Esta expresión, tal como si fuera una sentencia, la
aprendí cuando trabajaba en la compañía IBM –también conocida en esos tiempos
como la “Big Blue”– y la vengo practicando desde hace años. Recuerdo que
también tenían otra variante que decía: “las
palabras vuelan, lo escrito queda”. Ambas tenían su razón de ser, a pesar
de tratarse de una empresa que no sólo producía y vendía soluciones
informáticas, sino que también propiciaba la “oficina sin papeles”.
La
otra escritura
Cuando nos referimos al tema estamos haciendo
alusión al recurso tradicional, no a los “mensajitos” ni a las expresiones de 140
caracteres hoy vigentes en las plataformas digitales.
Quizás alguno de ustedes haya leído que para ganar
visibilidad en el desarrollo del Personal Branding, es muy conveniente hacerse
conocer a través de artículos –o eventualmente un libro– que uno escribe acerca
de la actividad o la profesión en cuestión. Por supuesto que no a todos les
resulta fácil animarse a hacerlo, de la misma manera que para otros les cuesta
muchísimo pararse ante un auditorio para dar una charla o hablar frente a una
cámara de televisión.
Sin embargo, se trata de competencias excluyentes
que son funcionales y complementarias para el desarrollo del Personal Branding.
Si para algunos es una debilidad, lo podrá suplir con capacitación ad-hoc que
por lo general es de gran ayuda.
Decir o expresar por escrito lo que sea necesario,
en el momento oportuno, es lo mejor que uno puede hacer. Con ello nos
evitaríamos futuros equívocos o, desde la otra parte, las reiteradas promesas sobre
alguna promoción, capacitación o mejora salarial que nunca llegan porque fueron
dichas oralmente, sin el resguardo o el compromiso cierto expresado en un
papel.
Este tipo de escritura, a diferencia de la empleada
en los móviles o en las redes sociales, nos ayuda a establecer nuestros puntos
de vista, e incluso sentirnos bien. ¿Por qué? Porque tal como lo mencionan
estudios recientes, cuando escribimos se produce un desbloqueo emocional intenso
en el que se comprometen el pensamiento, la emoción y la palabra escrita.
Además, las personas que están expuestas a situaciones de estrés, logran con
esta práctica mejorar su bienestar psicológico y físico.
Cuando
escribimos ocurre algo distinto
El resultado que produce la escritura es distinto a
lo que hubiésemos querido decir. Si bien el pensamiento es más lento que la
emoción, la razón finalmente es la que nos liberará las palabras necesarias.
Por supuesto que no pretendemos con ello afirmar que,
de ahora en más, haya que pasarse la vida escribiendo –para ello están los
escritores y los novelistas. Pero sí que se vaya encarnando en uno la necesidad
de recurrir a la palabra escrita en los momentos clave, se trate del ámbito
laboral o profesional.
Muchas veces ocurre que los socios-dueños de una
PyME no se hablan entre sí por desavenencias incurridas en la gestión –y que a
veces datan de tiempo inmemorial– derivadas de las expresiones orales que luego
no fueron tenidas en cuenta o que directamente cayeron en el olvido. Entonces, cualquiera
de las dos máximas que había mencionado al principio no son para nada teóricas,
sino algo que quizás derivó o provino de frustraciones o experiencias
negativas. De allí la razón de ser tenidas muy en cuenta.
Su
impacto en el proyecto personal
Para poner en blanco y negro el plan de carrera
laboral o profesional, es necesario y fundamental enunciarlo y proyectarlo por
escrito. Así, sobre la marcha y paso-a-paso uno podrá ir realizando los ajustes
necesarios para no desandar el camino que resta aún por recorrer, u omitir
algún objetivo o plan que sea conducente para el logro estratégico de la
visión.
¡El portador de Tu Marca Personal sabe que la
escritura es su mejor aliado, no sólo como un reaseguro para evitar conflictos
laborales o profesionales, sino también para hacer público sus pensamientos,
experiencias y propuestas que siente vale la pena de ser compartido a sus
prójimos!
José
Podestá