La Vocación es Lo Primero

01 junio 2014 ·

A la vocación la asociamos, por lo general, con la definición que uno lleva a cabo en vísperas de la elección de un estudio, oficio o profesión. Desde este punto de vista, la vocación humana se diluye en la categoría psico-sociológica de la profesión y el oficio. Concretamente, a un hecho externo al ser humano que busca y privilegia una forma o sustento de vida, acordes con ciertas aptitudes e intereses personales.

La exterioridad, no basta
Si tenemos en cuenta que para construir y superar el destino personal se lo debe integrar a un campo más amplio de la vocación, ésta debiera ser más honda que la simple vocación-profesión. ¿Por qué? Porque el concepto de vocación compromete a la totalidad del individuo.

Esto para nada descarta a la resultante aspiracional que nos brinda o condiciona el contexto. La exterioridad es un dato importante, realista y complementario. De allí la necesidad de llevar previamente a cabo un proceso más profundo e interior sobre sí mismo y los valores, sobre todo trascendentes. Este mismo camino es el recomendado cuando, posteriormente, se desea incursionar en el Personal Branding.
Una cosa es dejarse arrastrar por los acontecimientos y oportunidades y otra es plantarse, ante ellos, en una actitud interior atenta. Entonces, cuando el hombre desde su presente trata de proyectar, no una determinada o parcial figura-imagen de su existencia personal sino la figura total de su existir, recién se estará cuestionando por la vocación y el sentido de su vida.

El discernimiento de la propia vocación a desarrollar y cumplir en la vida lo podemos hacer porque estamos dotados para planificar nuestro comportamiento y fijarnos proyectos como meta. De allí que en la tarea de la vocación –como en la tarea de la creación y el desarrollo del Personal Branding– debemos recurrir al pensar, a la reflexión y su derivado: la opción. No hacerlo hace que la existencia se frustre; es lo que lamentablemente vemos con frecuencia.
La humanidad personal debe ser conquistada

En la medida que el individuo no se deje llevar por la externalidad o las tentaciones del contexto –porque mantiene una actitud atenta a su devenir– estará asumiendo una actitud objetiva y profesional para no perder el sentido de su vocación, de la visión y el sentido que tiene en su vida. Con ello se estará asegurando no ser parte de ningún rebaño ni de terminar siendo domesticado por la organización, la profesión o el oficio que partió de su vocación.
Lo interesante es que en este devenir el hombre no está solo. ¿Por qué? Porque a la existencia humana se la entiende como una red de relaciones. De allí que el ser humano, para aspirar al “yo-soy”, necesita de la mediación del “otro”. El otro puede referir no sólo a una persona sino también a una realidad física o trascendente, a un valor. Y porque somos seres esencialmente vinculados, gracias a ello construimos nuestra humanidad y podemos llegar a perfeccionarla.

Así como ya hemos reiterado que el Personal Branding nos demanda recorrer un largo camino –porque nos acompaña a lo largo de nuestra existencia– la vocación, que en última instancia es nuestro soporte estructural y existencial, también. A veces la partida interior que nos proponemos llevar a cabo para superar el yo cómodo, ordinario y mediocre, viene dada por una desgarradora partida exterior; la realidad también suele señalarnos cómo la vocación conduce al hombre a su concreción en otros lugares, dejando atrás las figuras familiares, de amigos, colegas,… De allí la importancia de estar atentos, para eventualmente optar y obrar en consecuencia.
¡El portador de Tu Marca Personal logró gestarla, con tiempo y esfuerzo, a partir de una profunda reflexión interior, amalgamada con la vocación sobre la que viene construyendo su biografía y la razón de ser de su existencia!
José Podestá

 

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