Poder–Saber

20 julio 2014 ·

En la Sociedad Informacional en la que vivimos, anclada en la Economía del Conocimiento y la Información, se ha reiterado con frecuencia que el conocimiento incorporado brinda poder al individuo. Por ello, todos podemos ser parte activa de la legión de ciudadanos que a diario se hacen valer y respetar por lo que son y saben. Pero en la práctica, no es tan así.

Todo comienza por uno
Desde pequeños nos han enseñado que el hombre es un ser social. Pero si vemos el fuerte individualismo imperante en el mundo, uno bien podría pensar que tampoco es así.

Aunque la realidad indique o intente hacernos convencer de ello, porque a diario el comportamiento actitudinal de la inmensa mayoría nos lo hace sentir, el ser humano es eminentemente social. ¿Por qué? Porque necesita “del otro” para constituirse y realizarse, sin por ello perder la individualidad. Entonces, antes de encarar una misión o un proyecto de vida, uno deberá comenzar por darse cuenta del “qué soy”: no del que me gustaría ser o del que me atribuyo ser.
El futuro portador del Personal Branding tampoco está exento de ello. Si no comienza por tener en claro aspectos clave de su persona – del “quién soy”, no del que se propone aparentar ser para llegar a seducir con su marca al futuro mercado objetivo– seguramente que terminará siendo una víctima de su propio autoengaño.

En consecuencia, cuanto más uno sepa de sí mismo será más consciente de sus fortalezas, de sus debilidades y de su vocación de vida. Durante el trayecto, además, podrá ir constatando que la huella que va dejando es fruto del conocimiento aplicado en el trabajo y en las obras realizadas, gracias a los vínculos, a las relaciones y a los apoyos que en el camino de la vida fue recibiendo de otros seres.
La vida laboral y profesional, cuando se la construye a partir del proyecto que uno aspira realizar, cobra un sentido pleno. Las etapas que se van superando son como partículas de estímulos sucesivos que van construyendo el camino, del cual uno se puede llegar a enorgullecer, básicamente por dos motivos:

- Porque nace a partir del despertar interior, es decir, del habernos dado cuenta de nuestras carencias y habilidades y del sentido que aspiramos imprimirle a la vida. Además, la práctica de la escucha interior nos permitirá orientarnos y mantenernos en el rumbo fijado.
- De lo que aspiramos ser –la vocación– sabiendo que en un mundo de alta competitividad como el actual, el conocimiento es la materia prima básica, mínima y necesaria para hacer las cosas de la mejor manera, pero sin dejar por ello de considerar al prójimo, porque así nos lo demanda nuestra responsabilidad social.
En la medida en que uno esté persuadido de la necesidad de tomar las riendas de la vida en sus propias manos, en lugar de pretender tercerizar el destino o esperar que otros lo hagan por uno, se podrá ejercer con autoridad y convicción el poder que emana del “saber interior”. Los que se den cuenta de ello no sólo lograrán gratificación por el sentido dado a la vida, sino porque éste, al estar en función del otro –de los prójimos– hace que nos reconozcan y valoren.

¡El portador de Tu Marca Personal, más allá de ser competente y sobresaliente en lo suyo, tiene una gran responsabilidad social, de gratitud y de compromiso por el reconocimiento cosechado en el ámbito de su vocación!
José Podestá

 

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