Muchas
veces se valora a las personas que alcanzan resultados por encima del promedio,
a todo nivel. También a los que se destacan por obtener muy buenos resultados.
Estas personas, en el ayer, solían ser premiadas con una promoción o ascenso,
sin prestar demasiada atención a las habilidades
blandas, como ser la comunicación interpersonal, el trato personal o el
trabajo en equipo. Hoy la situación es muy distinta.
¿Por qué?
Al cambiar
la estructura vertical por la horizontal y sumarse también la transversal, a
medida que los mandos medios se fueron reduciendo, surgió la necesidad de
potenciar y articular relaciones y vínculos directos e ínter departamentales.
Para ello fue y es necesaria la vigencia de un clima laboral armónico, franco y
participativo.
El cambio
cultural dado, que es mucho más positivo que el verticalismo y autoritarismo
del ayer, ha puesto en guardia al área de capacitación y desarrollo. Es bien
sabido que no todas las personas tienen predisposición por lo social y los
vínculos, motivo por el cual es necesario crear consciencia de ello y brindar
herramientas a los que las necesiten. De ello no sólo depende la armonía sino
también la futura promoción de los más capaces.
Esto es para todos
Muchas veces
y movido por las urgencias, las empresas ponen el foco en el personal con nivel
ejecutivo. Sin embargo, también es necesario mirar todo el paisaje, porque ante
la necesidad de constituirse en una empresa
que aprende de su gente, todos los detalles importan. Incluso, la tarea de
valor que viene haciendo el cadete en lo suyo.
Tal vez
esto último llame la atención, pero en la historia de las organizaciones
existen interesantes casos de sobresalientes CEO´s que se iniciaron como
cadetes. En el ayer, había ejemplos de gerentes generales que sólo contaban con
la enseñanza primaria, pero eran muy aptos en la máxima posición, mucho más que
algunos calificados ejecutivos con postgrado o doctorado en su haber.
Esta
realidad nos muestra cómo, muchas veces, se incurre en una gratuita
discriminación. El estratega Henry Mintzberg, autor entre otros libros de Directivos, No MBA’s, advierte que los
perfiles con formación en MBA no son garantía potencial de un buen empleado o
gerente, por la sencilla razón de no haber recibido una formación vinculada con
las demandas del management actual.
La mayoría de las escuelas de negocios imparten rigurosos conceptos teóricos y
matrices del ayer que, de llevarse a la práctica, hasta podría poner en riesgo
la supervivencia de la empresa.
Pero también nos muestra una de las mayores carencias de las
personas –el sentido común– que para nada estaba ausente en el exitoso
cadete-CEO.
Las habilidades blandas, importan
Si una
persona no trae en su biografía aptitudes que lo conecte con los otros y una escala
de valores que privilegie la escucha y el respeto mutuos, tendría serias
dificultades para llevar a cabo su carera laboral-profesional. Por supuesto que
importa ser bueno o superlativo en lo suyo, pero si la persona carece de
habilidades blandas, a medida que se le vayan presentando nuevas oportunidades,
es muy probable que termine viéndolas directamente pasar.
Para
gestionar diariamente personas, no resultados, es fundamental darse cuenta que
los otros no son objetos manipulables y carentes de relevancia. Esta es la herencia maldita de las políticas que en
las últimas décadas implementó el área de recursos humanos, y que felizmente hoy
ya no resisten defensa alguna.
¡El
portador de Tu Marca Personal es un alquimista imperfecto, porque sabe que debe
potenciar sus habilidades “soft” sobre sus potencialidades “hard”!
José Podestá