En un mundo de iguales es utópico poder sobresalir.
Cuando los productos y servicios “copian o “imitan” al más exitoso, todos
pierden. Cuando los egresados de una misma disciplina –abogados, médicos,
psicólogos, etc.– se formaron a partir de programas académicos que carecen de
diferencias significativas entre las universidades, están en serios problemas para
ser tenidos en cuenta.
Si bien el marketing se constituyó a partir de la
segunda mitad del siglo XX en una herramienta básica y fundamental para el
posicionamiento de emprendimientos y negocios exitosos, también hoy está en
problemas. Pero ello para nada significa que no “sirva” a su objetivo
intrínseco.
El problema es que por urgencia de “corto plazo”,
las compañías optan por concentrarse en el “cómo” –es decir, la táctica–
dejando de lado el “qué y el para qué –es decir, la estrategia. Entonces es
mucho más “eficaz” priorizar el me too,
porque permite soluciones mucho más rápidas a partir del “pinto y copio” al
líder, que el realizar una pre tarea de investigación, posicionamiento y
desarrollo de algo que sea distinto a lo existente y que, además, brinde un
valor para el cliente-consumidor en cuestión. Para una mayor clarificación a
este dilema nada mejor que poder expresarlo con algunos ejemplos de empresas
que omiten el me too, tales como: el
Circo de Soleil, Coca-Cola, Nike, Starbucks, Nespresso, Apple, Southwest
Airlines, Virgin,…
Lo mismo se viene dando en el campo académico. Para
“competir” en la oferta existente, la mayoría de las universidades vienen
ampliando sus propuestas de grado y posgrado –tal como si fueran productos o
servicios de “consumo masivo”. Para tal fin recurren al marketing,
fundamentalmente porque les resulta funcional como soporte de “promoción &
difusión”, pero sin saber a ciencia cierta si ello luego será una solución de valor para los estudiantes-clientes
que creyeron en tal “promesa”. Seguramente que algunos de ustedes conoce el
divorcio existente de gran parte de las universidades con el ámbito empresarial
e institucional, en el sentido de estar formando profesionales que luego
carecen de los conocimientos adecuados para poder hacer frente a las exigencias
del contexto actual.
Pensando
al revés
Durante décadas uno ha estado muy atento a las
propuestas, consejos y sugerencias de los que más sabían en lo suyo –es decir,
aquellos referentes que nos brindaban sus puntos de vista para que luego uno
pudiese tomar la decisión que consideraba como la más “orientadora” para el
proyecto personal, aspiracional y de vida. Por supuesto, eran otros tiempos,
otra cultura y realidad.
A partir del presente siglo muy poco de lo que había
sido exitoso en el ayer, se ha podido mantener o replicar. Hoy estamos inmersos
en un proceso de aceleración y “licuación manifiesta” en todos los órdenes de
la vida, que nos demanda el tener que adoptar un comportamiento más autónomo.
Además, ya no están “a mano” los referentes y las personas inspiradoras que nos
puedan o sepan “orientar”, pero sí los influyentes que ganan dinero
rápidamente.
Entonces, si partimos desde la táctica es altamente
probable que nos vayamos a equivocar. ¿Por qué? Porque no podemos dejarnos
llevar por las “ilusiones” que provienen del mundo exterior, ya que vienen o
están “viciadas” de un alto incentivo “consumista”. Muchos de los que son
sorprendidos por tales propuestas, luego sienten la frustración por haber sido defraudados
y reducidos a la categoría de “usuarios usados”; el negocio fue hacerles creer
en algo mágico y carente de valor. Esto vale también para aquellos que
pretenden influir en la gente haciendo un marketing del Personal Branding.
Si hay algo que no debemos omitir ni subestimar en
esta vida es que sólo con el esfuerzo,
la pasión y la vocación uno puede llegar al objetivo propuesto; las empresas
mencionadas anteriormente dan testimonio de ello. ¿Esto qué nos dice? Que debemos
llevar adelante nuestro plan de carrera laboral y profesional a partir del
motivo-razón de nuestra propia existencia, es decir: de la misión por la cual hemos venido al planeta Tierra. Al tomar
conocimiento de ello, se estará poniendo en claro el qué y el para qué uno
aspira hacer lo que se ha propuesto en la vida.
En esto radica el pensar al revés. En lugar de basarte en las promesas interesadas
del mundo exterior, deberás partir de lo que has “descubierto” y “escuchado” en
tu mundo interior. Luego poco
importará si tu misión es la de ser
un maestro, un carpintero, un científico o un empresario, porque en definitiva
se trata de aquello por el cual has venido al mundo. De allí surgirá el empuje
y la fuerza interior que has de
imprimirle a tu vocación, la que luego
será percibida por tus prójimos por el estilo y la pasión que va caracterizando tu obrar en la vida.
¡Por todo ello serás reconocido, valorado y
recordado, al tiempo que Tu Marca Personal se va expandiendo en reputación y
estima!
José
Podestá