La Vocación Humana

13 mayo 2018 ·


Cuando se alude al término vocación, uno tiende a asociarla directamente con la profesión que se piensa estudiar o llevar a cabo –en el caso de los que deciden prepararse para una actividad futura– o aquellas que ya vienen ejerciendo las personas en la actualidad.

Sin embargo, hay una instancia preliminar a la que uno debería remitirse, pero que por desconocimiento mayoritario no se hace. Ello tiene que ver con la vocación humana, es decir, aquella que anida en nuestro ser y que se encuentra a la espera de ser “descubierta” por uno mismo. Por lo general, ésta no suele coincidir siempre con la vocación en ejercicio; prueba de ello es la gran cantidad de personas que dicen no estar conformes con la elegida, ni mucho menos con lo que hacen.

Misión y algo más

Los que se interesan en el Personal Branding se encuentran, de entrada, con la necesidad de tener que ponerse a pensar, meditar y reflexionar básicamente acerca de:

- Cuál es mi misión en la vida.

- Para qué he venido a la Tierra.

- Cuál es el sentido de estar haciendo lo que hago, y si ello realmente es conducente para mí proyecto de desarrollo personal, profesional y social.

Estas preguntas básicas tienen como objetivo, no predisponer al mal humor de las personas, sino de llegar a ser verdaderos “disparadores” útiles y un punto de partida para la “escucha” de la voz interior.

Esto para nada es un atributo exclusivo o una “barrera de entrada” establecida para poder incursionar en el Personal Branding. Si nos remontamos a la historia, nos encontramos que Sócrates –filósofo griego que viviera entre los años 470 y 399 a.C.– solía decir y repetir: “Conócete a ti mismo”. ¿Ello qué significa? Concretamente, “cuidarte” de ti mismo. ¿Cómo? Trabajando tu identidad. ¿Para qué? Para ser más uno mismo en la profundidad de tu ser interior.

De esta forma llegaremos a poder vislumbrar y encontrar las respuestas pertinentes a nuestra misión y el sentido que deberíamos imprimir a nuestra existencia. Entonces, uno comienza a darse cuenta que las “señales” para elegir la vocación no están afuera, sino dentro de cada uno de nosotros. Por el contrario, si vemos en perspectiva lo que viene sucediendo en el curso de la historia, nos llevaríamos una gran sorpresa, básicamente porque:

a. La sabiduría la fue perdiendo la humanidad con el advenimiento del conocimiento.

b. El conocimiento se ha ido “licuando” por la sobreoferta y la “volatilidad” de la información.

c. La vida profunda “anclada” en nuestra interioridad, la hemos venido perdiendo por el impacto de lo meramente cotidiano. Además, la vida se está desarrollando de un modo fragmentario, en lugar de integral; nos cuesta concentrarnos por la dispersión de nuestros actos.

Por supuesto que no “debemos” estar ajenos ni tampoco aislarnos de los sucesos del mundo exterior. Si bien habitamos en él, también está en cada uno de nosotros sumar lo mejor de sí para dejar una “huella” para beneficio de nuestros prójimos.

Cómo “trabajar” la búsqueda de la vocación

Lo mencionado hasta ahora ya nos pone en alerta en el sentido que nadie nos puede decir qué vocación debemos elegir; seguramente que ustedes saben de personas e instituciones que lamentablemente pretenden  “imponerlo”, por propio “interés”.

Por tratarse la vocación de un llamado a conocerse a sí mismo, es necesario y conveniente seguir algunos pasos, como ser:

1. Aceptar mi ignorancia. Ello me abre actitudinalmente para poder escuchar la voz interior.

2. Predisponerme al silencio. Si bien el silencio está hoy muy devastado, no se trata en absoluto de hacer un silencio pasivo, sino verdaderamente profundo y “activo”, en el sentido que me permita “ver”, “escuchar” y “leer” desde otro lugar. ¿Cómo? Dialogando con aquellos textos y biografías que te puedan llegar a inspirar y también con las personas, a partir de tu corazón, no con la “razón”. El diálogo de corazón te brinda la posibilidad de poder interactuar con el otro, para “escucharte” mejor, en un silencio compartido.

3. Ser humilde. No se trata de imponerte frente a los demás, sino de balancear las cosas aunque no estés de acuerdo con el punto de vista ajeno. Tengamos en cuenta que no nos corresponde “cambiar” a la gente a nuestro arbitrio, pero sí cambiar uno mismo. Al respecto, Gandhi solía decir: “Se tu mismo el cambio que quieres para el mundo”.

De esta forma la vocación te permitirá desarrollar tus potencialidades, dando lo mejor de ti para beneficio del oficio o profesión que hace al sentido de tu vida. Si bien esta búsqueda interior hará aflorar también tus “sombras”, produciendo tal vez un cierto grado de “tensión”, ello no es un impedimento porque gracias a tu silencio interior, podrás llegar a aceptar también las “luces” que estarán siempre por delante de tus sombras.

¡El portador de Tu Marca Personal es el que ha logrado conexión entre los dos “dobles” que anidan en su interior: el “timonel” que está a cargo de la navegación y el quehacer en su vida, y el “capitán” que sabe hacia dónde debe ir para el cumplimiento de su misión!
José Podestá

 

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