Cuando estamos atravesando una crisis o en el opuesto hemos quedado posicionados ante una oportunidad, siempre es conveniente
poder llegar a indagar el motivo de ello, por ejemplo:
- Observando cuáles fueron los condicionantes o los sucesos
ocurridos en el contexto, sobre los cuales poco y nada uno puede hacer, por
hallarse éstos fuera del alcance de nuestras posibilidades, o bien partiendo de
uno mismo, sabiendo desde el vamos que por motivos de desidia, avaricia o responsabilidad,
hemos llegado a ser artífices “plenos” de todo lo que ahora nos sucede.
- Meditando –dado que no poseemos aptitudes
clarividentes– acerca de los impulsos
y las circunstancias que anidan en el ADN de nuestra interioridad. Quizás les
sorprenda a más de uno este tipo de “abordaje”, pero basta solamente con ver
cómo la naturaleza y nuestra biología se van desarrollando y transformando a
partir de los estímulos provenientes del universo. Al respecto, la gente de
campo “sabe” muy bien en que momento conviene sembrar o cosechar, como así
también en qué momento la madre va a dar nacimiento a su hijo.
En consecuencia, está en la voluntad personal el
querer saber lo que nos está pasando y el por qué. Si bien la mayoría de
nosotros no suele detenerse en ello y sigue adelante de la mejor manera
posible, siempre conviene indagar en los motivos, no por una mera “curiosidad”,
sino para “aprehender” de los errores o del significado-mensaje que “oculta” la
oportunidad que nos ha tocado en suerte.
De esta forma nos aseguramos de ir transitando por
la vida con una actitud más proactiva –no exenta de cierta curiosidad– por todo
aquello que nos sucede, cualquiera sea su signo. Además, a uno le resultará
útil para “comprender” el sentido que el suceso mismo tiene, de acuerdo a la
etapa del septenio personal en que se encuentre, para obrar luego de la mejor
manera posible.
Impacto
en el Personal Branding
Como espejo terrestre del “quién soy”, el Personal
Branding va sumando o “restando” los atributos de nuestro obrar, más allá de si
el portador se ocupa o no de su desarrollo y posicionamiento. ¿Esto qué
significa? Que siempre la persona irá dejando una “huella” en la Tierra y por
ella será recordada, valorada o criticada, de acuerdo al valor, la calidad y la
entrega amorosa que supo brindar a sus semejantes.
De allí que toda crisis
o eventual oportunidad se va
constituyendo en “hitos” que sobresalen de lo que uno ha venido realizando, más
allá de cual sea su signo. Por ejemplo, consideremos el siguiente caso: Después
de años de una exitosa performance
como actor, esta persona se vio expuesta en los medios de comunicación, de un
modo abrupto y “sorpresivo, ante la denuncia de reiterados acosos sexuales
llevados a cabo en el pasado. A partir de ese momento y tal como si se tratara
de un “castillo de naipes”, tuvo lugar el inmediato derrumbe de su reputación e
imagen, a pesar que aún no mediara investigación ni sentencia judicial alguna
que confirmaran dichas denuncias. Así, la noticia terminó alterando el humor y
la simpatía que hasta ese momento gozaba el actor frente a sus pares, y en la
opinión pública en general.
Para quien atraviesa esta situación, se trata de una
crisis brutal por la repercusión
local e internacional que alcanza el suceso en sí mismo, a tal punto que el
damnificado puede llegar literalmente a vivenciar su “muerte civil”, debido a
que todas las puertas se les cierran delante de él, sin posibilidad de poder
acceder a un nuevo trabajo.
Dentro del ámbito de las organizaciones, la historia
también nos señala el caso de exitosos directivos o dueños de empresas que, en
el otoño de sus vidas y vaya uno a saber por qué motivos, llegaron a vaciar y
destruir sus corporaciones, al tiempo que involucraron en su afán a renombrados
estudios contables internacionales, jueces y políticos, para evitar su eventual
“trascendencia” en la sociedad. Pero como se ha podido comprobar en más de una
oportunidad, el “hilo” de la corrupción termina cortándose en el momento o
lugar menos indicado.
Si bien estos dos ejemplos son típicos casos de crisis “autoinducidas” por sus propios
autores, valen para tenerlos muy en cuenta. ¿Por qué? Porque el tiempo es un
gran purificador de circunstancias,
cualquiera sea el signo del suceso en sí. De allí que todo lo que uno vaya
realizando a lo largo de su vida –más allá de su magnitud e importancia–
terminará impactando de un modo positivo o negativo en “su” Personal Branding.
¡El portador de Tu Marca Personal sabe muy
bien las consecuencias que puede llegar a producir su obrar en la comunidad, en
sus prójimos, motivo por el cual no suele dejar librado al azar aquellos
impulsos que pudieran apartarlo, en algún momento de su vida, por las
consecuencias nefastas e incluso de “oportunidad” que poco y nada tienen que
ver, en definitiva, con su misión!
José
Podestá