La gestión que privilegia y premia los resultados operativos
en lugar de la contribución del empleado al logro de la estrategia, termina
socavando los atributos más sensibles del ser humano. El haber asimilado al
empleado a un “recurso” –aún en la actualidad– y también como “capital humano”,
no son sino síntomas evidentes del desprecio, la falta de consideración y
respeto que se tiene hacia aquellos que, en definitiva, son los que hacen
viable a la organización y su misión.
Es muy probable que algún directivo o responsable
del área de personas se moleste con tal proposición. Si así fuere, es muy
probable que se trate de una limitación o un no darse cuenta de las consecuencias nefastas que produce el
reducir al ser humano a un objeto-cosa, para luego pasarlo por el tamiz de la
métrica del ROI –retorno sobre la inversión. Y si alguno está en duda, le sugiero
entonces colocarse en tal situación y vivenciarlo anímicamente.
Para aquellos que aún persisten en tal creencia, por
el solo hecho que es lo que la mayoría de las organizaciones y congresos
internacionales de “recursos humanos” recomiendan hacer, es muy conveniente entonces que reflexionen
sobre lo siguiente: ¿Si en la actualidad se pudiera reemplazar a los empleados
por robots inteligentes y sensibles,
tendría sentido contar con “recursos humanos”?
Quizás haya directivos que les entusiasme tal
posibilidad. Si bien es muy probable que no pase mucho tiempo para que la
robótica se extienda “masivamente” dentro del ámbito laboral, la idea hace que
uno se ilusione con ella porque conduciría a una serie de beneficios, como ser:
- Permitiría un aumento significativo de la
productividad.
- No habría reclamos salariales, pago de horas
extras, paros ni juicios laborales.
- Se lograría reemplazar el objeto-cosa-humana por
un objeto-cosa “más amigable e incondicional”.
- No haría falta la “retención de talentos” ni
tampoco estímulos para la motivación.
Antes que llegue este recambio –que seguramente será
mucho antes de lo que uno se pueda imaginar– los que hoy gestionan a los
“recursos humanos” o al “capital humano”, deberían anticiparse y replantearse
su futuro laboral, porque seguramente el directorio no los necesitarán para que
les apliquen la misma vara, por considerarse a sí mismo individuos y personas.
La
otra mirada hacia el personal
Por
suerte existen empresas de excelencia que tienen una mirada totalmente opuesta
y de reconocimiento y estima hacia el ser humano. Estas organizaciones se
caracterizan básicamente por:
- Posicionar al empleado en el centro de la empresa.
- Trabajar
para el empleado y no al revés.
- Considerar y valorar al empleado como persona
inteligente, creativa en lo suyo y factor clave para el éxito de la visión.
- Privilegiar sus habilidades blandas –generosidad,
valores, solidaridad, buena onda,…–
por tratarse de talentos ya encarnados
en el ser que no se aprehenden con la
capacitación.
Esta actitud hacia las personas no es exclusiva ni
propia de las grandes corporaciones. También se da en las medianas y pequeñas empresas.
Por supuesto que ello ocurre y es viable cuando parte de la convicción del N° 1
de la organización. Pero esto no excluye ni impide para que el responsable del
área de personas –en la medida que esté convencido del nuevo rol y perfil del
empleado– se lo recomiende y fundamente ante el CEO. Y una vez logrado su
objetivo, tendrá el desafío y la satisfacción de liderar el proceso de cambio,
es decir, el reposicionamiento interno de la empresa.
¡El portador de Tu Marca Personal posee el
expertise de anticipador y gestor del cambio, porque es lo que vino haciendo
una vez alcanzado su posicionamiento como Yo SA!
José
Podestá