Los cambios veloces a los que están expuestas las
organizaciones, las instituciones, las personas y las profesiones han impactado
radicalmente en el paisaje y la forma de optimizar los recursos. Por tanto,
creer que mediante la planificación y la fijación de objetivos se logrará
reducir la incertidumbre –tal como se daba en el ayer– dejó de ser una garantía
porque el contexto devino en muy incierto.
Sin embargo, ello no es excusa para tener bien en
claro el norte y la misión a seguir, más allá de los desvíos y las
rectificaciones que demanden las circunstancias.
Innovar
ya no es una opción
Las personas que se deciden ser artífices de su vida
suelen habitualmente llegar a tal estado de conciencia por diferentes caminos.
No obstante, el motivo guarda una relación directa con la biografía del
individuo y su impulso interior. De allí que no siempre tal actitud se
manifieste por las opiniones o las sugerencias de terceros. Esto mismo les
sucede a aquellos que se interesan en desarrollar y posicionar su Personal
Branding.
Ahora bien, el tomar las riendas de la vida implica básicamente dos cosas:
- El deseo manifiesto de no ser parte de ningún
rebaño.
- El llamado a ser un peregrino en camino.
Ello no significa que estos seres sean antisociales,
introvertidos, ermitaños o desinteresados con sus prójimos. Por el contrario, sienten
que la misión que deben llevar a cabo los tiene como sus destinatarios
naturales. ¿Por qué? Porque ellos son, en definitiva, los que plenamente validan
su vocación y el sentido que les imprime en su vida.
Por cierto que darse cuenta de ello no es fácil,
debido al régimen establecido por el materialismo
consumista y hedonista vigente, y la cultura mediática e intrusiva que nos
impacta hasta en el inconsciente. De allí que veamos, cada vez más, seres que
están socialmente clonados en sus
vestimentas, ideas, actitudes y comportamientos, a pesar de su individualidad.
Ser
peregrino, entonces, demanda un esfuerzo peculiar. Para ello
el decidido necesitará innovar o reinventarse a partir de su
individualidad, escuchar a su voz interior –el Yo– y meditar en su misión y
destino. Al hacerlo podrá ir comprobando que paulatinamente irá formateando su
proyecto vocacional, es decir, aquel que una vez que germine dejará su huella personal en el camino.
Una
marca en obras
La persona que cuenta con un proyecto personal la
veremos que siempre está en camino. ¿Por qué? Porque de esta forma se estará
brindando, con generosidad, hacia los prójimos que lo reconocen, valoran y le
brindan un sentido a su vida.
Como mencionara anteriormente, para hacerlo es
necesario “rescatar” la individualidad, en el buen sentido de su significado.
Ello debe ser así porque la calidad de la entrega y del obrar surge de los
principios y valores que emanan del ser interior de la persona.
También vuelvo a enfatizar que el ser peregrino en camino no es sinónimo de
aislamiento. Al contrario, por el reconocimiento que de sus huellas hacen los
prójimos, éstos luego se convierten en
sus compañeros de ruta.
¡El portador de Tu Marca Personal es un
peregrino en camino que, desde su vocación, va innovando y recreando sus obras
para que expresen lo mejor de sí, a lo largo de su existencia!
José
Podestá