llevan a preguntarnos –y a veces hasta a cuestionarnos– cómo hicieron, cómo lo
lograron.
Si tuviéramos que resumirlo, seguramente que nos
plantearíamos dos razones básicas:
a. Con trabajo, método y persistencia.
b. Con dosis de creatividad y responsabilidad.
Lo primero que uno vislumbra en estos seres, porque
incluso lo irradian sin darse cuenta, es una alta dosis de motivación y
resistencia al fracaso; ya bastante
tienen con lo que les deparó el destino, desde pequeños.
Por otra parte, las dos razones apuntadas son,
prácticamente, las mismas que caracterizan al emprendedor. Parten de un sueño,
con los pies en la tierra, y no claudican hasta “darlo a luz.”
Por supuesto que en todo el trayecto no están
ausentes las dificultades ni los conflictos. Pero lo interesante de estas
personas es que no se paralizan ante los inconvenientes ni pierden el tiempo en
dar explicaciones, ni andar declamando sus desdichas o frustraciones. Todo lo
contrario. Se corren hacia un costado del problema para buscarle la vuelta o
solución –léase innovar– no sólo para seguir avanzando sino también para
aprender sobre lo sucedido.
Esto ya nos dice algo muy interesante: de nada vale
la pena lamentarse y quejarse. Y así como a nadie le gusta perder el tiempo –que
también es un recurso escaso– es preferible activar nuestras neuronas para
seguir en camino. El objetivo-resultado final así lo demanda y lo justifica.
Pero además del trabajo y la perseverancia continua,
estos seres no dejan de ser creativos en lo suyo. Esto no significa que se deba
ser un iluminado o un fuera de serie, sino una persona aplicada en la búsqueda
de una nueva salida o solución, a partir de lo que dispone y no con lo que le
falta o no tiene.
Muchas veces se piensa o se cree que la creatividad
es una facultad que califica al buen publicitario y al artista. Lo cierto es
que todos disponemos del don de la creatividad –está latente en nuestro cerebro
como respuesta o salida ante un peligro inminente, para preservarnos la vida.
El hecho que no seamos conscientes de nuestra creatividad, es porque la hemos
dejado “dormir” en nosotros. Y si alguien duda de ello, les sugiero que observe
a los niños y verá cómo aplican o recurren, con naturalidad, a las soluciones
creativas para poder adaptarse al mundo hostil y complejo en el que necesitan
desarrollarse.
Entonces, la creatividad es el mejor antídoto para
las excusas, las justificaciones y las explicaciones muchas veces tediosas que
escuchamos de aquellos consagrados al no hacer.
¡El portador de Tu Marca Personal, que bien
puede ser una persona de origen humilde, ha logrado su desarrollo y
posicionamiento a través de algunas de las acciones responsables aquí
mencionadas!
José
Podestá