Calidad e Identidad

08 mayo 2011 ·

En múltiples categorías de productos, tanto de consumo frecuente como esporádico, coexisten desde hace tiempo junto con las marcas líderes, las de segundo o tercer nivel y las propias o blancas. Estas últimas son las que viene incorporando y desarrollando el canal de comercialización –mayoristas y minoristas-retail– con el objetivo de constituirse, además, en un factor de presión al momento de negociar con los proveedores.

Esta realidad ya nos ilustra que en la actualidad, más allá que existan más productos que clientes-consumidores, una marca que fue, es o aspira conservar o desarrollarse en la percepción del target objetivo, necesita hacer mayores esfuerzos para no sucumbir en el intento.

Vemos, entonces, que la sobreoferta de calidad hace que la imagen de marca construida a través del tiempo necesite ser validada con frecuencia. ¿Por qué? Porque al contar el cliente con mayor información, termina ejerciendo su poder de elección toda vez que asume el rol de shopper o comprador. En consecuencia, aunque la marca sea líder hoy necesita diariamente construir la lealtad.

Cuando esta tendencia la transportamos al ámbito del Personal Branding, terminamos arribando a la misma conclusión. Si bien ya sabemos que una marca debe llevar implícita su propuesta de valor, también se necesita prestar mucha atención a las prioridades del mercado laboral-profesional o social en donde uno desea posicionarse.

¿Esto qué implica?

Básicamente dos cosas:

a. Haber sumado al producto-trabajo la habilidad-talento que permita, con el tiempo, impactar positivamente en la percepción del público objetivo deseado.

b. Tener muy en cuenta cuáles son los nuevos condicionantes del mercado objetivo.

Si tomamos como ejemplo el caso de un ejecutivo o empleado senior con aspiraciones de trascender, en el mediano plazo, a un puesto de mayor jerarquía a nivel regional, en su proyecto personal no debería omitir la cobertura de algunos aspectos clave, como ser:

- Contar con alguna experiencia laboral o de residencia parcial en el exterior. El viajar, más allá del placer implícito, suma conocimiento, vivencias, apertura mental y sociocultural. Es lo que hoy demandan las organizaciones cuando piensan en promover a un empleado a otra filial.

- Dominio de un tercer idioma, descontado el inglés. Sabiendo que China será la próxima primera potencia mundial, hace que su lengua pase a constituirse en el nuevo idioma de los negocios.

- Exposición a múltiples mercados. Así como en la economía post industrial era mal visto que un empleado mostrara en su biografía haber transitado por varias empresas, porque era un signo de inestabilidad emocional e inmadurez, hoy se privilegia lo contrario. Por tanto, haber sumado varias culturas organizacionales es una fortaleza de valor que no se aprende en ningún seminario, posgrado o lectura de libros.

- Capacitación permanente. La actualización del conocimiento, en un contexto de cambios acelerados como el actual, debe tenerse en cuenta. Pero cuidado: el móvil no es mostrar la posesión de “papelitos o diplomas” sino lograr expandir la apertura de conciencia. También suma, en lo personal, el networking derivado de la escuela de negocios elegida.

- Rotación, rotación, rotación. Un especialista no deja de ser fundamental en algunos de los eslabones de cadena de valor de la empresa. Pero si el proyecto personal de mediano plazo apunta a constituirse en el N° 1 ó el N° 2 de la organización, es altamente conveniente haber “paseado” por distintas áreas de la empresa. Al respecto, si algunas empresas al momento de nombrar como nuevo CEO al ejecutivo de finanzas, hubiesen tomado la precaución de haberlo hecho rotar por otras áreas, especialmente una unidad de negocios o marketing, habrían logrado hacerle entender que la riqueza proviene de los negocios y no haciendo reingeniería y sistemáticas reducciones de gastos para que impacten en el cuadro de resultados y balance.

- Habilidad de liderazgo y conducción. Una organización es un conjunto de voluntades que, bajo la conducción del dueño o director ejecutivo, trabajan mancomunadamente para hacer viable y sustentable la misión. Por tanto, motivar, comunicar, orientar y dejar hacer son competencias “blandas” fundamentales en todo proyecto personal.

En consecuencia,…

¡Cuando uno aspira alcanzar un cierto nivel de responsabilidad, cualquiera sea el ámbito de realización, necesitará haberse previamente ocupado del activo que moviliza a los que deciden: Tu Marca Personal!

José Podestá

 

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