En la actualidad muchos gerentes aún no tienen en
claro por qué deben ser líderes. Este requisito-demanda no era “excluyente” en
el ayer, porque se concebía que el gerente tenía que ser, ante todo, un
excelente administrador del área a su cargo. Lo que más importaba eran los
resultados y la contención o minimización de eventuales conflictos, tal como se
pretende también en la actualidad. Sin embargo, en el hoy ya no es suficiente.
Empowerment
y algo más
La globalización implicó un cambio mucho más
profundo que el clásico aggiornamiento.
Los nuevos paradigmas comenzaron a producir un aceleramiento del cambio. Hasta
ese momento las organizaciones lo gestionaban de modo preventivo, porque lo
consideraban como algo ajeno y externo. Pero hoy ya no es necesariamente así, debido
a que el cambio se constituyó en un pasaporte clave para el acceso a la competitividad
y la rentabilidad.
Tal vez alguien no logre entender esta proposición,
que para nada es caprichosa ni forzada, sino meramente descriptiva de lo que
actualmente se debe hacer para honrar a la misión y la visión de la empresa.
Si bien la flexibilización de las normas y
procedimientos se constituyó en una necesidad imperiosa para las compañías –de
allí el advenimiento y cesión del empowerment
a los empleados y los nuevos espacios de libertad responsable– la realidad
cambiante y cada vez más fluida terminaron por imponer las nuevas demandas.
La economía de la información y del conocimiento,
que se gestó a partir de la globalización, trajo consigo un cambio radical en
el perfil de los ejecutivos y empleados, dando por tierra la regla de oro del
empleado-ejecutivo clon y de bajo costo laboral. Para poder constituirse en una
empresa generadora del cambio en el mercado-comunidad en la que opera,
básicamente se necesitan dos cosas:
a. Que tanto el empleado como el ejecutivo aporten
valor en sus tareas diarias.
b. Que tengan habilidades para la innovación y la
mejora continua.
De allí que las empresas necesiten ir mutando hacia
un nuevo perfil de empleado, esencialmente talentoso y anticipador. Este
perfil, además, tiene un mayor costo laboral al aún vigente en muchas
organizaciones, que bajo el mantra de recurso
humano, marcó una época que felizmente nada tiene que ver para los tiempos
que corren.
El
empleado líder
Así como en el ayer la figura del líder estaba
concentrada en el gerente general/CEO, porque era el que más expertise, conocimientos y dominio de la
información poseía, hoy la organización necesita que cada empleado –comenzando
por el cadete– genere los cambios necesarios por ser el que más sabe en lo
suyo.
Si bien el concepto clásico de líder remite a un
conjunto de personas que siguen y apoyan las máximas de su conductor, en la
actualidad ello se resume al ejercicio del liderazgo 1:1, es decir, de forma
autónoma pero en consonancia con los objetivos y políticas establecidas por la
organización. Esto ha conducido, necesariamente, a una mayor profundización del
empowerment, el trabajo en equipo y
la comunicación trasversal.
De esta forma, los líderes ejecutivos son todos los
empleados talentosos que llevan a cabo el proyecto que los convoca e
identifica.
¡El portador de Tu Marca Personal, por su
formación y actitud, es un líder ejecutivo que está en una situación
privilegiada para brindar respuesta al cambio y a las demandas de la
organización!
José
Podestá