Si bien los personal
training insisten en que el sedentarismo es la antesala de la “muerte
silenciosa” –los médicos, por su parte, lo asocian directamente con la presión
arterial– también es cierto que el sedentarismo
mental hace de las suyas. ¿En qué sentido? Restándole a la persona de la
energía necesaria para ser justamente eso: ¡Persona!
Los
dependientes consuetudinarios
Hay seres humanos que nos les gusta para nada el
tener que ser proactivos en lo laboral-profesional. Siempre están pendientes a
que las cosas “sucedan”, para luego obrar en consecuencia. Con ello “creen” que
se reducen las posibilidades del error, sin darse cuenta que muchas veces no
sólo aprendemos de los otros, sino también de nuestros propios errores; el
inventor lo tiene muy bien asumido.
En este deseo de no querer afrontar las dificultades
que debieran ser vivenciadas como algo normal para la vida humana, están
implícitas una serie de limitantes que si bien parten de lo anímico, terminan
luego cercenando la voluntad.
Para aquellos que hasta sienten “pánico” por tener
que ser los que inicialmente deben hacer las cosas, es útil que se concentren
en observar a los niños que han comenzado a “caminar”. Seguramente que podrán llegar a descubrir que
este desafío-conquista –poder pararse con los pies sobre el planeta Tierra para
comenzar a caminar en la vida– es un “primer paso” contra el sedentarismo y la
dependencia.
Nos guste o no, estamos aquí para hacer aquello que
traemos en nuestro ADN, es decir, en nuestra misión. Se trata de algo que, en definitiva, no podemos transferir
ni renunciar, motivo por el cual no podemos hacernos los distraídos ni muchos
menos los “sedentarios”.
Entonces uno podrá preguntarse ¿por qué existen los
sedentarios? O bien llegar a darnos cuenta en este momento y cuestionarnos ¿por
qué soy un sedentario? La respuesta está en cada uno de nosotros, justamente
porque anida en la biografía personal –en donde impactan los sucesos del mundo
exterior– y en la predisposición que tengamos para mantener una “conversación”
con nuestro “doble”, es decir, con nuestro ser interior. Por tanto, los motivos
y razones deben ser tratados y asumidos por el ser humano y en otros casos
–cuando existan cuestiones profundas que no están a nuestro alcance– las deberemos
consultar al terapeuta de confianza.
De lo que se trata es de tomar consciencia de ello e
intentar salir de ese estado “patológico,” en el momento oportuno. Justamente
por los motivos que manifestamos anteriormente: tenemos una misión en la vida, de la que deberemos
rendir “cuentas”, porque en ese momento las “excusas” por sedentarismo mental no van a ser aceptadas.
Piensen por un momento en todos aquellos que, por
ejemplo, son no videntes de nacimiento o han sufrido alguna enfermedad o accidente
que los imposibilita moverse con autonomía en la vida. Sin embargo, esto no
invalida para que muchos de ellos realicen sus estudios universitarios o se destaquen
incluso en algún deporte o actividad, a pesar de su severa discapacidad.
El
opuesto no es la respuesta
Para nada significa que de lo expresado hasta el
momento uno deba inferir que se debe ser
hiperactivo. No se trata de vivir en ninguno de los extremos, sino en
ser plenamente conscientes del papel o rol que los “otros” esperan o “necesitan”
de uno.
Tampoco significa llegar a desvivirse por pretender ser
un superhéroe o un “salvador” de la humanidad, sino en hacer más bien aquello
que uno haya decidido llevar a cabo como vocación.
Personal
Branding básico
Quizás conozcan a Roger Federer y su ejemplar
trayectoria como tenista profesional –lograda en base a perseverancia,
tenacidad y pasión– y como ser humano que se viene ocupando de los otros, con
bajo perfil. Se trata de un ejemplo que es útil tener en cuenta, porque para la
construcción de su Personal Branding, Federer no ha recurrido a “golpes bajos”
ni a recursos efectistas, justamente porque todo ello no coincide con su forma
de ser.
Por supuesto que Federer no es ejemplo de
sedentarismo físico ni mental. Simplemente lo menciono porque, a pesar de ser
una “celebridad” en lo suyo, sabe muy bien que la percepción que la gente tiene
de él parte de sus capacidades integrales. En tal sentido, así como el
sedentarismo “resta” para todos aquellos que aspiran al posicionamiento de su
nombre y apellido, tampoco es viable para los que pretenden llegar cruzando
diagonales o buscando impactos carentes de credibilidad.
Los que carecen de alguna cualidad física, como los
ejemplos ya mencionados, pero no por ello especulan con el sedentarismo ni la
dependencia, terminan siendo también dignos representantes del Personal
Branding –sorprendiendo como lo hace Federer– porque con esfuerzo y humildad
son capaces de hacer bien lo suyo, sin necesidad de ningún tipo de especulación.
¡El portador de Tu Marca Personal sabe que no
puede optar por sedentarismo alguno, por la sencilla razón de no poder llegar a
“articularse” de esa manera con el sentido de su vida!
José
Podestá