El Trabajo Cuestionado

19 agosto 2012 ·

Seguramente que si hay algo en donde mayoritariamente hay consenso es acerca de los efectos perjudiciales que frecuentemente provienen de las situaciones extremas. La vida se encarga de hacernos ver que nada es absolutamente blanco o negro, sobretodo cuando pretendemos al opuesto cargarlo de connotaciones negativas, egoístas e incluso ridículas.

El trabajo tampoco ha permanecido ajeno a esta realidad. Hasta no hace mucho tiempo atrás algunas organizaciones se jactaban de tener en su nómina empleados-ejecutivos workalcoholics –que vivían para trabajar– a pesar que el responsable de recursos humanos sabía de las consecuencias psicofísicas que luego repercutirían en estas personas. Pero poco y nada de ello aparentemente les importaba, porque en última instancia se trataba de “objetos” que se sentían bien adoptando tal actitud hacia el trabajo, al tiempo que a la empresa le cerraba “productivamente” la ecuación sueldo-resultados. Y en el peor de los casos, si alguno de ellos se infartaba o moría, siempre estaba a mano la opción de buscar inmediatamente el reemplazante.

Hoy es más difícil encontrar este tipo de patología en las organizaciones, aunque siempre podrá darse algunas excepciones. Desde la óptica de la generación de recambio –los Millennials/Generación Y– se trata de un absurdo que para ellos ni siquiera es digno de consideración. ¿Por qué? Básicamente, por dos motivos:

a. Tienen otra concepción del trabajo y su abordaje; es un medio para alcanzar el fin que se han propuesto plasmar en su proyecto de vida.

b. Son hijos, algunos de ellos, de padres workalcoholics o que dieron todo de sí para la empresa, pero que a partir de la globalización fueron despedidos, con el impacto económico y de vínculos que ello les trajo aparejado en el ámbito familiar, porque ya no estaban en edad de poder lograr una rápida reinserción laboral.

El otro extremo

En los últimos meses se viene hablando de uno de los factores opuestos a la patología anterior: el slow Management, que propone tomarse el tiempo para reflexionar anteponiendo calidad en vez de cantidad. Para algunos ello parece un contrasentido, dado que hoy lo único que no cambia e impacta en nuestras vidas y en las empresas, es el cambio permanente y acelerado. De allí la “necesidad” de hacer cada vez más.

Más allá de todo lo bueno u oportuno que se le reconoce al slow Management, lo importante es evitar caer en el sinsentido y pretender adosarle más de lo que se trata.

Seguramente que el área de personal estará ahora mejor preparada para llevar a cabo una gestión eficaz de las personas que desarrollan sus tareas en la organización. En tal sentido, los desafíos no son pocos, a raíz de la baja percepción que los trabajadores hoy tienen de la empresa. A ello se le suma la carencia de talentos en el mercado y la migración de los más habilidosos, no porque así se lo propongan en la mayoría de los casos sino por el reconocimiento-percepción y buena imagen que otras empresas tienen de ellos.

El trabajo necesita reposicionarse

Así como la sobreoferta de productos y servicios existente en el mercado habla de una carencia de clientes, a las empresas también le sucede lo mismo, especialmente en algunas áreas que no logran ser cubiertas con el personal adecuado.

En la medida que el trabajo sea percibido por lo que debe ser, las empresas irán revirtiendo la baja imagen que hoy las caracteriza. De lo que se trata, entonces, es hacer bien las cosas evitando caer en la atracción que ejercen los extremos.

¡El portador de Tu Marca Personal, como titular de Yo SA, es el primero que debe tener en claro el rol de su trabajo dentro del proyecto laboral-profesional que viene brindando y desarrollando en el mercado!

José Podestá

 

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