Estable y Freelance

11 febrero 2018 ·

La innovación, la tecnología, la realidad económico-social y el cambio generacional van modificando en conjunto el vínculo y la dependencia laboral, aunque no se tenga plena consciencia de ello.

Lo que en el ayer se consideraba como un “deber ser” –estar a disposición de una organización en relación estable y con dedicación exclusiva– hoy dejó de ser necesariamente así. Si por la naturaleza del trabajo, proyecto o negocio se justifica que la persona se desempeñe en relación de dependencia, será formalmente contratado “in-house”.  Caso contrario, se lo estará convocando para que “desde afuera” provea el servicio de su especialidad de un modo frecuente o esporádico.

Casi lo mismo

Seguramente que hay individuos que prefieren sentirse contenidos y plenamente dedicados a una organización, no sólo por seguridad económica, sino también porque les importa de esa forma llevar a cabo su proyecto laboral y profesional. Pero también se da el caso de aquellos que privilegian disponer de un mayor grado de libertad que les permita poder diversificar el “riesgo” de la dependencia, a través de una “cartera” de clientes –organizaciones de todo tipo y tamaño– sin por ello excluir tampoco algún emprendimiento personal.

Ambos enfoques coinciden en la realización de una tarea concreta, afín al puesto de trabajo o al servicio de su especialidad. Esto no significaba que en el ayer no existieran personas que aspirasen a lo mismo. Pero había un impedimento cultural que no lo tornaba viable, porque el empleado tenía que “deberse” a la organización en cuestión; incluso sin poder hacer ninguna otra actividad profesional o “marginal”, porque de ser descubierto podía llegar a ser despedido.

De todos modos, ambos enfoques priorizan hoy el tener que llevar a cabo o brindar el trabajo en cuestión con total solvencia y compromiso. Incluso es muy factible que el empleado estable decida en algún momento pasar a ser un proveedor freelance de la organización, y viceversa. En estos casos, al cambiar el tipo de vínculo-contratación, el ex-empleado no deberá omitir tomar todos los recaudos legales en materia de prestación de servicios, aportes impositivos y de seguridad social.

Lo que seguramente el sistema no podrá sostener en el tiempo es el modelo de la relación estable o de dependencia para “todos” sus empleados, por los motivos ya mencionados anteriormente. Pero ello no tiene un efecto tan dramático para las nuevas generaciones, porque justamente éstas son más proclives a evitar el “anclaje” en una determinada organización. Además, el atractivo de la globalización, sumado a la mayor facilidad de poder viajar y “probar” desarrollarse en otros contextos, hace que exista una motivación muy distinta en materia de prestación laboral y profesional.

Plan excluyente

El poder ser el realizador-constructor del propio destino, más allá de lo motivante y atractivo, no excluye el deber contar con un plan personal de desarrollo laboral y profesional. ¿Por qué? Porque con ello se podrá acotar o minimizar el riesgo y la incertidumbre, y tener más en claro cuáles son los pasos conducentes hacia el logro de los objetivos temporales propuestos.

Lo importante, más allá de estar en el rol de freelance o en relación de dependencia, es no dejar nunca en manos de “terceros” lo que cada uno tiene previsto realizar, de acuerdo a su misión y vocación elegida. Ello supone estar “alertas” cuando se escucha decir, dentro de la organización u otro ámbito, que “nosotros nos ocuparemos de tu futuro”. Nadie puede arrebatarnos ese derecho, porque el mismo es inherente a la naturaleza y el destino humano.

Personal Branding vigente

Si bien todos tenemos una identidad que nos singulariza desde que “arribamos” al planeta Tierra –nuestro nombre y apellido– también es cierto que a través de nuestro desempeño vamos generando una imagen que será percibida por los demás. El problema-desafío luego radica en el nivel de “calidad” que esa imagen termina produciendo en nuestro ámbito de relación: familia, trabajo o sociedad.

De allí que en los últimos años se esté dando una mayor importancia e interés al desarrollo y el posicionamiento del Personal Branding. Más allá del refrán que dice “es importante no sólo ser, sino también parecer”, aquí tampoco uno puede dejar en manos de terceros –el público en general– que piensen o se imaginen cosas que para nada son útiles para el desarrollo profesional.

A medida que uno se va aproximando a las metas del proyecto laboral –sea en el rol estable  o de freelance– podrá in capitalizando los resultados de la “huella” o de la “estela” del propio accionar en la mente de los “otros”. Aquí podrá ocurrir que una gran mayoría no esté pendiente ni “preocupada” por ello –porque sabe que lo realizado tiene en cuenta a sus prójimos. Pero también habrá personas que por no tener en claro que el Personal Branding es el resultado del obrar responsable en el tiempo, terminen siendo “victimas emocionales” de lo que los “otros” piensan o dicen por la forma superficial de cómo están llevando adelante su trabajo o profesión.

Desde ya que el Personal Branding no corrige este tipo de desviaciones, sino que se encarga de mostrarlas tal cual son.

¡El portador de Tu Marca Personal se concentra y hasta se “desvive” por hacer las cosas acordes con su misión, porque sabe que de esta manera podrá llegar y servir mejor a sus prójimos!

José Podestá

 

© Tu Marca Personal - Todos los derechos reservados. Se permite la difusión del contenido únicamente citando la fuente.