Cuando hablamos del líder de una organización nos
formamos una imagen de aquella persona que hace, motiva y también deja hacer.
Sin embargo no siempre es así, ya sea porque no quiere, no sepa cómo hacerlo o
crea que lo suyo es “ocuparse” del control de las cosas y de la reducción del
riesgo. Esta forma de razonar tiene mucho que ver con el estadio de soledad que suele apoderarse del CEO, por sentir que lo
suyo implica permanecer en la cumbre de la organización.
El
opuesto es otro error
Pero también se da la existencia de líderes que
consideran que deben involucrarse en todo, máxime en tiempos de los soportes
tecnológicos hoy disponibles.
No obstante, ambos están equivocados. El liderazgo
no se agota por saber mantener el rumbo, minimizar el riesgo y ser equilibrado.
Si bien ello parece ser lo correcto, porque es lo básico que se debe hacer –y lo
que durante décadas se esperaba de un líder exitoso– ya no es suficiente en la
actualidad porque no deja espacio alguno para la creatividad y la innovación.
¿Esto qué significa? Que liderar supone liberar el poder de muchos y poner
freno al poder de pocos. Es decir, el líder debe ser un arquitecto social que, más que actuar, prepara el escenario, desata
dosis de genio para volcarlas en la
gente, siempre en el marco de una cultura
de colaboración.
En el ámbito laboral, por otra parte, las
estadísticas vienen reiterando que los empleados están mayoritariamente
desencantados con su trabajo, por múltiples razones, tanto propias como las
derivadas del entorno de la conducción. Además, la confianza en los líderes
corporativos está en su nivel más bajo desde la crisis financiera global de
2008, con lo cual muchas organizaciones están en serios problemas; la rotación
cada vez más frecuente de CEOs es un signo de los tiempos que corren.
Fans
del trabajo
Por lo general la actitud hacia el trabajo es
sentida más como una obligación.
Independiente del hecho que para “vivir” necesitamos trabajar, aunque más no
sea para cubrir nuestros gastos y obligaciones, sin una motivación ello se
torna lamentablemente en un sacrificio y una frustración.
Cuando no se tiene en claro el sentido que el
trabajo o una profesión tiene en la vida de cada persona y se carece, además,
de una vocación-pasión por lo que se
hace, todo lo que se intente o emprenda será percibido por los demás como algo
muy vago y sin valor. Esta realidad también se da dentro de la organización, ya
sea porque es consecuencia de lo que se acaba de expresar o bien resultado
desmotivante por la carencia de líderes en el nivel de la supervisión y
conducción.
Así como la empresa necesita que su gente se
involucre en cada uno de los eslabones de la cadena de valor, también es necesario que ésta “trabaje” en lo
suyo. ¿En qué sentido? Creando las condiciones adecuadas para la gestación de fans de personas que se encuentran
doblemente orgullosas, entre otras cosas:
- Por ser parte de un proyecto que tiene sentido y
hace también al plan de carrera laboral o profesional.
- Por contar con la libertad necesaria para crear e
innovar en sus respectivas tareas.
- Por el estímulo, la orientación, el ejemplo y el
apoyo que emanan de los líderes.
Entonces, estas personas han de tener fuertes
motivos de pertenencia y compromiso en el trabajo y hacia la empresa en
general. El resultado de ello, a nivel de los empleados y de los líderes,
producirá el adecuado nivel de involucramiento que se necesita para construir
diferenciación, valor y permanencia.
¡El portador de Tu Marca Personal cuenta con
una visión y un proyecto que son conducentes
hacia el posicionamiento deseado, motivo por el cual se va involucrando en
todas las tareas que tienden hacia el objetivo establecido!
José
Podestá