Proyecto y Comprensión

02 marzo 2014 ·

La generación Y ha sido y es un factor de preocupación en muchas organizaciones. ¿Por qué? Porque ambos tienen intereses opuestos acerca de la forma de encarar y asumir la responsabilidad laboral. Pero hay algo más: los directivos no se han dado cuenta que las normativas del ayer –mansamente aceptadas por las generaciones anteriores– y aún vigente en algunas empresas, destilaban una alta dosis de autoritarismo.

Las principales quejas

Cuando un directivo se refiere a lo nueva generación lo hace, por lo general, para expresar más sus carencias que sus virtudes. Entres las más frecuentes, figuran:

Son más informales, no se comprometen, no entienden el sistema de jerarquías [hay ejecutivos que aún no se enteraron de la Holocracia] no están dispuestos a los esfuerzos extraordinarios [seguramente porque han visto cómo sus padres, que sí lo hicieron durante años, fueron anticipadamente reemplazados por “recursos humanos” baratos y carentes de valor] no entienden la lógica de las organizaciones [especialmente cuando éstas creen que aún detentan el poder]

Las principales demandas

La generación Y se siente más libre que las anteriores; o menos controlada. Efectivamente, no está dispuesta a aceptar cualquier trabajo sino aquel que le sirva para construir y brindar un sentido a su vida. No admiten el sacrificio de tener que vivir para trabajar. El trabajo es visto como un proyecto en función de. Para ello necesitan comprender para avanzar; pero en la medida que el directivo no sepa explicarlo –algo hoy muy frecuente– esta generación no tiene reparo algún en renunciar.

Cuál es el proyecto

Quizás aquí está la mayor carencia de las empresas: su incapacidad para contar y entusiasmar de que tienen un proyecto por el que vale la pena comprometerse. A veces, incluso, la imposibilidad se debe a que la organización no tiene proyecto alguno: se hace sobre la marcha, con el riesgo que ello tiene.

Cuántas veces hemos realizado una tarea sin saber el qué y el para qué había que hacerla. Hoy los empleados no están dispuestos a ser simples autómatas ni mucho menos hacer las cosas porque “lo pide el jefe”. Con tal actitud, y en la medida que éste no tome consciencia de ello, termina automáticamente descalificado por la generación Y.

Qué hacen algunas empresas

En lugar de ocuparse por entender al cliente-empleado, las empresas optan por las clásicas opciones: compensaciones para entusiasmarlos y retenerlos. Sin embargo, ello no produce la respuesta esperada. Tal como se mencionara anteriormente, el desafío pasa por entenderlos, integrarlos y comprometerlos.

No se trata aquí de ofrecer “espejitos de colores” sino un proyecto que los motive, les demande un desafío y les brinde un sentido a sus vidas.

Entonces, en la medida que el trabajo se constituya para el empleado en un proyecto en el que vale la pena invertir tiempo, la empresa podrá alinearse al cambio generacional y consolidar su posicionamiento.

Las cosas ya no son lo que eran

Autoritarismo, verticalidad y subordinación son algunos de los factores que hoy espantan o ahuyentan a la generación Y. Mal que les pese a algunos directivos, es muy bueno el cambio que hoy impone y demanda el seducir a las nuevas generaciones para que destinen, parte de su vida, en una organización y poder así llevar hacia delante el plan de carrera laboral-profesional.

Para los directivos más pesimistas es importante que sepan que no todo está perdido. Si saben reconocer que las normativas exitosas del ayer ya no van más, descubrirán que la generación Y estará más predispuesta que sus mayores a luchar por lo que creen: el proyecto.

¡El portador de Tu Marca Personal está en una mejor situación para comprender, involucrar y liderar a la nueva generación!

José Podestá

 

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