Hasta ahora no ha sido tan frecuente, pero nada
garantiza que no se torne en habitual. Me estoy refiriendo a la “búsqueda o
incitación” a la que suelen recurrir un ejecutivo o directivo para intentar ser
“despedido” por la organización. ¿Con qué objetivos? Por ejemplo:
- Cobrar una importante suma de dinero en concepto
de indemnización, a partir de la cantidad de años de permanencia en la empresa.
- Utilizar ese dinero con finalidades alternativas,
como ser el establecimiento de un emprendimiento, aplicarlo a un año sabático o
realizar estudios en el exterior.
Los
antecedentes suman
Cuando se trata del desarrollo del Personal Branding
o de una carrera laboral-profesional, uno debería ser cuidadoso con las formas.
¿Por qué? Porque en ello se juega la reputación
e imagen de la persona.
Seguramente que a más de uno de ustedes les llamaría
la atención saber que un amigo o un colega está llevando a cabo una estrategia
tendiente al despido laboral. Por más que esa persona “crea” o “diga” que nunca
más piensa trabajar en relación de dependencia, ello seguramente no llegará a
ser necesariamente definitivo en el transcurso de su vida. Los recurrentes
cambios del contexto, sumados a su velocidad, además de generar turbulencias e
incertidumbre, en absoluto garantizan que uno pueda decir que nunca más volverá
a trabajar en relación de dependencia, salvo que haya optado por un cambio
radical de su vocación, cosa que
tampoco es tan frecuente.
Si no olvidamos este condicionante, lo más sensato
cuando uno no desea permanecer más en la organización, es “negociar” la salida
en buenos términos. Y si ello no fuera viable, porque no es política de la
organización, entonces resta en ese caso marcharse por su cuenta. Al fin y al
cabo, si uno lo hace es porque le resulta “funcional” con la etapa en la que se
encuentra atravesando con su plan o proyecto personal.
De esta forma, lo que uno busca es dejar buenos
“hitos” en el camino por donde se está transitando. Por el contrario, si uno
fuerza o asume conductas “adolescentes” para llegar a provocar el despido, una
vez logrado el mismo se deberá ser plenamente consciente que “nunca más” podrá
incluir a esa empresa en su biografía laboral, porque se expondrá a que informen
de un modo negativo sobre la performance
y la forma en que se retiró de la organización; hasta podrían comentar el caso
a través de la red social corporativa.
Estamos
en tránsito
Así como es muy conveniente disponer de un plan de
trabajo afín con el desarrollo y posicionamiento del Personal Branding, el plan
también es clave para poder ir transitando en tiempo y forma la carrera laboral
y profesional.
Si la situación relatada la vemos en perspectiva,
seguramente que en nuestro devenir nos ha tocado estar en organizaciones del
primer nivel, otras no tanto e incluso en algunas que clasifican dentro de las
“tóxicas”. Esto siempre fue y será así, porque cuando necesariamente tenemos
que interactuar y convivir con nuestros prójimos, no siempre se logrará la
“empatía” ni el poder llevar a cabo la mejor práctica de “inteligencia
emocional” –no porque uno no lo haya intentado– sino porque la contraparte está
en una posición radical e incluso de confrontación permanente.
En consecuencia y gracias al plan-proyecto personal,
uno podrá llegar a discernir, con mayor precisión, a partir de qué momento
conviene “migrar” de esa organización. Porque, al fin y al cabo nos encontramos
siempre en tránsito, brindando un
servicio laboral-profesional a “plazo fijo”, es decir, hasta el momento en que
la experiencia capitalizada nos indique que ya ha llegado el momento de partir.
Qué
conviene hacer
En este momento rescato la cita que dice que “cada uno es dueño de su propio destino”,
porque nos vincula con el tema en cuestión. En la vida vamos transitando
distintas etapas y desafíos que, además de ponernos a prueba, sirven para
nuestro desarrollo personal. Si bien uno no disfruta con los problemas y las
experiencias tóxicas, no por ello vamos a poder evitarlas totalmente, motivo
por el cual deberíamos tener la predisposición y apertura de capitalizarlos como
tales; en definitiva, son pruebas-desafíos a resolver.
Lo importante es tener la capacidad de estar
preparado para ello, no descontrolarnos ni mucho menos forzar al mencionado
“despido”, porque en definitiva de lo que se trata es de preservar también nuestra
identidad –el nombre y apellido– por su estrecho vínculo con el Personal
Branding.
¡El portador de Tu Marca Personal sabe que la
“calidad” de su obrar será la resultante de su reputación, como así también del
posterior reconocimiento y valoración que sus prójimos habrán de tributarle!
José
Podestá