Si uno observa el contexto internacional,
especialmente en Occidente, no deja de ser preocupante. Los conflictos,
reclamos, abusos de poder, inseguridad de todo tipo –incluido el laboral–
acosos sexuales, deslealtades profesionales,… están a la orden del día. Por
supuesto que todo ello termina repercutiendo en la faz anímica de las personas,
como así también en el clima laboral en donde uno se desempeña, sumada a la
presión por los resultados y la sobrecarga incremental de trabajo debido a la
reducción de personal.
Qué
es conveniente hacer
Por tratarse de estímulos ajenos y no controlables
por uno mismo, ello termina “obligándonos” a ser más responsables por las
tareas asignadas, el servicio profesional brindado y la posterior influencia
que luego ello tiene frente a terceros.
Independiente de esta realidad y como uno debe ser
el artífice de su propio destino, es
necesario y muy “saludable” desdoblar el riesgo. ¿En qué sentido? Llevando en
paralelo una actividad o emprendimiento particular en donde el “jefe” es uno
mimo, al tiempo en que no sólo uno pasa a ser precavido ante un eventual
imprevisto laboral –por ejemplo, ser despedido de la actual organización,
sufrir una reducción salarial o ser trasladado a otro sector– sino que también
se cuenta con un “reaseguro” económico para cuando llegue el tiempo del retiro
o de la jubilación.
Si en el supuesto caso el emprendimiento en cuestión
demandara la contratación de empleados, aquí uno tiene la posibilidad –y
fundamentalmente la “responsabilidad”– de no replicar en ellos los mismos
errores e “injusticias” que uno percibe o padece en la organización en la cual
se desempeña. Esto que parece ser tan obvio y humano, no siempre suele
cumplirse como uno se lo imagina. Al respecto, existen reiterados casos de
“maltratos” que el emprendedor “independiente” también aplica a sus
subordinados, tal como si fuera una “consecuencia” de lo que la organización o
el sistema vienen haciendo con él.
En cambio, si uno obra respetando, valorando y
tratando a sus empleados como “seres humanos”, es decir lo opuesto a “recursos
humanos”, logrará no sólo mejores resultados en la actividad, sino que
comenzará a tener un reconocimiento y estima tal que terminarán impulsando luego,
con creces, la imagen y la reputación de su Personal Branding.
Posiblemente llegará el momento en que uno se
encontrará ante una disyuntiva, al no saber si vale la pena seguir “gastando”
energía en la organización en donde viene desempeñándose en relación de
dependencia, o bien dedicarse exclusivamente a “su” emprendimiento personal.
Desde ya que la decisión es eminentemente individual, porque de ella surgirán
cuestiones tales como:
- Haberse convencido que su misión no pasa por trabajar en relación de dependencia.
- Sentir que “su” emprendimiento es lo que afloró
como un impulso interior o “mandato” acerca de lo que “siente” que debe hacer, de
ahora en más.
- Porque está transitando un nuevo septenio de su
vida que le propicia la oportunidad del cambio.
Esto
qué significa
Muchas veces no llegamos a ser plenamente
conscientes de las cosas que nos suceden, por la sencilla razón de sentirnos
“esclavos” de nuestra cotidianeidad. Tal como le ocurre al “dependiente” del
celular, venimos caminando por la vida con la cabeza baja, tratando de
ver-escuchar-responder al instante cosas que poco y nada vinculan con lo
importante, sino más bien con las costumbres y los usos sociales del momento.
Recién cuando uno toma consciencia que por allí no
pasa la vida, ni mucho menos el mandato que anida en la misión personal, es cuando se “ilumina” el alma para hacernos ver, sentir
y recordar el motivo-razón de nuestra existencia. Entonces y en la medida en
que uno capitalice el impulso, comenzaremos a darnos cuenta y comprender lo que
de ahora en más se espera que hagamos.
Quizás algunos de ustedes conocen el caso de
personas que, en un momento determinado, sintieron lo que debían hacer y con
una gran tenacidad –que muchas veces orilla hasta en la obsesión– aplican toda
su energía a dicha cuestión.
Si bien en todo momento es bienvenido escuchar
nuestra voz interior para rectificar –incluso confirmar– lo que debemos hacer,
no deja de ser otra buena opción intentarlo cuando nos sentimos oprimidos,
desorientados o hastiados del contexto y de las presiones negativas que parten
del mismo.
¡El portador de Tu Marca Personal es un ser que
frecuentemente se autocuestiona con la finalidad de no errar en el camino que
la vida le asignó, para ir plasmando desde allí las huellas de su recto obrar!
José
Podestá