A medida
que avanza la revolución tecnológica en todos los frentes, el ser humano se ve
sorprendido por lo aparente – sus beneficios–
y al tiempo por sus consecuencias, sobre todo cuando el trabajo de las
personas termina en manos de esa tecnología.
Tal vez nos
cuesta creer o aceptar que por la especialidad que uno tiene o lleva a cabo en
una organización, exista peligro de un eventual desplazamiento en el puesto
laboral o profesional. Más aún, un concertista de piano o un sommelier suelen pensar que lo suyo está
a salvo. Sin embargo, desde la creación de la impresora 3D –considerada como el
invento más revolucionario de los últimos tiempos– algunas tareas y planes de
fabricación pasan a estar sujetas de revisión.
El ser humano establece la diferencia
Seguramente
que por consenso mayoritario se acepte que el avance tecnológico ha sido y es
beneficioso por los cambios y mejoras obtenidas en múltiples áreas de
aplicación: salud, deportes, transporte, telecomunicaciones, nuevos trabajos,
etc. ¡Enhorabuena!
Pero para
que la tecnología baje a la realidad, es necesario que el ser humano ponga el
conocimiento en acción. En la actualidad, ello es bien evidente porque nos
nuestra aplicaciones y mejoras continuas en toda clase de productos y
servicios. Pero también es vital en todo aquello que no vemos, como ser los
procesos de fabricación, gestión, maquinarias, logística, etc.
Si bien la
robótica aplicada en la línea de producción trajo aparejada una disminución del
nivel de la mano de obra, también es cierto que obligó a los directivos de
capacitación y desarrollo tener que encarar programas de formación y especialización,
para gran parte de los operarios desplazados. Mientras algunos regresaron luego
a la línea de producción con una nueva tarea y responsabilidad, otros eran
transferidos a otras áreas para llevar a cabo nuevas tareas. Esta reasignación,
gracias a la tecnología aplicada, representó una mejora laboral y salarial no
prevista hasta entonces.
Por supuesto que siempre habrá ganadores y perjudicados en el proceso de cambio continuo en el que nos toca vivir. De allí que es importante tener en cuenta lo siguiente:
a. Estar
muy atentos al impacto de la innovación y a los cambios culturales, sociales,
políticos y económicos que se vayan previendo o registrando, tanto en el país
de residencia como a escala global.
b. Saber
anticiparnos a los eventuales sucesos, lo que supone adoptar una actitud proactiva,
en vez de tener luego que aceptar –incluso con resignación– consecuencias
dolorosas.
A partir de
ello, sólo el ser humano es quien tiene el conocimiento, la responsabilidad y
el poder para sacar el máximo beneficio de sus circunstancias, desde el momento
en que toma consciencia de que es el único artífice de su proyecto de vida y de
la carrera laboral-profesional emprendida. En la media que entregue o ceda las
riendas del destino a un tercero, se trate de la organización o de un
directivo, no debería olvidar que pasará a estar en una relación de dependencia, con todo lo que ello implica y significa.
La persona
que se interesa por construir y desarrollar el Personal Branding, va
descubriendo que el presente y el futuro están en sus manos. Aunque trabaje en
una empresa, su actitud y convicción de saber que no es un empleado sino un prestador de servicios, no lo ata a los
deseos de esa organización, a no ser que por su plan de carrera y su visión de
largo plazo, está preparándose para llegar a ser el número uno.
En
consecuencia, el conocimiento aplicado a las tecnologías permitirá que uno
pueda sacar partido en vez de aceptar que los otros lo hagan por uno. Es lo que
vienen haciendo, por ejemplo, los que trabajan en comercio electrónico.
Seguramente que algunos harán de ello una forma de vida, pero también habrá
otros que seguirán atentos a las tendencias para capitalizarlas y sumarse a las
nuevas oportunidades.
¡El
portador de Tu Marca Personal sabe que la actividad que hoy realiza es sólo
parte de un eslabón que la irá integrando, desarrollando y dando sentido a su
proyecto de vida!
José Podestá