Compromiso Responsable

17 febrero 2019 ·

Uno puede pensar o creer que aquella persona que acepta llevar a cabo determinado proyecto o consigna, asume por ello un compromiso responsable. Pero no siempre es así. ¿Por qué? Porque sobre la marcha puede confluir un sinnúmero de sucesos –propios o ajenos– que terminan paralizando o abortando literalmente la acción o el sentido de la misma. Si alguno de ustedes considera que esto es a lo que nos tienen acostumbrado los políticos en campaña o algún ministro, por más que tengan razón, no es en ese ámbito al que ahora me estoy refiriendo, sino al plano meramente personal, es decir, al que tiene que ver con nuestras proposiciones como así también con el proyecto o plan de carrera laboral y profesional.


Eslabones vinculantes

Si bien cada uno de nosotros nos movilizamos a partir de nuestros intereses, por obra de alguna oportunidad o bien por alguna directiva recibida, todo lo que hagamos o “no” a partir de ese momento, hablará por supuesto de uno mismo –con el impacto que luego ello tendrá en el Personal Branding. Pero también podrá ejercer alguna repercusión o llegar a tener alguna incidencia en terceras personas que, muchas veces no las tenemos en cuenta o bien ni se nos ocurre pensar en ellas. De allí que es muy importante saber:

- Que en la vida estamos en “función de”, más allá de todo lo que hagamos o dejemos de hacer. ¿Esto qué significa? Que no estamos “solos en la madrugada” ni tampoco a lo largo de cada jornada.

- Que escasamente somos un “humilde” eslabón referencial que nos hace sentir parte de un todo, y al mismo tiempo, nos encontramos vinculados con nuestros prójimos a través de lazos “invisibles”.

Si bien aceptamos sin reparos la relación vinculante que existe en la naturaleza, nos ponemos más dubitativos cuando de uno mismo se trata; tal vez deberíamos tener más en cuenta la interrelación que existe entre nuestro microcosmos interior –factor clave para que estemos sanos– con el equilibrio dado en el macrocosmos.

Entonces, en la medida que no nos olvidemos que somos una “partícula” que no está sola, sino que tiene un sentido y razón de ser en el presente en que nos toca vivir –tal como le ocurre al resto de nuestros prójimos– seguramente que comenzaríamos a ponerle un poco más de atención a los compromisos y desafíos que la vida nos va asignando –y a veces hasta “regalando”– en el sendero sobre el cual venimos dejando las “huellas” de nuestro existir.

A esta altura uno bien se podría también preguntar por qué si he de ser una persona responsable y comprometida con mi misión en la vida tenga que tolerar, por ejemplo en el trabajo, que mi superior inmediato hasta se “jacte” de no tener un comportamiento responsable con sus subordinados, proveedores ni clientes. Al respecto, yo no puedo responder ni esquivar este tipo de realidad, por la sencilla razón del desconocimiento en que me encuentro con relación a:

- Las profundas razones que llevan a la persona actuar de esa manera. Quizás se encuentre “restaurando” las culpas que anidan en su ADN y que por ello hace que en este momento de “su” realidad histórica “deba” hacer lo que hace. Pero cuidado, no es que uno lo esté justificando, sino que nadie de nosotros está en condiciones de juzgar al prójimo, por más que lo hagamos “irresponsablemente” y con frecuencia.

- Puede ser que nos haga sentir su imposición como un “efecto buscado” para generar, en uno, la reacción del cambio o mejora que la organización espera de nosotros; a veces hasta suele emplearse el método del absurdo para generar en el otro el efecto buscado.

Pero lo que sí no debemos aceptar de una persona es que lo suyo tenga que ver con actitudes tóxicas, generadas tal vez por algún conflicto psicológico, porque entre todos nos debemos respeto, más allá de la posición formal o informal que esa persona tenga en la organización o en la vida.

A veces uno ingresa en una empresa “tóxica”, sin que nadie nos haya obligado. En ese caso, si bien el dato objetivo y concreto es la organización, más que limitarme exclusivamente a criticarlos per se, debería ponerme a reflexionar acerca del por qué me ha sucedido a mí, para recién luego actuar en consecuencia.

En este caso se trata, aunque uno lo sienta como un absurdo, asumir un compromiso responsable tal que me permita “ver” y mejorar aquello que el destino me “enfrenta” en un momento determinado de mi biografía. Si uno lo reduce a una mera “casualidad”, seguramente que en poco tiempo le volverá a ocurrir.

En consecuencia, el compromiso responsable no se agota simplemente en hacer las cosas de la mejor manera posible. También tiene que ver con aquella tarea interior que me permita llegar a “rectificarme” en algún aspecto clave de mi propia misión.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe que no está solo en lo suyo y de lo que también le puede llegar a suceder a los prójimos, toda vez que incurra en compromisos que distan de ser justos, vinculantes e inclusivos!
José Podestá

 

© Tu Marca Personal - Todos los derechos reservados. Se permite la difusión del contenido únicamente citando la fuente.