Todos tenemos una tarea que cumplir en la vida. La
misma no sólo es la razón de nuestra existencia sino el motivo por el cual
hemos decidido venir a la Tierra. Se trata, por cierto, de una cuestión muy
profunda y existencial. Pero que no fácil de discernir para muchos, sobre todo
en los tiempos que corren y que está caracterizado por la aceleración del
cambio; de allí que se prefieran proyectos a corto plazo y resultados rápidos.
Mucho
más que un objeto
El ser humano es un sujeto trimembrado: piensa, siente y actúa. Por
tanto, cuando estamos trabajando en relación de dependencia debemos cuidarnos para
no llegar a ser tipificado de “recurso humano”. ¿Por qué? Porque el concepto de
recurso remite a un objeto-cosa de la cual es factible extraer su esencia para
una aplicación o fin determinado.
Por supuesto que a la organización le resulta muy
útil y funcional reducir y tipificar al empleado en la categoría de recurso o de capital humano. Con ello no sólo logra tener bajo control el costo laboral,
sino también el beneficio esperado por su capacidad, habilidad o talento para
generar valor en la tarea realizada. ¿De qué modo? Innovando y creando nuevos
procesos que le permitan a la empresa incrementar su nivel de productividad,
eficiencia y sustentabilidad.
Alguien se podrá preguntar qué tiene ello de malo. En
principio nada, porque una organización comercial o sin fines de lucro se crea
para que sea perdurable en el tiempo. Lo mismo ocurre con un puente, un
acueducto, etc. Pero lo que aquí se pretende destacar es el error estratégico
–más allá de la actividad o profesión en cuestión– de aplicar sobre las
personas reglas aggiornadas o
principios laborales sofisticados que nada tienen que ver con la esencia, la
dignidad y el respeto del individuo.
No
todo es igual
Por suerte, a partir del presente siglo algunas
organizaciones comenzaron a brindar un trato más humano y preferencial hacia el
personal. Si bien comparativamente son una isla con relación al resto, todo
indica que esta cultura del cambio hacia las personas se irá consolidando en el
tiempo. Además, si las organizaciones desean hacer realidad su misión y visión, sólo la podrán alcanzar con el empleado-profesional al que
sepan brindarle el espacio, el respeto y la autoridad necesarios.
De esta forma se podrá ir avanzando hacia el
posicionamiento y localización del empleado en el centro o corazón de la
organización, que es como debe ser. Hoy en día, una empresa que carece de personal de calidad, difícilmente podrá
subsistir por mucho tiempo frente a la sobreoferta existente, por más capital
que los accionistas pretendan inyectar. En contrapartida, se necesita ir tomando
consciencia que una organización es una comunidad
de personas que comparten objetivos y proyectos, aportando cada uno lo mejor
de sí. Este tipo de management no
sólo predispone favorablemente a la tarea, sino que le permite al empleado
vivenciar que su trabajo tiene un sentido
en su vida.
Nunca
es demasiado tarde
La tarea a realizar –o la que están esperando
nuestros prójimos– no se limita al ámbito empresarial. Vale para todas las
profesiones, oficios y servicios. Tampoco nunca es tarde para llevarla a cabo,
porque los tiempos o las oportunidades no son las mismas para todas las
personas.
Sabemos o hemos escuchado que hay personas que
consideran que “su cuarto de hora” ya pasó y por ello se arrepienten por no
haber hecho esto o lo otro en un determinado momento. Si bien las razones
pueden ser diversas, por lo general uno suele no llevar a cabo su tarea en la
vida porque no se quiere asumir el riesgo de ello. Entonces, más adelante se lo
justifica con el clásico “ahora es demasiado tarde”.
Quizás estos seres no son muy conscientes de tal
expresión. Pero lo cierto es que en sí mismo se trata de un gran fallo del pensar. Nunca es demasiado tarde para
hacer lo que la realidad nos esté presentando o demandando. No se trata,
entonces, de una exclusión sólo reservada para los jóvenes. El destino también se
presenta en las personas tardías que descubren en ese momento la tarea de su
vida, y se ponen a trabajar en ello.
¡El portador de Tu Marca Personal se pone en
marcha para alcanzar su objetivo luego de darse cuenta de cuál es su tarea en
la vida, independientemente de la edad biológica que tenga en el momento de
haber descubierto su vocación!
José
Podestá