El paso inicial que debemos dar, para comenzar con
la gestación del Personal Branding, parte de nuestro interior. Si no llegamos a
ponernos en caja, conociéndonos con
honestidad, humildad y realismo, sería contraproducente avanzar con todo lo
demás. ¿Por qué? Porque si no somos conscientes de nuestras aspiraciones, fortalezas,
limitaciones y debilidades, terminaremos errando o sobreactuando y, quizás,
hasta deshonrando la propia identidad, es decir, el nombre y apellido.
Qué
pretendemos ser
Aunque algunos crean que es más propio del ser
egoísta, es necesario que en algún momento uno se repliegue en sí mismo a fin
de dar respuesta a cuestiones fundamentales de la existencia. Al menos, para
las siguientes preguntas:
- ¿Quién soy yo?
- ¿Por qué y para qué decidí venir al planeta Tierra?
- ¿Qué sentido tiene ello para mí y para mis
prójimos?
Se trata, entonces, de poder descubrirnos en la medida de nuestras posibilidades. Si bien no son
preguntas fáciles ni simples, bien vale el intento, porque gracias a ello vamos
a poder darle un sentido a nuestra
existencia y razón de ser.
Lamentablemente esta práctica para el descubrimiento personal no es frecuente
en nuestra cultura occidental, la que se caracteriza por privilegiar tiempos y
resultados. En cambio es casi una rutina en oriente, en donde la meditación y
la conversación interna son valoradas
como una necesidad, porque hacen a la higiene
espiritual del hombre.
Tal vez algunos se hayan sorprendido de la segunda
pregunta. Tanto la vida como el ser humano son un misterio. La vida es un don
que no está a nuestro alcance, pero ello no deja también de ser una gracia. Es
así como al instante de la concepción –nadie viene al mundo por “accidente”–
terminamos siendo elegidos para que nuestra entidad o yo espiritual –que sí aspira venir a la vida– anide en un cuerpo
humano al que nuestros padres le sumaron el factor herencia.
La respuesta dada a esas preguntas también nos
permitirá definir, con mayor conocimiento de causa, a dos de los tres
requisitos que son básicos para el posterior diseño de la estrategia de
Personal Branding. Ellos son:
- La Misión.
Vincula con la razón y el sentido de ser de nuestra existencia. Por tanto, nos
sirve para descubrir, para qué
existimos. En la Visión radica nuestra vocación, ya sea para lo laboral, social
o profesional. Sin embargo, no todos suelen tener en claro cuál es realmente su
vocación de vida.
- Los Valores.
Tienen que ver con nuestras creencias y convicciones; es todo lo que emana de nuestro
ser anímico-espiritual. Son los principios
atemporales que guían a nuestra conducta.
Una vez que tenemos resuelto estos dos requisitos,
recién podemos pasar al tercero; éste tiene que ver con:
- La Visión,
que es la imagen anticipada, con los pies en la Tierra, de cómo nos vemos hoy y
haciendo qué dentro del mediano o largo plazo. Se trata del gran objetivo que
nos irá movilizando, por etapas, a lo largo de nuestra existencia o Misión. Por
tanto, con ello estamos evitando que dentro de cinco o diez años nos
encontremos haciendo cualquier cosa en la vida, o lo que es peor, que “otros” hayan
decidido por uno lo que debemos hacer para su propio beneficio.
En la Visión establecemos, entonces, en qué fecha estaremos
realizando una determinada actividad o profesión, vinculada con la vocación
personal. Luego viene el siguiente paso, que tiene que ver con la estrategia.
- La Estrategia
consiste en diseñar lo que consideramos adecuado para alcanzar la Visión en el
plazo estipulado. Nos ayuda para separar, apartar o dejar de hacer todo aquello
que no tiene relación o sentido con la Visión. De esta manera, podemos
concentrarnos decididamente en su logro.
Luego,
qué hacemos
Ponernos a trabajar en nuestro proyecto. Para ello
se irán enunciando e implementando, en un Plan
de Acción, qué cosas básicas y necesarias deberemos realizar para alcanzar
el objetivo de la Visión, en tiempo y forma. Este Plan se confecciona
anualmente y se lo va ajustando sobre la marcha. Si la Visión establece que
para llegar al objetivo se necesitarán cinco años, en el Plan se irá detallando
el conjunto de actividades que anualmente deberán llevarse a cabo, para poder así
ir avanzando en el tiempo hasta el logro del objetivo.
Una vez que lo hemos alcanzado, se vuelve a repetir
el ciclo, es decir: la formulación de una nueva Visión, con su respectiva Estrategia
y Plan de Acción. De esta forma vamos avanzando paso-a-paso, en las diferentes
etapas de la vida, movilizados por nuestra vocación,
sabiendo de antemano el por qué y el para qué lo hacemos, por el hecho que
venimos manteniendo como norte nuestra Misión en lo personal, laboral o
profesional.
A medida que lo vamos realizando, nuestros prójimos
comenzarán por descubrirnos y valorarnos
por lo que somos y también por nuestras obras. Tal reconocimiento es el que califica
y posiciona a nuestro Personal Branding, gracias a la marca o huella que hemos
ido dejando como protagonista del trabajo o servicio brindados y por el sentido
de valor que ello tiene en los demás.
¡El portador de Tu Marca Personal es la
consecuencia de lo expresado, siempre y cuando lo suyo haya sido el resultado
honesto de su razón y vocación de ser, en lugar de un mero recurso, ardid o
práctica egoísta para ganar celebridad, prestigio y dinero!
José
Podestá