A veces la
ocurrencia de propuestas duales u opcionales, como por ejemplo dos puestos
alternativos o dos destinos laborales, más que ponernos contentos nos generan
un problema de decisión que, por lo general, no está exento de su cuota de
estrés. Luego suele ocurrir que uno termina optando
por aquel que aparentemente creemos que nos brindará un mayor ingreso económico,
aunque no tengamos certeza de ello.
Tal vez, ninguno de lo dos
Pero lo que
uno no suele pensar en ese momento es si dichas propuestas tienen un sentido
para el proyecto o el plan de carrera laboral-profesional, y en qué medida han
de contribuir para brindarnos un sentido a nuestra vida. La misma situación
suele darse cunado se está ante un importante suceso personal. También aquí
muchas veces se termina optando por
la mejor salida o solución, cuando
quizás lo más razonable hubiese sido no tomar partido por ninguna de ellas.
Este es el
problema de decisión que suele generar lo dual. A pesar que sabemos que no todo
es necesariamente blanco o negro, dejamos a que nuestros reflejos actúen y
hagan también lo suyo.
En el
ámbito de las organizaciones existen antecedentes de destacados empleados,
técnicos y ejecutivos que, ante la opción de tener que optar, terminaron en una
gran desilusión, frustración y hasta en la pérdida del trabajo. Por supuesto
que también hay ejemplos de personas que les ha ido estupendamente bien con la
opción elegida, aunque no se tenga en estos caso información acerca de en qué
medida hubo factores externos o no controlables que ayudaron al éxito de estas
personas.
Comenzando por lo básico
Tal como ya
lo saben los que se han identificado con el Personal Branding, se trate de un
proyecto laboral, profesional o de vida, es muy importante que uno se constituya
en el artífice de su destino. En la especialidad aludida hablamos de
posicionarse internamente como Yo SA, dejando de lado la clásica actitud
dependiente y de subordinación hacia la empresa en la que se esté prestando un
servicio o brindando soluciones diarias.
El tema es,
de por sí, profundo. ¿Por qué? Porque implica básicamente darse cuenta de dos
cosas:
a. Trabajar
en o para una empresa no supone ser un empleado o recurso humano que cede todo de sí, para ser parte de un rebaño que
reporta a un jefe o pastor, haciendo
o cumplimentando lo que literalmente está establecido para el puesto en
cuestión.
b. Trabajar
o ejercer una profesión, incluso en una organización, es brindar el mejor servicio-solución de modo autónomo y
como integrante de un equipo que, en lo suyo, hace también lo mismo, aportando
mayor valor en innovación y productividad.
Como se
puede percibir, son dos actitudes bien diferentes. Mientras en la primera están
mayoritariamente las empresas que aún creen que el empleado debe trabajar para la organización, porque para eso se le paga un salario.
En la segunda alternativa están las empresas que valoran y están persuadidas
que no podrán hacer viable la visión si no cuentan con los mejores perfiles. Y
para ello, se ponen a trabajar para el empleado,
porque se han dado cuenta que hoy es lo que conviene hacer.
Momento de decisión
No estamos
llegando al final para cerrar este artículo con el título de una película sino
para generar consciencia acerca de la importancia que tiene, para cada uno de
nosotros, el de ser, aunque más no sea, pequeños artífices del propio destino.
El derecho de la libertad no fue algo dado para que los otros lo asuman e
interpreten por uno, sino para que hagamos uso del mismo. Es lo que necesitan y
esperan las empresas que reconocen y valoran a los empleados que saben lo que
les conviene hacer, mientras construyen valor y permiten que la organización
sea sustentable en el tiempo.
¡El
portador de Tu Marca Personal tiene en claro lo que le conviene hacer, porque
de ello dependerá el posicionamiento, valoración y estima que el mercado
objetivo se forme de él!
José Podestá