Anticiparse Para Qué

16 diciembre 2018 ·

A veces uno se encuentra con alguna persona que, por distintos motivos o circunstancias, “sufre” por mantenerse a la vanguardia de sus cosas. Por ejemplo, “su” proyecto personal, conservar el mejor promedio, la mejor calificación en la organización, brindar la primera respuesta,…


Tal vez quien no haya pasado en algún momento de su vida por esta experiencia, seguramente que le costará comprender este tipo de comportamiento. Pero lo cierto es que se trata de “impulsos” interiores que se presentan muchas veces de un modo espontáneo y que, lamentablemente, no “aflojan” en su intensidad hasta que el “damnificado” obre en consecuencia. Por supuesto, en el opuesto están todos aquellos que aguardan o prefieren mantenerse en un bajo perfil.

Competidores consuetudinarios

En el estadio inferior de los anticipadores se encuentran los que no pueden vivir si no están en “competencia” con alguien, a tal punto de necesitar “escuchar,” una vez que lograron el propósito, el reconocimiento de sus pares o amigos.

Por supuesto que en el mundo exterior no existe ninguna ley o decreto que establezca o imponga esta tipo de conducta. Entonces, ¿a qué se debe el motivo? Lamentablemente y en la mayoría de los casos, a autoexigencias propias originadas, quizás, en alguna problemática de índole emocional o de baja autoestima.

Esta introducción relacional tiene, como propósito, invitarlos a reflexionar toda vez que se encuentren expuestos en el plano laboral y profesional. ¿Por qué?

- Porque se trata de un “fenómeno” que es mucho más frecuente hoy en día que tiempo atrás.

- Suele estar latente o presente en el ámbito en donde trabajamos y mantenemos vínculos laborales o profesionales.

- Produce un estado de estrés, de crispación en el grupo, incluso cuando quien lo padece e irradia es el superior inmediato; no siempre las organizaciones se “ocupan” de brindar una pronta solución a los empleados.

- Atenta contra el mismo portador del Personal Branding.

- Nada tiene que ver con la actitud “proactiva” que se espera ejerzan las personas en el ámbito laboral o profesional.

- Tampoco tiene que ver con el concepto del “ser competitivo” que algunas organizaciones demandan de sus empleados, equivocadamente. Lo que sí deberían de “ocuparse” es que el personal sea “competente” en lo suyo.

- No hemos venido a la vida para estar en “modo competencia”, sino para ser verdaderos hacedores de un aporte personal que sea incluso de valor o de mejora para la humanidad.

Objeto de confusión

Todo el mal entendido surge por la tendencia generalizada que tienen algunas organizaciones e instituciones con relación a las personas. Todavía hay muchas que consideran más “redituable” reducir al ser humano al estado de “cosa-objeto”, para luego maximizar el retorno del beneficio que desde ese enfoque puedan llegar a capitalizar. Es decir, aplican a la persona la misma “fórmula” que utilizan para los proyectos de inversión que, por supuesto, éstos sí tienen que ver con el objeto-cosa del negocio.

Pero por suerte el ser humano no es un robot ni un “tonto” como aún se lo creen todos aquellos que lo asimilan a la categoría de “recurso humano”. Prueba de ello es el giro de valoración que hoy vienen asumiendo las organizaciones, ante la carencia de personas competentes –no competitivas– que les permitan hacer realidad sus proyectos.

Justamente las organizaciones que valoran a la persona ya no se jactan por tener a los que “padecen” el mal de anticipación. Más bien, lo ven como individuos a los que pueden llegar a “sanar” –porque cuentan con otras capacidades– mediante el soporte terapéutico y el nivel adecuado de contención que necesitan para poder llevar adelante la responsabilidad asignada.

El “anticipador” cuenta hoy con otro “amortiguador” de valor que la mayoría de las organizaciones propician y estimulan; tiene que ver con el trabajo grupal heterogéneo en donde se comparten desafíos, logros y eventuales fracasos dentro de un proceso armónico de aprendizaje y colaboración.

¡El portador de Tu Marca Personal, si bien también pudo haber sido un anticipador en algún momento de su vida, tiene en claro que para llegar al objetivo de su misión necesitará ir 
interactuando y “consensuando”, a lo largo de su biografía, no sólo en lo personal sino también en pos de las necesidades de sus prójimos!
José Podestá

 

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