Honestidad Versus Talento

27 abril 2014 ·

Más de uno puede pensar por qué contraponer la honestidad contra el talento, cuando ambas debieran ir juntas; incluso hoy en día hasta suelen escasear las personas honestas. Y no está mal cuestionarse y cuestionarlo, dado que en la sociedad se tiene asumido que si uno no hace el mal se tiene la posibilidad de ser una persona honesta.

La honestidad está al alcance de todos
Si partimos de este pensamiento ya podemos comen.zar a vislumbrar algunas diferencias entre el honesto y el talentoso, como ser:

a. No son sinónimos, pero tampoco excluyentes entre sí.
b. El talento, incluso moral, tiene otras exigencias porque persigue una perfección que con el tiempo puede devenir en virtud.

c. El honesto convive y se somete a las convenciones corrientes. Y en tal sentido, puede tener seguidores e imitadores.
d. Al talentoso lo moviliza la originalidad –no por una motivación elitista o de reconocimiento– sino por la búsqueda o concreción de un ideal de mejora o de superación, con el beneficio que ello tiene en la sociedad.

e. La honestidad puede ser potencialmente masiva –mayoritariamente aspiramos ser personas dignas– mientras que el talento es de unos pocos elegidos.
f  El honesto, si se lo propone, podrá descubrir sus propias habilidades-talentos y también hacer un aporte original. Aquí se encuentran la mayoría de los constructores y portadores de Tu Marca Personal, es decir, los que han optado por no ser considerados parte del rebaño y por ello están decididos en canalizar su ideal-vocación y misión en la vida, más allá de sus circunstancias.

El talento no se retiene
Cuando una organización dice contar con una política de retención de talentos, pueden ocurrir dos cosas.

a. Que no tengan en claro la sinrazón de dicha propuesta.
b. Que la tengan en claro, pero en realidad los mueve el fin egoísta de “retener”, hasta un cierto costo, aquellas personas que les son útiles y funcionales a sus “necesidades” que no siempre son los del proyecto de vida, laboral y profesional, de los empleados.

 A estas “empresas” les cuesta entender que se deben al personal y no al revés. Por tanto, de lo que se trata es brindarle al empleado-ejecutivo las condiciones laborales adecuadas, sin esconder o regatear frituras “dádivas” que se vinculan más con un comportamiento corrupto. Si el empleado dio todo para la empresa –de ello abundan casos a escala mundial–  cuando siente que su ciclo a llegado a su fin, si es talentoso y honesto consigo mismo no estará dispuesto a recibir las postergadas o futuras promesas de la política de retención, porque éstas perdieron su sentido y valor. Llegaron tarde. Además, porque su plan-proyecto de carrera laboral-profesional lo motiva ahora a continuar por otro camino.
Cuando las empresas insisten en la práctica de la retención, el empleado talentoso que se marcha se va convencido de haber tomado la mejor decisión, llevándose de la empresa una percepción lamentable y mediocre del directivo que intentó sobornarlo, egoístamente. En cambio, aquel empleado que optó por quedarse, le está demostrando a la empresa que no era todo lo inteligente y talentoso que aparentaba ser –más allá de capitalizar el soborno ofrecido– ni mucho menos honesto consigo mismo.

¡El portador de Tu Marca Personal dispone del derecho y el poder de hacerse valer, además del mejor reaseguro –el proyecto que le brinda un sentido a su vida– para no tener que tranzar con ninguna retención!
José Podestá

 

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