Algunas Consideraciones para Cambiar

23 enero 2015 ·

Para intentar producir un cambio en la vida y que tenga pleno sentido, necesariamente se necesita partir de uno mismo. ¿Por qué? Porque cambiar trae aparejado el beneficio de poder redirigir la biografía personal hacia la visión o nueva meta que uno se proponga, pero siempre con los pies en la tierra.

Para encarar el cambio es necesario asumir el primer desafío: ¡Quererlo concretar! Y para ello es necesario conocerse. Esto es vital porque sabiendo quién soy, hacia dónde pretendo llegar y cuándo, recién se estará en condiciones para ponerse a trabajar con las fortalezas personales, las experiencias y las expectativas que motivan inducir el cambio.
Cambiar es un trabajo

Muchas veces uno ha escuchado que el ser humano tiende a resistirse al cambio. Por supuesto que si no se asumen los requisitos de partida mínimos enunciados anteriormente, el cambio terminará en el olvido. Sin embargo, hay algo muy interesante que la neurociencia nos dice acerca del porqué nos cuesta tanto cambiar. Ello tiene que ver con la “actitud” de nuestro cerebro: ¡Al cerebro no le gusta cambiar! El motivo es porque necesita  realizar un gran esfuerzo y demandar un importante consumo adicional de energía. Pero cuidado: Está siempre en nosotros predisponerlo para que cambie de “actitud”.
Entonces, cambiar nos lleva nuevamente al punto inicial; depende de uno mismo, a pesar que al principio el cerebro “se resista”, no le interese y nos lo haga más difícil. Para ello felizmente disponemos de un estupendo recurso: nuestra voluntad.

Gracias a la voluntad y la motivación que nos ponen en acción para aspirar y lograr un mejor posicionamiento en la vida, es conveniente comenzar a trabajar cuanto antes en ello.
No se trata de hacer cualquier cosa

Cuando uno se decide a trabajar en el desarrollo del Personal Branding o se está en pleno proceso de concretar el plan de carrera laboral-profesional, lo primero que hay que hacer es reducir el riesgo al fracaso. Esto supone tener bien en claro la visión –metas y objetivos de mediano o largo plazo– y el sentido que tiene el cambio en la vida personal.
Mediante la reducción del riesgo y la determinación del norte que se desea alcanzar, se evitará hacer cualquier cosa, pensando que con ello también se puede cambiar. Porque de lo que se trata, en definitiva, es de avanzar: cambiar para bien.

Entonces, para ponerse en acción hay que tener bien en claro el qué y el para qué del cambio deseado. Como alcanzarlo demandará un tiempo prudencial, conviene ir considerando sobre la marcha algunas premisas, tales como:
- Formular al menos dos objetivos para el próximo año; uno personal –por ejemplo, qué nuevas competencias o habilidades deberán sumarse, atento a las carencias que se poseen– y otro laboral-profesional.

- Definir las creencias y los valores que deberán alcanzarse en el mediano plazo, para evitar perder el rumbo de la visión.
- Identificar los comportamientos y las acciones que se vienen realizando de modo satisfactorio y los que no lo son, para tener en cuenta cuál de ellos vale la pena cambiar y cuáles directamente discontinuar. Además, poder con ello llegar a discernir o identificar qué comportamientos serán necesarios de ahora en más.

Cuando lo expuesto se lo lleva al plano de la meta laboral-profesional, uno podrá comenzar a darse cuenta qué es lo que está funcionando y conviene mantener, qué se necesita cambiar y qué se necesita empezar a hacer.
-Incorporar mensualmente nuevas acciones que se direccionen, específicamente, tanto al objetivo laboral-profesional como al referido crecimiento personal.

¡El portador de Tu Marca Personal ha tenido que cambiar y seguir un proceso riguroso, a través de tiempo, sabiendo que con ello terminaría por consolidar su vocación, en línea con el sentido que tiene en su vida y para los prójimos!
José Podestá

 

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