El ritmo de vida actual nos lleva, muchas veces, a
no prestar debida atención a lo que se oye y tampoco a lo que nos dicen. Algo
similar nos ocurre, últimamente con mayor frecuencia, a no percibir
correctamente los sucesos que se dan en nuestro derredor. Por supuesto que a la
hora de justificarnos enunciamos una serie de razones, que por lo general
también hacen referencia a un denominador común: el individualismo.
Somos
lo que hacemos
Esta realidad tampoco le resulta ajena a los que se han
propuesto iniciar el camino positivo del Personal Branding. De allí que es muy
importante no olvidar la práctica del autoconocimiento.
Si uno observa a un investigador, a un artista o a
un emprendedor –para citar sólo algunos ejemplos– vemos que no sólo cuentan con
un pleno autoconocimiento sino que, por defecto del trabajo, vocación o
profesión elegida, no pierden la perspectiva de los pequeños detalles. Es decir
que sin darse cuenta de ello, están atentos a los impulsos que les llegan a sus
respectivas vidas de relación.
Quizás a la mayoría de ustedes les moleste mucho la
equivocación, que por supuesto no deja de ser un aprendizaje. Sin embargo,
muchas veces uno podría haberse evitado este tipo de “frustración” si hubiese
estado más atento a lo que los otros –sea el jefe, amigo o profesional
consultado– nos dijeron acerca de un tema o situación específica.
Para aquellos que tienen responsabilidad de
liderazgo o de conducción, no escuchar al otro es un signo de irresponsabilidad
y de mala educación. Pero cuidado, porque lo mismo le vale al empleado que no
está atento a las consignas que provienen, tanto de su equipo como del superior
inmediato.
La
cultura imperante
Los que han tenido la oportunidad de vivenciar la cultura
del ayer sobre el tema de la escucha, podrán notar la diferencia casi “abismal”
que se da entre los actores del hoy. Por cierto que el entorno visual, digital
y de las plataformas móviles muy poco ayudan a ello. No porque sean meramente
negativos sino porque el ser humano, en lugar de hacer un uso eficaz de estas
herramientas, sin darse cuenta ha caído
en sus garras; sólo basta con ver la legión de personas a las que se les ha
adherido el móvil en sus manos,
obligándolos incluso a mantener prácticamente su vista sobre él, tal como si
fuera “el fetiche” de la postmodernidad.
Hasta tanto el ser humano no tome consciencia de
ello y ejerza su poder de decisión y uso responsable de los recursos
tecnológicos, le resultará muy difícil poder liberarse de la nueva esclavitud a la que él mismo optó
por suscribir. Si bien se trata de soportes que en sí mismos forman parte de
los nuevos medios de comunicación, no por ello el hombre está mejor comunicado;
en realidad, está informado.
Pero nada de ello nos ayudará para estar más atentos
ni mucho menos para la escucha.
¡El portador de Tu Marca Personal sabe muy
bien lo que puede llegar a perder por el solo hecho de no estar atento a su
propia escucha, y la del prójimo!
José
Podestá