La evolución del Personal Branding a la que me voy a
referir nada tiene que ver con el soporte digital, pero sí con la “madurez”
esperada de sus portadores.
Si bien algunas organizaciones lo suelen requerir,
también en lo personal uno debería asumir la responsabilidad por el trabajo
realizado o la tarea asignada, incorporándole algún valor adicional. ¿En qué sentido? Sin perder de vista a nuestros
prójimos. ¿Por qué? Porque como seres humanos “sociables”, estamos en la vida
para brindar también soluciones a las circunstancias del entorno.
Si alguno de ustedes cree que podrá desarrollarse en
la vida haciendo sólo “muy bien” las cosas –fruto de una actitud meramente
egoísta, individualista– es muy probable que termine desembocando en una
frustración. De poco le servirá argumentar: lo
que pasa es que yo soy así. Mal que nos pese, no podemos ni debemos dejar
de mirar a nuestro alrededor, para darnos cuenta que los talentos que uno tiene son un “don” que me obliga a compartirlos
con todas aquellas personas que, por motivos que seguramente uno no alcanza
bien a discernir, necesitan “del otro” para poder suplir sus carencias.
Entonces, si no lo hacemos por “convicción”, al menos deberíamos brindarlo
aunque más no sea por solidaridad humana.
No
somos descartables
Tampoco vale la pena ni sirve excusarnos mediante la
batería de “racionalizaciones” que uno pretenda sostener, incluso con
vehemencia. Nos guste o no, nuestros actos han de pasar por dos tipos de
métricas:
- Cómo hago lo que por vocación y profesión he optado para ganarme la vida, sin por ello
dejar de lado a la humanidad.
- Cómo contribuyo y “retribuyo” a mis semejantes, especialmente
aquellos que arribaron al planeta Tierra “desnutridos” de talentos y
localizados en zonas desfavorables.
En el primer caso es donde habitualmente más nos
concentramos, especialmente cuando estamos trabajando en relación de
dependencia o ejerciendo una profesión liberal. Sin embargo, son muy pocos los
que además de ello se “ocupan” por brindar, desde sus posibilidades, una mejora
o solución para la humanidad. Un ejemplo que he podido conocer recientemente
tiene que ver con un grupo de médicos oftalmólogos que se asociaron para
realizar, en determinados periodos del año, operaciones gratuitas de cataratas
en adultos mayores que viven en zonas de extrema pobreza.
El segundo caso tiene que ver con aquella
“compensación” que cada uno pueda brindar, desde lo personal o a través de una
ONG, para suplir las carencias económicas y de conocimientos de nuestros
semejantes. Por ejemplo, brindando capacitación a aquellas personas que no
saben cómo encarar un emprendimiento, orientando acerca de los requisitos y
beneficios para poder acceder a un micro-crédito, etc.
Lamentablemente el contexto consumista y la cultura
individualista vigentes, para nada tienen en cuenta a los excluidos, a los que
menos tienen, a los que se ven obligados a migrar de sus países. ¿Por qué?
Porque se los vincula dentro de la categoría de “seres descartables”, cuando bien
sabemos que el ser humano no es pasible de descarte alguno, sino de
consideración, estima y respeto; hasta nos parece “imposible” considerarlos
nuestros hermanos.
Personal
Branding ampliado
El presente globalizado hoy nos permite saber todo
lo que podemos llegar a imaginarnos, y en tiempo real. De allí que no deja de
ser un desafío para los desarrolladores del Personal Branding. ¿Por qué? Porque
hacer simplemente las cosas bien, ser un profesional de primer nivel, ya no
llama demasiado la atención debido a los millones de seres humanos que también
califican de modo similar y que, a pesar de ello, tampoco logran trascender en
la medida deseada.
Esto no debería llegar a sorprendernos en absoluto.
Así como la organización tiene en cuenta a todos aquellos empleados que a lo
suyo le incorporan algún valor agregado –por ejemplo, productividad– lo mismo
vale para el posicionamiento y el desarrollo del Personal Branding. Que Juan
Pérez o María González realicen muy bien lo suyo y por ello son tenidos en cuenta
por sus pares –llegando incluso a trascender fuera del ámbito de la
organización– habla muy bien de su Personal Branding “versión” 1.0
Pero si tenemos en cuenta las crecientes demandas
sociales en materia de medio ambiente, economía colaborativa, concentración absurda
de la riqueza, etc., una persona no podrá “crecer” si vive anclada
“domésticamente”, por más eficiente que sea haciendo “sus” cosas. ¿Por qué?
Porque si contamos con “talentos”, estamos llamados a ser verdades “agentes del
cambio”, tal como supieron realizarlo las personas talentosas del ayer. Sin
habérselo propuesto, éstos han sido los verdaderos pioneros del Personal
Branding 2.0 que, como desafío, hoy se encuentra “vacante” para todos aquellos
que sienten al prójimo como una prioridad de consideración.
¡El portador de Tu Marca Personal sabe muy
bien de sus limitaciones y por ello no sólo se propone brindar lo mejor de sí,
sino de incorporar también a los prójimos dentro de la misión que viene
llevando adelante en la vida!
José
Podestá