El poder que una persona hoy puede ejercer para nada
tiene que ver con la fuerza física sino con el saber. Esto nos lleva a tener en
cuenta, a diferencia del ayer, que si uno ha finalizado los estudios
terciarios, universitarios o de posgrado, necesitará mantenerse actualizado de
forma permanente, para evitar “descapitalizarse”.
Antes
era distinto
Hasta el advenimiento de la globalización –inicio de
la década de 1990– los seres humanos fueron acumulando conocimiento de manera
gradual y acorde con sus necesidades. Además, estaba el beneficio que el saber
prácticamente no perdía vigencia, a lo sumo lo hacía en forma lenta, con lo
cual un profesional recién recibido podía dedicarse de lleno a su profesión.
Por supuesto que en algunas profesiones, como las
derivadas de la medicina y el derecho, el profesional siempre tuvo que seguir
“estudiando” para estar al día con los avances de la ciencia o las normativas
jurídicas y sociales. Pero ello no era tan exigente como en la actualidad.
Hoy
es distinto
La idea o el “sueño” de estudiar una carrera durante
cuatro o cinco años y luego trabajar de ella a lo largo de la vida, dejó de ser
sostenible. El cambio, sumado al avance exponencial de las soluciones
tecnológicas aplicadas en múltiples contextos, obliga para estar medianamente
actualizado, el tener que destinarle diariamente al “estudio” un tiempo
significativo, según sea la especialidad o el plan de carrera
laboral-profesional del interesado.
Entonces, la pregunta que cada uno de ustedes se
formule acerca de cuánto tiempo debería destinar para “mantenerme” al día, al
ritmo en que se va generando el nuevo conocimiento, dependerá de lo dicho
anteriormente. Aquí lo importante es saber que:
- La “fecha de vencimiento” del conocimiento hoy es
inferior a los diez años. En áreas vinculadas a las ciencias y la tecnología,
se ubica por debajo de los cinco años.
- La profesión elegida no será la única o la
definitiva en la vida, a raíz de la aceleración del cambio y la irrupción de nuevas
actividades y requerimientos.
Lo
que importa es la vocación
En otras oportunidades nos hemos referido al motivo
o razón por el cual cada uno de nosotros decidió venir a la vida. Estamos en el
planeta Tierra –y no en otro– porque tenemos una misión para llevar a cabo; se trata de una responsabilidad que no
podemos delegar en nadie.
Para hacer realidad tu misión y ponerla en acción, es fundamental que tengas previamente
bien en claro cuál es la vocación que
será sustento de tu trabajo-profesión. Ello te evitará equivocarte lo menos
posible con aquello que consideras le dará un sentido a tu vida y te permitirá honrar a tus prójimos. Por más
fuerte que hoy sea el individualismo instalado en la sociedad, no debemos
olvidar que somos seres sociales y por ello nos debemos también a los demás.
La vocación,
además, es el reaseguro que en algún momento de la vida te permitirá
“reinventarte” en una nueva actividad-profesión, porque la que venías llevando
a cabo perdió sentido o lisamente fue superada por las circunstancias. El
avance de la robótica y la impresión 3D irán impactando en múltiples ámbitos,
incluso en los menos pensados como, por ejemplo, la medicina o la cirugía. No
hay que ser futurólogo para darse cuenta que en muy poco tiempo es probable que
nos opere el “Dr. Robot”. Entonces, a partir de mi vocación vinculada con la salud de mis prójimos, podré seguir mi
evolución profesional con otra afín al campo de la medicina y la salud, sin por
ello tener que perder el rumbo inicial fijado o haciendo algo que para nada le
dé un sentido a mi vida.
Así como estoy haciendo referencia a la necesidad de
la actualización continua del
conocimiento en el ámbito profesional, lo mismo vale para quienes su vocación los orientó hacia el mundo de
las organizaciones o el comercio. Uno hoy podrá estar trabajando como contador
en una exitosa empresa global. Sin embargo, si esa actividad está encuadrada en
tareas repetitivas, por el avance de las tecnologías es muy probable que ese
contador en algún momento se vea superado también por la realidad del cambio.
Aquí ya no tiene sentido añorar la estabilidad y la
seguridad relativa que en el ayer era factible brindar a las personas. ¿Por
qué? Porque hoy estamos ante un contexto muy dinámico que, como tal, no deja de
sorprendernos y ofrecernos oportunidades para seguir “creciendo” como personas,
al tiempo que podemos también brindar nuestros conocimientos, servicios y
soluciones en beneficio de los demás.
¡El portador de Tu Marca Personal logra
posicionarse y desarrollarse en su trabajo-profesión porque no sólo se ocupa
para hacer que las cosas ocurran, sino también por mantener vigente su vocación
frente a las oportunidades que pasan a ser parte de su existencia y destino!
José
Podestá