Así como en el tiempo fue evolucionando el nombre
del área de personal al de personas –aunque aún sigue enquistado el de recursos humanos– hasta el advenimiento
de la globalización las organizaciones industriales y comerciales solían
referirse al trabajador bajo la denominación genérica de mano de obra. A partir
de allí se hacía una distinción entre los empleados de cuello azul –que eran los obreros de planta y depósito– y los de cuello blanco, es decir, los empleados
administrativos y ejecutivos.
Gracias a la evolución cultural, la especialización
y el aporte de la tecnología aplicada en los procesos de fabricación y
despacho, la expresión mano de obra se fue licuando paulatinamente. En cambio
la antinomia entre obreros y empleados, aún está vigente.
Del tema se ocupó en varias oportunidades Peter
Drucker, quien fuera, indiscutiblemente, el primer maestro de la administración
y de la gerencia profesional. Casualmente su primer libro La Gerencia de Empresa – “The Practice of Management”– acaba de
cumplir 60 años. Esta obra, además de haberse convertido durante décadas en el
libro de cabecera de la mayoría de los ejecutivos y de haber sido de inspiración
para la tesis de mi primer título universitario, se constituyó en el primer best-seller de literatura empresarial;
además llegó a ser traducido a varios idiomas, incluso el chino, árabe e hindú.
Esta referencia a Peter Drucker tiene sentido porque
fue un crítico referencial del término mano
de obra. Al respecto, decía que al contratar a un obrero se incorpora a la
persona íntegra. Por tanto, con sus manos viene su portador, al que hay que
considerar en su totalidad.
El
beneficio del cambio
En los tiempos que corren el ser empresario o
emprendedor poco y nada tiene que ver con la cultura anterior a la
globalización. Así como en el ayer estaba todo por hacer y la prioridad estaba
puesta en aumentar el nivel de producción para cubrir a la demanda insatisfecha,
la realidad hoy es exactamente la opuesta: faltan clientes-consumidores ante la
faraónica oferta existente.
Esto demandó modificar el enfoque del management. Paulatinamente se fue
descubriendo que es literalmente
imposible gestionar una empresa a partir de las órdenes descendentes de los
ejecutivos. De allí la bienvenida “necesidad” de redescubrir, darse cuenta y
reposicionar a la mano de obra en
general –obreros y empleados– en el centro de la organización, con todo lo que
ello demanda de parte de los directivos.
Lamentablemente Peter Drucker –falleció en 2005– no
llegó a ver este proceso de cambio en el nivel de importancia que hoy tiene en
las organizaciones líderes globales. Pero sí fue con sus enseñanzas el pionero e impulsor del cambio registrado,
el que seguirá evolucionando hasta que las organizaciones se den cuenta que
todo lo que se hace debe estar destinado al ser humano. Luego vienen los
resultados y la ganancia, como premio-retribución de la eficiente actividad
llevada a cabo, y no al revés como muchos gurús han dicho y muchos
empresarios-emprendedores egoístas, de ambición cortoplacista, creen y aspiran imponer,
ingenuamente, en los mercados en donde operan.
¡El portador de Tu Marca Personal tiene ante
sí un doble desafío: el de ser talentoso en lo suyo y socialmente responsable
con sus prójimos!
José
Podestá