Competencias, Habilidades y “Uberización”

15 mayo 2016 ·

Para las nuevas generaciones decirles que las condiciones de trabajo han cambiado, poco les ayuda a entender los cambios propios de la época. Pero sí les resulta más útil saber que hay nuevas formas de trabajo que están surgiendo a un ritmo nunca antes visto. ¡Esto es lo bueno de hoy!

La precarización es un problema
La otra cara de la moneda –y de la realidad– está dada por aquellas empresas que lamentablemente son mayoría por su desaprensión hacia el empleado, aunque éste sea un ejecutivo. Aprovechándose del contexto, llevan hacia delante una política de precarización del trabajo y del salario. Sin embargo, no se dan cuenta que en la sociedad informacional en que vivimos, tal tipo de comportamiento, actitud y desidia hacia la valoración de la gente, los expone negativamente ante la comunidad, los medios y las redes sociales.

Esta miopía cortoplacista –léase “maximización de ganancias”– en la práctica termina jugándoles en contra. ¿Por qué? Por diversas razones de sentido común, como por ejemplo:
- La creciente dificultad de contar con personas de valor, es decir, competentes, habilidosas, creativas y autónomas.

Como hoy es más fácil informarse, cuando el postulante se entera de la subdesarrollada política de personal de estas compañías, para nada se mostrará predispuesto en ser parte de un entorno mediocre, que hasta puede llegar a jugarle en contra en el desarrollo de su Personal Branding.
- Carencia de un management anticipador e innovador de tendencias, en materia de compromiso y desarrollo de las personas.

En la medida que estas compañías gestionen al personal como “recursos humanos”, terminan siendo víctimas de su propio problema. ¿Por qué? Porque a ningún ser humano le interesa ser considerado como un objeto-recurso que “debe” encuadrar dentro de la descripción de tareas del puesto, al que de antemano ya se le estableció un salario promedio. Como es de imaginar, tal práctica sólo conduce a contar con una estructura de personal promedio afectados al cumplimiento del horario establecido.
Para estas empresas está claro que el empleado es “un costo”, en lugar de un co-creador de riqueza que brinda sus “servicios” a la organización. Por tanto, de ninguna manera ésta podrá replicar el concepto de maximización de ganancias del ayer, en un contexto en donde coexiste una legión de productos y servicios que poco y nada se diferencian entre sí. Entonces, la “ganancia” sólo será viable en la medida en que la compañía cuente con personas de calidad –desde el cadete hasta el CEO– aportando sus competencias y talentos en un proyecto en común.

Compromisos compartidos
Las personas que trabajan en la empresa la hacen viable en la medida en que la dirección tenga en cuenta, entre otras cosas:

- El talento de las personas pasó a ser un diferenciador clave. ¿Qué vemos en la práctica? Exactamente lo contrario, salvo en las empresas líderes globales que marcan las tendencias –GE, Toyota, Amazon, Zara, Starbucks,… En lugar de ser reactivas, sus empleados están preparados para el cambio, en todo momento.
- La persona competente y habilidosa está en una mejor posición negociadora dentro del grupo de trabajo, y para gestionar su propia carrera laboral-profesional. Para nada se siente desechada ni marginada, tal como les suele ocurrir a los “empleados promedio”.

- Las empresas líderes, innovadoras y anticipadoras saben que la “cultura del paternalismo y la lealtad” –otra de las improntas que cultivan los “recursos humanos”– hoy se transformó en un auto-interés mutuo. Las personas que son parte de este nuevo enfoque organizacional se consideran “prestadoras de servicios”, al tiempo que para sus empleadores pasan a ser sus “socios estratégicos”.
En este caso, son las personas las que “eligen” trabajar en aquellas organizaciones que comparten sus valores y tienen un claro propósito social. De allí que asumen que su “marca empleadora” es y será clave para que las personas talentosas aspiren a ser parte de ella.

- La “uberización” también se estableció en el trabajo, constituyéndose en un nuevo factor disruptivo. ¿Esto qué significa? Que la organización pasó a complementar su estructura laboral con el aporte de otras personas externas que pueden llevar a cabo actividades específicas o bien ser parte de proyectos en tiempo real.
Esta apertura “mental” hace posible que los equipos de trabajo internos de la compañía se puedan retroalimentar con el aporte puntual de sus pares externos, capitalizando así la valiosa experiencia que éstos poseen en múltiples contextos.

Como pueden ver, la competitividad y la productividad transitan hoy por otros caminos que nada tienen que ver con la “descripción de tareas”. Lo bueno de lo aquí mencionado es que se trata sólo de una muestra de las nuevas formas y oportunidades de trabajo que hoy están disponibles.
¡El portador de Tu Marca Personal cuenta con las competencias necesarias para llevar a cabo su misión y vocación en proyectos que, incluso, le permitan la “uberización” de sus servicios!
José Podestá

 

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