Que el ser humano es un individuo –etimológicamente
significa “in-dividido”– único e irrepetible, es un dato de la realidad. Que
los políticos y las organizaciones se “esmeraron” por asimilarlo bajo los
conceptos de “masa”, de “iguales” o de “clon”, también lo fue y lo es, pero
felizmente no por mucho tiempo más.
El
ser diferentes, enriquece
La relación del poder hegemónico y vertical del ayer
se ha venido “licuando” gracias al acceso democrático que las personas han
tenido de la información. La Internet lo hizo posible y el posterior desarrollo
de las redes sociales lo está consolidando.
Ambas plataformas son un buen ejemplo del valor
agregado que uno puede llegar a capitalizar, a partir de la inteligencia
aplicada a la innovación y al desarrollo tecnológico. Lamentablemente debemos
también decir lo mismo cuando esa “inteligencia” se aplica, maléficamente, para
generar el terrorismo y la destrucción.
En el hoy conviven en la sociedad quienes son los
hijos sin fisuras de la digitalización, que arribaron a un mundo con
turbulencias económicas y sociales, y que quizás como consecuencia de ello
combinan una actitud de libertad y empoderamiento, con un fuerte sentido de la
responsabilidad. Me estoy refiriendo a la Generación Z –los nacidos a partir de
1995– denominada también como los centennials.
Si a ello le sumamos a sus antecesores –la
Generación Y o millennials– el 88%
vive en los mercados emergentes, el 90% emplea un smartphone y para 2025 controlarán casi el 50% de los fondos del
planeta, más allá de representar hoy alrededor del 30% de la población mundial.
Independientemente del sesgo tecnológico que los
involucra a ambos, de la atracción y dependencia “excesiva” que les produce el smartphone y de “jactarse” muchos de
ellos de emplear hasta cinco pantallas a la vez, lo cierto es que individualmente
están asumiendo un comportamiento que los caracteriza, como tendencia, a estar
predispuestos para “hacer cosas”; crear en lugar de copiar. Esta actitud no
deja de reflejar un importante valor
aspiracional de diferenciación que, en la medida de persistir en el
intento, terminará produciendo un mayor bienestar en la sociedad.
Trabajo
y Marca
Los centennials
tienen una preocupación mayor por lo laboral y una actitud realista, motivo por
el cual les importa mucho no dejar pasar las oportunidades; saben que nacieron
a la sombra de la crisis económica. Sin embargo, son más proclives de
“resignar” su vocación –al menos por
un tiempo– para dar lugar al pragmatismo.
Esta “necesidad” de aspirar a la realización
personal e independencia económica, los predispone a poner en claro su proyecto
laboral y profesional, sabiendo que no necesariamente éste lo será “de por
vida”. En ello radica “su” originalidad, es decir, salir a la búsqueda de lo
desconocido en lugar de “esperar” utópicamente que algo venga a su encuentro.
Pero para nada significa hacer cualquier cosa, sino
concentrarse en aquello en donde puedan visualizar su propio crecimiento y
desarrollo, donde puedan compartir valores y propósitos de la organización,
donde puedan aprender en colaboración con otros y donde tengan un rol
protagónico.
La diversidad también está presente en la actitud de
mostrarse autodidactas, leales y propensos a apostar por una seguridad
económica. Estas fueron las carencias iniciales de sus antecesores, la
Generación Y, especialmente en lo referente al cuestionamiento a la autoridad y
a su disposición precaria de permanencia en la organización.
Todo ello terminará luego teniendo su réplica en el
desarrollo del Personal Branding. Aquí los centennials
corren con la ventaja del poder que les brinda el conocimiento tecnológico como
fortaleza para cambiar las cosas, para llevar adelante sus proyectos y para
emprender.
Gracias a la dualidad contrastante entre los millennials y los centennials, el escenario futuro se verá enriquecido por la
competitividad resultante y en definitiva, por la genuina creación de riqueza
que luego sean capaces de ofrendar tanto en lo social como en lo ambiental.
¡El portador de Tu Marca Personal irá
construyendo su singularidad a partir de la creatividad que sea capaz de
imprimir a sus cosas, para luego ofrendarlas en obras o servicios a sus
semejantes!
José
Podestá