Qué Quiero Hacer y En Dónde

13 abril 2014 ·

Así como hay personas que trabajan fuerte en pos de lograr una promoción y mejora económica en el nuevo puesto –acorde con su plan de carrera laboral-profesional– existen otras que suelen rechazar inesperadamente una propuesta superadora. Visto desde afuera, este último caso no deja de sorprender a muchos.

Por qué existen dudas
Cuando la empresa mantiene en reserva la eventual promoción de una persona, algo que en los tiempos que corren no debería ocurrir, suele deberse a algunas razones que podrían resumirse en dos:

a. Estratégicas y de confidencialidad.
Aunque parezca un absurdo –cosa que realmente lo es– hay directivos que subestiman el rol clave que hoy le compete al empleado en la empresa. Así como un emprendimiento necesita del capital inicial para dar forma al proyecto, luego necesita desarrollarse y ser sustentable en el tiempo. Por tanto, si no cuenta con la gente adecuada y de valor en sus respectivos puestos, sólo logrará sumar problemas y frustraciones.

b. Carencias de razones y objetivos.
Replicando lo anterior, aunque parezca un absurdo –que también lo es en este caso– la promoción de un empleado o de un ejecutivo suele darse, muchas veces, de modo impulsivo. Sea por razones de coyuntura o de competitividad, la empresa descubre que para mejorar el rendimiento y la productividad les conviene promover, en forma unilateral, a determinada persona en un nuevo puesto.

Pero desde el lado del empleado también puede ocurrir que ante un cambio superador, decida desistir del ofrecimiento. Quizás algunos de ustedes tengan ejemplos de ello, como ser el caso de una nueva propuesta en el exterior o en un nuevo sector de la compañía.
No siempre el rechazo se puede deber a lo imprevisto del ofrecimiento. A veces alguien puede recibir de su jefe o de algún otro ejecutivo la promesa cierta del nombramiento para el próximo año. Sin embargo y en el momento de ser notificado, el empleado puede llegar a sorprender al directivo diciendo: “Muchas gracias, pero no estoy seguro que ello me sirva a mi plan de carrera,” o bien “no estoy seguro de cuáles debieran ser mis futuros pasos, pero siento que antes debo ponerme en claro qué quiero hacer y en dónde.”

No todo ofrecimiento es aceptado
Más allá que alguno piense cómo es posible que ante una mejora económica y de posición existan personas que se nieguen a ello –lo cual sirve también para darnos cuenta que no todo pasa por el dinero y el poder vinculado– lo cierto es que estos sucesos vienen ocurriendo y con una cierta frecuencia.

Entonces, así como una empresa puede actuar a veces de modo irracional o espasmódico en sus planes de promoción laboral, también existen personas que independientemente de su edad biológica, no tienen en claro qué es lo que esperan hacer de sus vidas.
En estas ocasiones el motivo del rechazo suele estar bastante vinculado con lo emocional. Cuando no se tiene en claro cuál es el plan de carrera laboral-profesional que se aspira llevar a cabo, y que tenga un sentido para la vida, es difícil poder fijarse objetivos de realización.

En consecuencia, y para no ir deambulando sin sentido por la vida, hay que estar convencido que ninguna carrera o plan se podrá llevar a buen puerto si uno no tiene la vocación, la convicción y la pasión por ello.
¡El portador de Tu Marca Personal ha tenido la posibilidad de posicionarse y crecer en lo suyo porque, previamente, tuvo que darse cuenta de las premisas fundamentales que le brindan un sentido a su vida y al trabajo!
José Podestá

 

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